El próximo 19 de mayo el país tendrá el deber y la oportunidad elegir a las autoridades en los niveles presidencial y congresual. Se presenta una excelente ocasión para no equivocarnos y saber elegir a quienes nos representarán en los siguientes cuatro años.

Es bien sabido, que los partidos políticos han nominado a personas que se alejan de lo que debe ser un representante del pueblo en cualquiera de los niveles. Si es cierto que debería existir -con todo derecho- un representante de los diferentes estamentos de la sociedad, no es menos cierto que la preparación o por lo menos el conocimiento del papel que debe jugar, debe ser preponderante a la hora de postular y posteriormente elegir.

Lo ideal es elegir a nuestros representantes según sus propuestas, pero en un contexto clientelista, donde se confunde y se cree que la farándula, por estar detrás de un micrófono y/o frente a la pantalla o quien tenga dinero -sin importar su origen- para financiar su campaña y la del partido, sumado a un electorado ingenuo, que desconoce el peligro que se corre votando por una de esas opciones, las propuestas no bastan.

Las propuestas se calcan y cualquiera de los aspirantes, sin tener la menor idea, consiguen a alguien que los ayuda, copiando de cualquier otro, esas propuestas que en muchos casos ni son contextualizadas en nuestro universo.

Es por eso que se debe tomar en cuenta la trayectoria y procedencia de los candidatos, porque de ahí sabremos si va o no a cumplir lo que dicen.