Cada acto te devuelve a todos los actos. Las elecciones presidenciales te lanzan a esas tantas de los Doce Años, con los guardias en la calle y rompiendo brazos. Vuelves a la de Antonio Guzmán y el PRD en 1978, esas aguas refrescantes de la esperanza, a las gélidas de 1986, cuando volvió Joaquín Balaguer al mando, luego de ocho años de pura corrupción. Seguimos con el mismo Dr. Balaguer ganando, amañando otra elección, arreglando candidatos, como el mejor guard de la NBA para que Peña Gómez no se pusiese “la ñoña”. ¡Ese es el mismo Balaguer que la clase política luego declararía "Padre de la Democracia Dominicana"!

Nuestros gobiernos van y vienen con el paquete de candidatos ofreciendo cosas que luego no cumplen: progreso, no reelección.

A estas elecciones del 2024 llegaremos con un candidato prácticamente único, apoyado con una tarima que mejor paso mis vacaciones en la Casa del Terror y no en esos predios. Porque sí. Porque no hay conjunto de candidatos más esquizofrénicos que los que acompañan a Luis Abinader: desde el heredero de Vincho Castillo hasta el super ex post pre izquierdista Guillermo Moreno. Ante tan variopinta concurrencia, ante una oposición que mejor mirar para otro lado, ¿qué hacer? ¿Votar? ¿Refrendar algo que no te convence porque quién sabe si estos cuatro años no serán los mismos o peores que los cuatro años por venir?

Votar es una decisión personal. Muy pocas veces he votado en mi vida. Cuando lo he hecho, ha sido en base a un convencimiento, a un sentirme parte de una voz colectiva. Ahora, en 2024, ¿hay alguien que me represente?

“Y es que lo dudo”, como diría el filósofo mexicano José José.

Votar es un acto ciudadano, un gesto de confianza que le concedes a una persona.

Los políticos que aparecen en mi pantalla representan la misma cosa: caras rosadas prometiéndote villas y castillas con nuevas leyes, programas, oficinas, etc.

No he visto hasta ahora  un solo candidato que haya pasado por las fiestas del libro Cielonaranja en sus más de 30 años de puestas en escena. Ningún candidato que lea uno de mis libros. Ningún candidato con curiosidad por acceder a grandes obras de la literatura dominicana. Ningún candidato dispuesto a oír, a dialogar, a la asunción de un día fresco, normal, en el parque, sin redes sociales por en medio,donde sólo combines un paseo, tal vez un trago con un libro excelente.

Al lector le sonará extraña esta última nota. Pero el tema no es tanto que salgan y que se acerquen a lo que hago. Este último gesto podría ser una metáfora extendible a muchos otros planos: candidatos que vayan a Cuesta o a Mamey a comprar libros, candidatos que asistan a exposiciones de arte antes de ser candidatos, candidatos interesados en las humanidades y no solamente en excelentes promedios de estudios en Inglaterra o Boston, candidatos con gatos y buenos textos al fondo de alguna foto.

Creo en el cara a cara, en el levantar discursos a partir de una convicción, un compromiso.

Con nuestros candidatos pasa lo que pasa con las primeras damas: hasta que no lo son, nunca se habrán tomado una foto con un niño desnutrido o con cáncer o con una envejeciente que no encuentra cama dónde pasar sus últimos años.

A nuestros candidatos les encanta tomarse fotos en sacos o con guayaberas, con esa sonrisa puntacanesca que a cualquier encanta y hasta convence.

Y para actores y películas malas, de verdad que ya tenemos todos los roberticos y alfonsorodriguez modernos, posibles, con fuerza, dominicanos.

¿Votar?

No sé.

Creo que seguiré oyendo a José José: “y es que lo dudo”.

En los predios de Cultura y en especial de la literatura, que es el plano donde me desenvuelvo, el Gobierno no lo ha podido hacer peor que las gestiones pasadas. En estos cuatro años, ¡apenas dos ferias del libro!, y cual de las dos más patéticas, aunque la última estuvo mucho más decente, gracias a los aires acondicionados. En estos últimos cuatro años, la Alcaldía de Carolina Mejía no ha publicado un solo libro y de Cultura en Santo Domingo, "cultura" que no sea chercha, mejor ni hablar.

Y ahora tenemos un Frente Cultural de apoyo al PRD encabezado por Pochy Familia asegurando que la "identidad cultural dominicana" está en crisis.

¿Alguien me puede garantizar que a la Literatura dominicana le irá mejor en los próximos años que viene, cuando no tengo a la vista el apoyo más mínimo a la investigación ni a la creación?

De verdad que lo dudo.