Viriato Fiallo, aunque nació en Azua, desarrolló la mayor parte de sus actividades en la ciudad de Santo Domingo. Médico, fundador de la revista científica Tribuna Médica.  Opuesto a la primera intervención militar norteamericana. Durante el trujillato llegó a convertirse en el líder político opositor más importante dentro del país, por lo que sufrió innúmeros atropellos (al igual que su familia) de parte de los organismos de policía política de la denominada “Era de Trujillo”.

Desde muy temprano fue dirigente de la Unión Escolar de Estudiantes en 1912.  Activo dirigente estudiantil contra la ocupación militar norteamericana de 1916-24. Integrante de un importante grupo de jóvenes contrarios a las negociaciones que produjeron el tratado de desocupación Hughes-Peynado en 1922, que validaba todos los actos del Gobierno de ocupación. (Emilio Rodríguez Demorizi. Sociedades, cofradías, escuelas, gremios y otras corporaciones dominicanas.  Academia Dominicana de la Historia. Santo Domingo, 1975. pp. 134, 138-139).

Desde la dirección de la Liga Nacional de Estudiantes, el 8 de agosto de 1921, designaba al joven Pedro Henríquez Ureña, representante de los estudiantes dominicanos en el Primer Congreso Panamericano de Estudiantes, celebrado en México.  Resaltando como aspecto básico de su participación, denunciar: “Al caso de la Republica Dominicana frente a la intervención armada de los Estados Unidos del Norte Amèrica, con objeto de formular nuestra enérgica y firme protesta”. (Bernardo Vega. Treinta intelectuales dominicanos escriben a Pedro Henríquez Ureña.  Academia Dominicana de la Historia. Archivo General de la Nación. Santo Domingo, 2015. p. 455).

Muy vinculado a las actividades culturales, en la “Era de Trujillo” fue segregado de las instituciones a que pertenecía por su postura antigubernamental, tal fue el caso de la «Acción cultural», de la que renunció junto a un grupo de intelectuales, entre ellos el futuro historiador y exiliado Carlos Larrazábal Blanco, por las manipulaciones en la conducción de la entidad. (Alejandro Paulino Ramos. La dictadura de Trujillo. vigilancia, tortura y control político.  Impresora Soto Castillo, S. A. Santo Domingo, 2020. p. 50).

Fuente: El Progreso.  La Vega, 7 de febrero 1927.

En su condición de médico en ejercicio, al plantearse reorganizar la Asociación Médica Dominicana en los años veinte, estuvo entre los promotores del proyecto.

En los inicios de la tiranía, cuando sería celebrado el Congreso Médico de 1933, la maquinaria trujillista cometió el desliz de permitir que los médicos eligieran los directivos del Congreso, fue electo presidente el doctor Ramón de Lara, que en esos momentos era de los principales rivales de la tiranía que emergía, mientras Viriato fue seleccionado vocal de la directiva. Después de esta “mala experiencia”, jamás se permitió que los médicos eligieran a los directivos de los congresos médicos anuales, eran designados por decreto de Trujillo.

En el Directorio Médico Dominicano  de 1944, se destacaban los lauros obtenidos hasta ese momento por el distinguido profesional de la medicina:

“Obtuvo el Unico Primer Premio y Diploma de Honor por su trabajo presentado a la Sección Científica del certamen en celebración del Cincuentenario de la Ciudad de San Pedro de Macorís, 1926.  Unico Premio de Honor y Medalla de Finlay, por trabajo presentado al Primer Congreso Médico Dominicano, 1933. Primer Premio en los dos temas oficiales a que concurrió en el Segundo Congreso Médico Dominicano, 1935”. (Directorio Médico Dominicano. Congreso Médico Dominicano del Centenario. Editor. L. F. Thomén. C. T. -Santo Domingo- 1944. p. 455).

Tras situarse abiertamente opositor al régimen le quedó vedado su participación en las actividades profesionales concernientes a su carrera profesional. Se limitó a su labor como médico de la Compañía anónima de Explotaciones Industriales, de la Casa Vicini.

Los hermanos Viriato, Antinoe y Gilberto Fiallo siempre fueron desafectos al régimen y por lo tanto fichados por sus organismos de sanción política como personas “peligrosas”. En ocasiones pasaron temporadas de presidio o de asilo político en embajadas y reclusión domiciliaria casi permanente por lo arriesgado que les era deambular libremente por las calles. Todo independiente de que tenían un tío que era de los generales más arbitrarios, Federico Fiallo, quizás le prometieron no matar a sus sobrinos, pero nunca exonerarlos de los vejámenes políticos.

Los nexos familiares no eran una garantía, Trujillo no respetaba consanguinidad con opositores, el mejor ejemplo fue José Estrella con su sobrino Rafael Estrella Ureña. José Estrella siempre incondicional de Trujillo, le llegó un periodo de transitoria desgracia por sus lazos familiares con Estrella Ureña, este último asesinado bajo el argumento de una apendicitis “complicada”. Posiblemente la garantía de Viriato quedar vivo, se debe ubicar en la preocupación por su caso manifestada de modo público por Spruille Braden, secretario de Estado adjunto para asuntos latinoamericanos y enemigo acérrimo del tirano dominicano. Braden es el americano feo, nunca hemos reconocido su aporte en la lucha contra la tiranía trujillista, mientras vivimos rindiéndoles honores a míster Churchill y otros personajes aromáticos.

Inmediatamente Trujillo toma el poder su tarea es deshacerse de todo el que podría opacarlo en base al desarrollo de un liderato. Ordenó asesinar a Virgilio Martínez Reina, que siempre lo impugnó, igual suerte corrió Desiderio Arias.  Horacio Vásquez pese a su popularidad, su declive físico y político lo inhabilitaban para encabezar la oposición. Federico Velázquez, Angel Morales y José Dolores Alfonseca, para salvar sus vidas debieron abandonar el país. Alfonseca y Velázquez van a morir temprano y solo quedará en el exilio Morales, a quien Trujillo trató en vano de asesinar en New York.

Luego se unirán en el destierro otras personalidades que hubiesen podido encabezar el liderato opositor: Ramón de Lara, Juancito Rodríguez y los líderes emergentes Juan Bosch y Juan Isidro Jimenes Grullón. En el plano local quedaría Américo Lugo, agotado y asediado hasta más no poder en su domicilio, Peña Batlle retirado de la política activa, incursionando luego a favor de Trujillo, para regresar a su asilo domiciliario. Estrella Ureña de aliado de Trujillo paso a ser “traidor a la patria” y luego trató de hacer la paz con Trujillo para finalmente sucumbir.

Desde temprano el régimen estaba decidido a no permitir oposición, esto era reiterado de modo público por los alabarderos en cualquier instante, por ejemplo apenas en mayo de 1934 uno de estos panegiristas en un mitin celebrado en el Parque Julia (Enriquillo) desafiaba al liderazgo de oposición, cuando señalaba:

“Dominicanos disidentes que vivían en voluntario exilio!!  Sabéis ya lo que queréis? Sabéis por ventura, lo que hicisteis ayer, de la paz, de la hacienda y del bienestar de este pueblo?”

“En vuestro pasado turbulento!!… En qué andabais? Frente al porvenir, ¡en que andáis?”. (Fabio A. Mota. Prensa y tribuna. Exponentes de valoración del Generalísimo Trujillo como estadista.  Editorial La Nación. C. T. -Santo Domingo- 1939. p. 201)

“¡En que andáis?”.  Se advertía a los disidentes que estaban detrás de sus pasos. En ese ambiente de tierra arrasada a las voces y actitudes contestarias, era muy arriesgado incursionar. Escasas personalidades se atrevieron a desafiar ese sendero escabroso, entre ellos Angel Liz, Ostacilio Peña Páez, Rafael Alburquerque Zayas Bazán, Minerva Mirabal, Viriato y Antinoe Fiallo.

Viriato en sus primeros enfrentamientos a la tiranía fue solidario con la Asociación Nacional de Estudiantes Universitarios en su lucha por la autonomía. Como profesor de filosofía en la Normal, protestó por el despido de su director, evidenciando que su conducta no sería plegarse ante la tiranía que se instalaba, fue separado de la docencia.

Pedro Henríquez Ureña reaparecía en el ambiente dominicano como funcionario, con el cargo de superintendente de Educación o sea secretario de Educación. Trujillo quería apropiarse del ya merecido prestigio de este gran intelectual. Henríquez Ureña en su efímera estadía en el país intentó crear una escuela de filosofía e integrar a ella como profesores a tres distinguidos profesionales ubicados como enemigos: Manuel Arturo Peña Batlle, Américo Lugo y Viriato Fiallo. En el extranjero de nuevo don Pedro, se enteró que su propuesta fue desestimada. (Bernardo Vega. Obra citada. p. 583).

Viriato, Antinoe y Gilberto Fiallo en 1944 formaron la clandestina Unión Patriótica Revolucionaria para luchar contra el Gobierno, accionaba con los mismos propósitos la Juventud Revolucionaria (luego Juventud Democrática) liderada por Pericles Franco y Josefina Padilla, Carmen Natalia Martínez Bonilla era el enlace entre las dos agrupaciones clandestinas. En 1946 cuando Trujillo intentó permitir el ejercicio público de sus opositores, salieron a la palestra y rápidamente debió recular cuando observó el sorpresivo consenso que estaban concitando sus adversarios.

En medio de la represión desatada para controlar el repentino auge opositor, Viriato fue apresado en el mes de mayo, Ellis O. Briggs, funcionario del Departamento de Estado recibió la denuncia desde Cuba a cargo de René Fiallo, familiar de Viriato. Briggs en una  comunicación del 15 de mayo se refería al caso, diciendo:

“El Sr. Braden me ha solicitado que acuse recibe de tu telegrama a él, el cual recibió ayer, en referencia al arresto del Dr. Viriato  Fiallo, un ciudadano de la Rep. Dom.”.

“En respuesta, estoy genuinamente apenado de que seamos incapaces de acceder a esta solicitud; no obstante, como tú sin duda comprenderás, cualquier acción que nosotros podamos tomar en este caso puede ser malinterpretada como incongruente a nuestra política fija de no participación en asuntos que involucren relaciones entre un ciudadano de otro país y su gobierno”. (Bernardo Vega. Los Estados Unidos y Trujillo. colección de documentos del Departamento de Estado y de las Fuerzas Armadas Norteamericanas. Año 1946.  T. I.  Fundación Cultural Dominicana. Santo Domingo, 1982. p. 276).

Trujillo tenía cabilderos en el Departamento de Estado, conocía que su archienemigo Braden estaba apoderado de las denuncias de arresto a Viriato. Una investigación previa del FBI recibida por su todopoderoso jefe John Hoover, confirmaba el apresamiento:

“Según fuentes que han demostrado en el pasado ser confiables, una investigación política en Ciudad Trujillo, bajo la dirección del General Federico Fiallo, ha resultado en el arresto de diez prominentes dominicanos, entre ellos el Dr. Viriato A. Fiallo, sobrino del General Fiallo. Los arrestos se están ejecutando de noche por agentes de inteligencia del  Ejército Dominicano, vestidos en ropa de civiles. La policía secreta dominicana supuestamente no está siendo consultada previo a cualesquiera arrestos. Se informa que la gente en las calles está intranquila y la policía en Ciudad Trujillo ha sido alertada”. (Bernardo Vega. Obra citada. pp. 279-280).

Si Viriato hubiese advertido que su caso era seguido tan estrechamente por esos importantes estamentos, hubiera actuado con mayor libertad de acción en sus actividades antigubernamentales, aunque los funcionarios norteamericanos reiteraban no podían hacer nada para ayudarle. Bernardo Vega, inserta una nota bibliográfica que establece el general Federico Fiallo interrogaba a un opositor y enfatizó que él no tenía alianzas ni con sus familiares cuando había que defender a Trujillo, el prisionero Heriberto Núñez, le espetó que tenía que mandar a buscar a sus tres sobrinos que eran los líderes de la Unión Patriótica Revolucionaria, entonces el general ordenó apresar a sus sobrinos. (Bernardo Vega. Obra citada. p. 276).

En el mes de noviembre de ese año, Viriato fue entrevistado por funcionarios de la embajada americana, un informe para el secretario adjunto  Braden, en la entrevista:

[…] el Dr. Fiallo se explayó sobre la naturaleza brutal y despiadada de Trujillo. Mencionó que su tío, el General Fiallo, quien es Jefe de Estado Mayor, pertenece a una de las ramas bastardas de su familia y está agriamente opuesto a él (el Dr. Fiallo) y su familia más cercana”. (Bernardo Vega. Obra citada p. 425).

En otro apartado Viriato destacó que para proteger a su familia debía vivir enclaustrado. En torno al grupo opositor que lideraba, el entrevistador señaló:

“Comentando sobre los profesionales liberales que constituyen la Unión Popular Revolucionaria, el Dr. Fiallo declaró que el Presidente Trujillo ha persuadido o forzado, de una manera u otra, a dominicanos profesionales decentes y a intelectuales a unirse a su gobierno.  Durante esta parte de la conversación, el Dr. Fiallo mencionó al Sr. Peña Batlle, el Ministro de Relaciones Exteriores actual, como uno de esos que simpatizaban con los grupos liberales hasta hace cerca de cinco años. Varios comentarios hechos por el Dr. Fiallo implican que no siempre se puede culpar a los individuos por su aparente apoyo al régimen de Trujillo puesto que se debe tomar en consideración que los miembros de sus familias podrían sufrir a consecuencia de cualquier oposición al gobierno”. (Bernardo Vega. Obra citada, p. 425).

En enero de 1947, el embajador norteamericano informaba al Departamento de Estado, que reunido con Viriato le había manifestado las persecuciones eran generalizadas, resaltaba que se preparaba una invasión contra Trujillo bajo la dirección de Juancito Rodríguez, establecía el embajador:

“El Dr. Fiallo expresa la opinión de que el pueblo está tan desesperado que, si se le da la menor oportunidad de éxito, se lanzará a las calles en un esfuerzo por derrocar al régimen de Trujillo. El Dr. Fiallo anticipa serios disturbios ante de las elecciones de mayo”. (Bernardo Vega. Los Estados Unidos y Trujillo. colección de documentos del Departamento de Estado y de las Fuerzas Armadas Norteamericanas. Año 1947.  T. I. Fundación Cultural Dominicana. Santo Domingo, 1982. p. 279).

Viriato estimaba que el pueblo se lanzaría a las calles a respaldar la invasión patriótica que se preparaba en Cayo Confites, Cuba, dada las importantes movilizaciones de la oposición en el año anterior, aprovechando la mínima brecha que permitió Trujillo y que debió cerrarla de inmediato. Posiblemente esta misma opinión le transmitió a Juancito Rodríguez, ya que él y su hermano Antinoe, eran los coordinadores internos. A finales de 1946 los exiliados desde Cuba enviaron a un chileno de apellido Freides, para informarle a la oposición interna a través de Viriato y Antinoe Fiallo y Carmen Natalia, se preparaba una invasión y que debían estar listos para las actividades de apoyo. (Relatos biográficos de Francisco Alberto Henríquez Vásquez.  Pastor de la Rosa, editor. Archivo General de la Nación.  Santo Domingo, 2017. pp. 96-97).

Juancito Rodríguez decidió  recuperar cincuenta mil dólares que tenía escondido en el país, que serían utilizados en la tarea de adquirir material bélico para la expedición, una fortuna.  Antinoe Fiallo fue la persona de confianza política y moral seleccionada para intentar trasladar el dinero de modo secreto.  El ilustre historiador Antinoe Fiallo hijo, reveló en una conferencia que se decidió ingeniarse una enfermedad para su padre de nombre homónimo, indicando por “prescripción médica” que éste debía salir para tratarse una enfermedad que el país no contaba con cobertura para su atención. La esposa de Antinoe padre, Margarita Billini, colocó con mucho cuidado los cincuenta mil dólares dentro de la corbata, que fue cocida de nuevo para no dejar sospechas. El “enfermo” salió por el aeropuerto con su corbata puesta a cumplir de modo exitoso su misión. La expedición de Cayo Confites, resultó fallida, Trujillo compró al jefe del Ejército cubano, Genovevo Pérez Dámera,  quien dispersó y apresó a la mayoría de los combatientes. Entre los que pudieron escapar estaba el joven expedicionario cubano Fidel Castro.

Al mismo tiempo, Trujillo desató una amplia persecución contra sus rivales internos durante ese año de 1947 extirpando todo vestigio de antagonismo a su régimen, insistía en sepultar la brecha que había permitido el año anterior. Siguiendo el obligado camino de muchos opositores los hermanos Fiallo buscaron refugio en la embajada de Colombia.  El 15 de septiembre, en el Departamento de Estado se recibía el siguiente telegrama:

“El Dr. Viriato Fiallo, afiliado espiritualmente con y probablemente líder activo en el país de fuerzas revolucionarias, se asiló ayer a las 3 a.m. en el consulado colombiano con siete miembros familia inmediata incluyendo esposa, dos hermanos e hijos, nuera, nieta. El Gobierno conoce sus simpatías, pero aparentemente no tiene evidencia directa de actividades; por tanto no había tomado medidas en su contra […]. (Bernardo Vega.  Obra citada. Año 1947.  T. II p. 726).

Los Fiallo abandonaron el refugio en la Legación de Colombia en el mes de octubre, y de inmediato se recrudeció la represión contra ellos. En diciembre, el embajador de Estado Unidos informaba sobre el status de Viriato tras su salida de la Legación de Colombia:

“El Dr. Fiallo contestó que él y su familia estaban libres para moverse en la ciudad sin ser molestados, pero que se presentaron tantos tecnicismos cuando solicitó un pasaporte que está seguro que no se le permitirá abandonar el país. Se hace referencia a la carta del Dr. Fiallo al Presidente Trujillo para los detalles sobre su situación personal. El Dr. Fiallo y sus hermanos están todavía sin trabajo, y su hijo no puede ingresar a la Universidad. De acuerdo con el Dr. Fiallo, alrededor del 25 por ciento de la matriculación normal de la Universidad ha sido negada admisión por razones políticas”. (Bernardo Vega.  Obra citada. Año 1947.  T. II p. 976).

Algunos de los asilados en las embajadas lograron salir del país, los Fiallo estaban en el grupo que Trujillo prefería mantenerlos aquí, para evitar asumieran el liderazgo opositor en el exilio. Quedaban en situación económica muy precaria, tenían limitaciones para conseguir empleos no todo el mundo se aventuraba a ofrecerles alguna colocación. Viriato era médico de la Casa Vicini, entidad muy importante en el ámbito económico-social, sus patronos debieron soportar presiones por esa actitud solidaria. Hans Paul Wiese Delgado, encargado de los negocios azucareros de Trujillo, refirió que en cierta ocasión, mientras conversaba con el “Jefe” sobre doña Amelia Cabral vda. Vicini:

[…] Trujillo continuó, refiriéndose a dicha dama: “Ella siempre está protegiendo a las personas desafectas a mi Gobierno. Ahí está la prueba: Peña Batlle, Viriato Fiallo y Severo Cabral, luego, Manuel de Ovin Filpo”. (Hans Paul Wiese Delgado. Trujillo amado por muchos, odiado por otros, temido por todos.  Letra Gráfica.  Tercera edición. Santo Domingo, 2001. p. 254).

Viriato y sus hermanos vuelven a presidio en 1951 acusados de “practicar el comunismo”. En el año siguiente Trujillo decide “indultarlos”. En realidad debía ser una amnistía, porque ellos estaban imputados de delitos políticos, para  humillarlos se les concedía un indulto, tipificando los cargos como delitos comunes.

Pese al asedio que eran sometidos los hermanos Fiallo, aunque se mantenían como excluidos sociales, en ocasiones la tiranía debía admitir su existencia como ocurrió en 1957 cuando se editó el Anuario dominicano del gran mundo,  que presentaba rasgos biográficos de importantes personalidades de la época, fue incluido Antinoe Fiallo, con una sinopsis sobre su ejercicio profesional como abogado de los tribunales. (Anuario dominicano del gran mundo.  S. A. E. Gráficas Espejo. Madrid, 1956-57. p. 154).

El líder opositor permaneció en su cuasi prisión domiciliaria. Quizás no se mantuvo ajeno a la conspiración patriótica que se gestaba para eliminar al tirano, uno de sus allegados Angel Severo Cabral también protegido de la Casa Vicini, en principio participó en la organización del atentado, fue quien entregó a Antonio de la Maza, dos fusiles M-1 que estaban en el consulado de Estados Unidos. Es muy probable que Severo Cabral comunicara a Viriato lo que se veía venir. Además, en círculos de poder como el cónsul de Estados Unidos, Henry Dearborn (jefe de la estación local de la CIA), su nombre se barajaba como posible presidente provisional tras el desplazamiento de Trujillo. (Bernardo Vega. Los Estados Unidos y Trujillo. Los días finales 1960-1961. Colección de documentos del Departamento de Estado, la CIA y los archivos del Palacio Nacional Dominicano.  Fundación Cultural Dominicana. Santo Domingo, 1999. p. 362).

Las diligencias para salir de Trujillo con el apoyo de los Estados Unidos, se descontinuaron tras el fracaso en abril de 1961 de la invasión de Bahía de Cochinos en Cuba, que perseguía derrocar el Gobierno de Fidel Castro. El presidente Kennedy estimó no era prudente esa acción, tras el chasco cometido con el auspicio de la fallida acción de los cubanos exiliados. No obstante, el proyecto patriótico continuó adelante, solo con el patrocinio de criollos encabezados por Antonio de la Maza y Juan Tomás Díaz.  Eduardo García Vásquez vinculado de modo directo al comando ajusticiador, apuntó para la historia, que los potenciales tiranicidas:

“Reunidos en una ocasión en la parte alta de la residencia de Juan Tomás Díaz, éste su hermano Modesto, Miguel Angel Báez Díaz, Antonio de la Maza y Antonio García Vázquez se pidió nombres de hombres que pudiesen ocupar el Gobierno provisional. Se vertieron los nombres de Enrique Apolinar Henríquez, Viriato Fiallo, Juan Bosch, Rafael Bonnelly, Angel Liz, Emilio de los Santos y el mismo Modesto Díaz. No había entrado aún en la conspiración el general Román Fernández”. (Eduardo Antonio García Vásquez. Notas sobre el 30 de mayo de 1961.  Ecos.  Instituto de Historia UASD.  Santo Domingo, 1999. Año 6 No. 7. p. 81)

Sin dudas Viriato era un hombre prestigioso, con liderazgo construido atravesando la tormenta.  Por lo tanto, siempre sería un candidato ideal para asumir la presidencia en el post-trujillato.  Ejecutada la acción heroica del 30 de mayo de 1961, el ambiente estaba sobrecargado de tensiones, ante las represalias de los remanentes del trujillato encabezados por Ramfis Trujillo, con la complicidad del presidente títere Balaguer.

Tras la llegada desde el exilio de la primera comitiva del PRD el 5 de julio, Angel Miolán coordinador del grupo, buscando orientación en un medio hostil, refirió su primer contacto en la muy peligrosa “Ciudad Trujillo”, fue con los hermanos Fiallo. (Angel Miolán. El perredé desde mi ángulo.  Editorial Letras de Quisqueya.  Santo Domingo, 1984. p. 226).

El 7 de julio tras un histórico mitin del PRD en el parque Colon, el pueblo se sacudió y se lanzó a las calles a enfrentar a los remanentes de la familia Trujillo. El muy distinguido historiador Franklin Franco Pichardo a la sazón exiliado, al recoger para la historia aquellos acontecimientos, destacó el surgimiento público del Movimiento 14 de Junio liderado por Manolo Tavárez y la Unión Cívica Nacional encabezada por Viriato Fiallo, ambos con un largo historial en la lucha antitrujillista. Describió Franco que la UCN en principio era apartidista, dirigida por Viriato, lo ubicaba entre los escasos intelectuales de definida posición antitrujillista:

“Tanto Viriato Fiallo, como sus hermanos Gilberto y Antinoe, habían padecido múltiples prisiones, y particularmente el primero, gozaba de un amplísimo reconocimiento en el seno del pueblo. La dirección política de la UCN estaba integrada en su mayoría por miembros de la burguesía tradicional, muchos, excolaboradores de la dictadura”. (Franklin J. Franco. La Era de Trujillo.  Fundación Cultural Dominicana. Santo Domingo, 1992. p. 179).

Dado que el 14 de Junio y la UCN procedían de la resistencia interna antitrujillista, en principio se permitió la doble militancia en ambas agrupaciones, hasta que se presentó la diferenciación ideológica.

El ambiente político estaba muy embarazoso, la agresividad trujillista se hacía sentir de manera cruel y desesperada, era inminente se les agotaba el poder. El 17 de julio aparece oficialmente la Unión Cívica Nacional (UCN). En histórica manifestación en el Parque Independencia frente al Altar de la Patria (que en esa época estaba en la Puerta del Conde) el 29 de julio, Viriato Fiallo pronunció con sumo énfasis su célebre discurso reclamando el cese de los estertores hereditarios de la tiranía, enunciando su interjección inmortal: ¡Basta ya! Cuando proclamaba:

[…] es necesario que el presidente Balaguer sepa que la familia dominicana está viviendo días de angustias supremas, de tristeza continua y de dolor que no aminora, con todo ella desde esta tribuna de sinceridad y de decencia, en nombre de Unión Cívica Nacional yo le pido al presidente Balaguer; ¡Basta ya!!! Por Dios presidente Balaguer en nombre del noble y sufrido pueblo dominicano, grite, ordene: ¡Basta ya!!!”. (Historia dominicana en Gráficas).

El histórico discurso de Viriato Fiallo en la explanada de la Puerta del Conde.

La represión iracunda se hizo sentir y el 6 de agosto, la policía por órdenes de Ramfis allanó los locales de la UCN y el 14 de Junio ubicados en la calle Del Conde, entre los apresados estaban los hermanos Fiallo. Luego se dispuso su libertad

Los Fiallo descienden las escaleras del Palacio de la Policía tras ser liberados.

La represión prosiguió de modo arrollador, mítines de la UCN y los demás grupos de oposición fueron ametrallados en diversas ciudades, en Puerto Plata cayó el médico Alejo Martínez y el señor Pedro Clisante, en Santiago Erasmo Bermúdez, de la prestigiosa familia Bermúdez.

La desbordada agresividad gubernamental no amilanó al pueblo, la juventud universitaria lanzó un gran desafío final al trujillismo sin Trujillo, declarando «Zona libre» la calle Espaillat de Santo Domingo el 20 de octubre, librando una lucha campal con los cuerpos represivos, una acción similar ocurrió en la barriada de Los Pepines en Santiago.

Los herederos de Trujillo no resistieron y en noviembre pusieron los pies en polvorosa, dejaron a Balaguer como presidente pretendiendo una extensión de la tiranía a través de este fiel colaborador. Empezaron las negociaciones para la instalación de un Gobierno provisional, los Estados Unidos enviaron una comisión de alto nivel para incidir en la nueva situación. John Bartlow Martin, de los comisionados, dejó entrever que el interés de ellos era la permanencia de Balaguer en la presidencia, a través de un Consejo de Estado. De acuerdo a Martin:

“La UCN era sin duda el partido más fuerte, dirigido por la clase alta, pero sus jefes tenían miedo a “intervenir en la política” y querían continuar siendo “un movimiento cívico”. El PRD estaba empezando. El 14 de Junio no era de fiar. No vi a ningún político o partido de la oposición al cual pudiésemos apoyar francamente”

“Hasta entonces, no habíamos hecho más que alabar la “democratización” de Balaguer, deplorar “los incidentes violentos” y rogar a todos a que fuesen “moderados” […].  (John Bartlow Martin. El destino dominicano. La crisis dominicana desde la caída de Trujillo hasta la guerra civil.  Editora de Santo Domingo. Santo Domingo, 1975. p. 79).

Pese al reclamó de la expulsión de Balaguer del Consejo de Estado que se había formado, se insistió con mantenerlo como presidente, hasta el ametrallamiento frente al parque Independencia en el local del Distrito Nacional de la UCN en enero de 1962.

Tras un efectivo contragolpe que trituró los intentos dictatoriales, la nueva clase dominante aprovechó la coyuntura y asumió el control estatal e impuso a Rafael Bonnelly como presidente de un segundo Consejo de Estado. John Bartlow Martin, inclusive comentó:

“La figura principal de la política dominicana de aquel momento era Viriato Fiallo, jefe de la UCN. Héroe de la lucha contra Balaguer y Ramfis Trujillo, Fiallo incluso dejaba en la sombra al presidente Bonnelly y al Consejo”. (John Bartlow Martin. Obra citada. p. 85).

Leandro Guzmán, de los principales prisioneros políticos y dirigente del 14 de junio, interpretó con objetividad el rol que correspondía a Viriato en esa coyuntura:

“Fiallo si había sufrido prisión y gozaba de alta moral y credibilidad. Por eso los conservadores lo escogieron como líder de la UCN. En verdad, las altas clases sociales se servían del antitrujillismo y el prestigio del doctor Fiallo para acceder al poder. Ellos, sin embargo, habían sido mayoritariamente connotados colaboradores del Dictador”. (Leandro Guzmán R. 1J4 de espigas y de fuegos. Aportes para la memoria necesaria: testimonios de un militante.  Editora de Colores, S. A. Santo Domingo, 1998. p. 185).

Ciertamente fue uno de los grandes errores de Viriato Fiallo, dejarse utilizar de la oligarquía en aquellos momentos para ellos mantener el control del país. Quizás como presidente provisional hubiese jugado un rol estelar en aquella coyuntura que se requería la reconstrucción de la democracia. Lo convencieron de que fuera candidato electoral con un programa de espaldas a los intereses esenciales de las masas humildes.

El profesor Juan Bosch, prestigioso exiliado y avezado político logró catalizar las ansias populares de luchar contra los tutumpotes, y finalmente se impuso en las primeras elecciones nacionales libres sin discriminación de género el 20 de diciembre de 1963. La oligarquía en combinación con poderes foráneos no le perdonaron a Bosch su desafió y lo derrocaron en septiembre de 1963.

Viriato cometió el grave error de suscribir esta actividad antidemocrática, que desdecía su historial de inmenso combatiente por las libertades. Aunque era un estudioso de la filosofía, no pudo actualizarse en ciencias políticas, la introducción de literatura de esa índole estuvo prohibida de modo total durante la “Era de Trujillo”.  No obstante, reflexionando sobre la realidad política-social del momento, no dudamos entendió había cometido un yerro, se mantuvo en perfil bajo y poco a poco se fue retirando de la actividad política. Nadie pudo acusarlo de pasar factura por sus largos años de lucha en pro de la democracia. Angel Miolán, amigo y adversario, con enorme sensatez al enjuiciar su carrera política, sentenció:

“Nadie podrá imaginar jamás el sufrimiento de don Viriato, con motivo de sus últimas actuaciones políticas. Fue tanto su desacuerdo íntimo, consigo mismo, que se aleja definitivamente de toda actividad política. Era tal su decepción que, -siendo un hombre de tan brillante ejecutoria patriótica-, rechaza sin contemplaciones, todo tipo de homenajes. Y así, en la soledad de su angustia, espera la muerte”. (Angel Miolán. Obra citada. p. 590).

De manera definitiva, sus 31 años de persistente oposición a la oprobiosa tiranía trujillista no pueden ser soslayados.