Virginia Elena Ortea Mella fue una excelsa y destacada escritora, poetisa y cuentista, muriendo de 37 años de edad, en plena juventud en que comenzaba su producción en prosa, poética e intelectual.

Salomé Ureña de Henríquez ha sido junto a Virginia Elena Ortea las dos escritoras dominicanas más importantes del siglo XX.

Vino al mundo en la ciudad de Santo Domingo el 17 de junio de 1866. Hija primogénita de los señores: Francisco Carlos Ortea Kennedy (nacido en Puerto Plata, el 6 de abril de 1945, hijo de Juan Francisco Ortea y Fanny Elena Kennedy; se destacó en las letras nacionales y la política,  principalmente como periodista, siendo director del periódico puertoplateño El Porvenir y en el género novela, en donde publicó varias. Fue hermano de Juan Isidro Ortea, del poeta y político, fusilado en Higuey, el 7 de septiembre de 1881. Murió en New York, el 6 de abril de 1899) y de doña Emilia Mella Peña (Hija de Ildefonso Mella Castillo, hermano del prócer y Padre de la Patria Mella y de María Caridad de la Peña. Y procrearon cuatro hijos más: Hortensia, Luisa, Graciela y Carlos Ortea Mella.

Hizo sus estudios primarios en Santo Domingo, teniendo la orientación de su padre y tío en su aprendizaje. Estos posteriormente la ayudaran en sus inquietudes literarias.

Desde muy pequeña edad tuvo inclinaciones por las letras, principalmente por la poesía y la narración.

Por motivos políticos, sus padres y sus hijos se van del país para Mayagüez, Puerto Rico, en 1876, donde viven en calidad de exiliados. Allí se establecen y Virginia Elena Ortea continúa sus estudios secundarios y se gradúa de los mismos.

En las tierras del Apóstol y educador don Eugenio María de Hostos, publicó Virginia Elena Ortea sus primeros versos, bajo la atinada orientación del poeta y escritor puertorriqueño Manuel María Sama, en 1889, manteniendo ambos una relación amorosa.

Sus primeros versos los escribió bajo el seudónimo del nombre de su abuela paterna, Fanny Elena Kennedy.

En sus primeros años fue una asidua lectora del poeta y escritor Gustavo Adolfo Bécker, de quien recibió gran influencia al escribir sus versos.

Se distinguió como poetisa y prosista. Escribió enjundiosos artículos en la prensa.

Era una mujer espontánea al escribir sus prosas. Destacándose como cuentista.

Regresó de nuevo al país y se estableció en Puerto Plata, en febrero del año 1890. Inmediatamente se inserta en los medios de comunicación del país, colaborando con El Porvenir, Listín Diario, en La Revista Literaria, en la Revista Ilustrada, en Páginas y en Letras y Ciencias, desde comienza una labor que es alabada y elogiada por la crítica.

También se integró a las distintas instituciones culturales—literarias, que  funcionaban en Puerto Plata para ese entonces, como eran: Fe en el Porvenir, Club del Comercio y Club de Damas. En los mismos presentó sus trabajos y disertó a través de charlas y conferencias.

En 1894 se va de Puerto Plata. y regresó de nuevo a Puerto Rico. Volvió de nuevamente a Puerto Plata en 1895.

Escribió una comedia en prosa y verso, en colaboración con el periodista y cuentista puertoplateño José Ramón López, en 1896, que no fue presentada y mucho menos publicada.

Escribió una novela inconclusa, en 1896 con el título: Mi hermana Catalina, que Max Henríquez Ureña informó leyó los primeros capítulos a su madre Salomé Ureña de Henríquez, durante su estadía en Puerto Plata.