El pasado 11 de julio de 2022 el presidente Joe Biden develó la primera fotografía tomada por el telescopio James Webb. Un día después la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio de Estados Unidos (NASA) y otras agencias espaciales asociadas celebraron un evento en el que mostraron otras cuatro fotografías captadas por el telescopio. Las fotografías fueron tomadas desde un punto en el espacio situado a poco más de un millón de millas de la Tierra. Una de las primeras vistas fue una galaxia lo suficientemente lejana como para que la luz tomara más de 13 billones de años en llegar al planeta Tierra. Para tener una referencia sobre la potencia del telescopio y la magnitud del avistamiento, se estima que el Universo data de 13.8 billones de años atrás. Las fotografías son impresionantes: múltiples estrellas nacientes en un turbulento acantilado de gas y polvo espacial; dos estrellas fallecientes gravitando sobre sí en un espectáculo de amor menguante; cinco galaxias en una especie de danza mágico-gravitacional de la cual una de las galaxias parecía excluirse.
El telescopio James Webb, el más reciente y poderoso telescopio de la NASA, es el sustituto del telescopio Hubble. El James Webb es mucho más grande que el Hubble, lo que significa que puede atraer mucha más luz y ver objetos mucho más tenues, casi hasta el punto del Big Bang, es decir, el propio origen del Universo. Fue lanzado a órbita el 25 de diciembre de 2021. Por un tema relacionado con el grosor del espejo, las primeras imágenes del telescopio Hubble fueron defectuosas. La NASA envió una tropa de astronautas a repararlo y -a partir de ahí- tuvimos imágenes del espacio que muchos de nosotros hemos visto. Sin embargo, en razón de que el telescopio James Webb es mucho más grande que el Hubble y su funcionamiento requiere de otras condiciones, tuvo que ser colocado en un punto al cual no se tiene acceso humano. Lo anterior significa que no se podría (ni se puede) enviar a astronautas a hacer ajustes y/o reparaciones. En vista de ello, contrario lo que pasó con el Hubble, el telescopio James Webb no admitía fallos. Todo tenía que resultar perfecto desde el primer intento. En el proceso de instalación del telescopio James Webb la NASA identificó 344 de los llamados puntos únicos de falla. Si uno de esos 344 puntos fallaba, la operación del telescopio Webb fracasaría. Nada falló. Todo salió a pedir de boca.
A propósito de una de las fotografías, Scarlin Hernández, dominicana e ingeniera informática que trabaja en la NASA como líder del Sistema de Control de Despliegue del Sistema Óptico del telescopio James Webb, declaró que “hace 100 años pensábamos que éramos la única galaxia que existía, y ahora -con este telescopio- vemos que la verdad es que el Universo está súper lleno; no es un gran vacío como creíamos o pensábamos. Y personalmente, cuando yo vi estas imágenes por primera vez, en mi cabeza ya no había dudas de que no podemos estar solos en el Universo. Eso es prácticamente imposible.” Hernández entra en una polémica que, por años, ha ocupado la cabeza de muchos de nosotros.
Uno de las funciones para las que se planea utilizar el telescopio James Webb es para mirar y examinar planetas que orbitan en torno a otras estrellas conocidos como exoplanetas. Esta función del telescopio ayudará a descubrir aspectos desconocidos sobre estos planetas, incluyendo -sobre todo- la posibilidad de vida en los mismos. Por ejemplo, existe una estrella, llamada TRAPPIST-1, a la que le orbitan siete planetas aproximadamente del tamaño de la Tierra. Tres de esos planetas se sitúan en lo que se conoce como ‘zona habitable’, es decir, donde la temperatura no es muy fría ni muy caliente. Si no está muy frío ni muy caliente existe una posibilidad -por remota que sea- de que haya (o haya habido) agua. Si hay o hubo agua se abre una nueva etapa del conocimiento del espacio y vida extraterrestre. Aún no se conocen ninguna de las propiedades y características de la atmósfera de estos planetas, pero con el telescopio James Webb se inicia un proceso de exploración no solamente de TRAPPIST-1, sino de otras estrellas y los planetas que les orbitan y -con ello- de vida más allá de la Tierra.
Para mis amigos galácticos Arístides y Francisco y -con este- a Ita, en el Mas Allá.