La decisión del presidente, Luis Abinader, de otorgarle por decreto la nacionalidad privilegiada al escritor peruano, Mario Vargas Llosa, ha generado en el país múltiples reacciones encontradas. Las que la apoyan, leen con buenos ojos la opinión de uno de nuestros más grandes narradores, Pedro Antonio Valdez: La República Dominicana está de fiesta porque al fin cuenta con su primer Premio Nobel de Literatura, después de muchos años de ansia sinigual y espera. Y las que la rechazan, se apoyan en el artículo, Los parias del Caribe, que en noviembre de 2013 publicó Vargas Llosa en el diario El País, de España. En el artículo, escrito a vuela pluma, él criticó acremente al Tribunal Constitucional y su sentencia 168-13, por medio de la cual pretendía regular los trámites legales de adquirir la nacionalidad dominicana, y como había miles de hijos de extranjeros inscritos de manera irregular en el Registro Civil, miles, sobre todo de haitianos, fueron despojados de la nacionalidad. Vargas Llosa, desde el mismo título de su trabajo se excedió, innecesariamente, en sus planteamientos al llamar parias a los jueces del tribunal y continuó, comparando sus leyes con las de Nuremberg de la Alemania Nazi, que despojaba de la ciudadanía a los judíos nacidos en Alemania, y… finalizó tildando al cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez de prehistórico y reaccionario porque apoyó al tribunal.

Los opuestos a la decisión de Abinader han declarado al novelista peruano como persona no grata en República Dominicana, enemigo de la nación y aliado de las potencias centrales, en especial de Estados Unidos, que pretenden que la pobre Quisqueya asuma los problemas ancestrales de Haití, uniendo a los dos pueblos. Así evitarían que esos problemas se les transfirieran a ellas. Huelga afirmar que el establishment imperial le niega a República Dominicana su derecho soberano y democrático de promulgar una constitución de acuerdo a sus intereses nacionales. Para nosotros, Luis Abinader, a menos de dos años de su segura reelección gracias a su magnífica labor, es el estadista que más ha luchado contra esas pretensiones imperiales, hasta tal punto de tomar al menos once medidas para impedir la entrada de ilegales procedentes de la patria de Toussaint Louverture. Incluso les ha prohibido la entrada a exministros y a líderes haitianos sediciosos.

A nivel internacional, ha asegurado, de la forma más enérgica posible, que la nación dominicana no tiene la solución para la crisis del vecino país e hizo un llamado a la comunidad para que intervenga en Haití. Ahora bien, ¿por qué le ha concedido la nacionalidad a un crítico del Tribunal Constitucional? Porque Vargas Llosa está muy por encima de eso, no solo por ser un Premio Nobel de Literatura (2010) que prestigia al país y le da vida, sino porque además es el único novelista universal de su talla que, interesado en nuestro pasado, ha escrito una de las obras más trascendentales de la historia de la literatura, La Fiesta del chivo. En ella analiza la dictadura de Trujillo, esencialmente sus últimos momentos, la conspiración para ajusticiarlo y su relación traumática con la joven Urania, hija de un funcionario del régimen. El texto, elegido por el periódico ABC de España como la mejor novela del siglo XXI, al ser traducido en más de 13 idiomas, ha difundido en el mundo como ningún otro, las costumbres, el ambiente, la cultura y el devenir del país en el período del tirano y lo ha proyectado hacia el futuro. ¡Gracias Vargas Llosa por tan singular aporte! Así, pues, que, sin rencor, le deseamos feliz estancia, tranquilidad, suerte y paz en el tiempo que viva en nuestro sagrado y soberano suelo.

 

 

*El autor es Premio Nacional de Novela Manuel de Jesús Galván 2007 y 2022