Como tal, la política es concebida como la ciencia que se ocupa  del estudio y el análisis  de las relaciones de poder entre las autoridades y los ciudadanos de todas las clases y los estratos sociales, sin discriminación.

En tal sentido, la vacuidad política alude a la gestión gubernamental (acción política), carente de contenidos y compromisos, práctica que han asumido todos los gobernantes dominicanos, exceptuando a Gregorio Luperón, Juan Bosch y Francisco Caamaño.

Como se sabe, Gregorio Luperón, Juan Bosch y Caamaño fueron ciudadanos que asumieron el sentido patriótico en representación de un pueblo preñado de esperanzas e ilusiones, frustradas por la clase política tradicional.

Luperón, autoproclamado primer gobierno restaurador, asumió pronto su patriotismo y demostró su capacidad como estratega y combatiente, al encargarle a la Jefatura Superior de Operaciones en la Provincia de Santo Domingo la misión de enfrentar al ejército anexionista comandado por el cobarde y traidor Pedro Santana.

Por su parte, Juan Bosch fue elegido presidente de la República Dominicana el 20 de diciembre del año 1962, asumiendo la responsabilidad como primer mandatario de la nación el 27 de febrero del año 1963. Como se sabe, Bosch fue el primer dominicano elegido democráticamente.

Como tal, la elección de Bosch como presidente constitucional de la República Dominicana fue un salto político y social extraordinario, para el cual la mayoría de los dominicanos no estábamos preparados para asimilarlo y defenderlo.

Como se conoció en aquel entonces, y aún se reconoce, la gestión política de Juan Bosch promovió la modificación de la Constitución de la República Dominicana, en la que se estableció que solo los dominicanos podían tener tierra (Constitución del año 1963).

Como ciudadano y luego como presidente constitucional de la RD, Juan Bosch trabajó para eliminar la desigualdad social, la inequidad, la pobreza y el subdesarrollo. Además, promovió el respeto a los derechos humanos, las libertades públicas y fue un ferviente defensor de la democracia y la soberanía nacional.

En tal sentido, siete meses después, Juan Bosch fue derrocado por un golpe de Estado encabezado por el coronel Elías Wessin y Wessin, frustrando las esperanzas de la población dominicana que vivía momentos de gloria con la gestión del presidente Juan Bosch y el equipo de hombres y mujeres que lo acompañaba.

Como se sabe, el derrocamiento de Juan Bosch el 25 de septiembre del año 1963 imposibilitó que la sociedad dominicana asumiera como “bueno y válido” el paradigma moral de la libertad, la democracia, la equidad social y la eliminación de la pobreza.

Al valorar la gestión política de todos los gobernantes que han estado al frente del Estado dominicano desde el derrocamiento de Juan Bosch, no hay que ser un erudito en ciencia política o un experto venido de la NASA para concluir que estos se han manejado con una vacuidad política deprimente en el ejercicio de sus respectivas funciones. En tal sentido, le corresponderá al pueblo dominicano calificar la gestión política  del actual gobernante al concluir el mandado para el cual fue elegido.

Si alguien me solicitara que sustente mi afirmación de que todos los gobernantes dominicanos se han manejado con vacuidad política, me bastará indicarle que revise: (1ro) la calidad de los contenidos de la educación primaria, media y secundaria que se imparte en nuestro país antes y después de entrar en vigencia el 4% del PIB a la educación dominicana; (2do) que revise la inversión en salud que han hecho todos los gobernantes dominicanos y, al mismo tiempo, valore la calidad de los servicios que recibimos los dominicanos.

Además, (3ro) que califique la inequidad social y la pobreza en la que viven los dominicanos de escasos recursos económicos; (4to) que pondere el déficit de agua potable y de viviendas en la RD y, al mismo tiempo, se forme un juicio del por qué ha estado ocurriendo esto en el país; (5to) que piense en el deterioro de nuestro medio ambiente en sentido general; (6to) que evalúe el caos del transporte público en las principales ciudades de nuestro país.

También (7mo) que califique el nivel de desempleo que existe en el país; (8vo) que pondere la ola de delincuencia y criminalidad que existe en la RD; y, (9vo) que identifique los compromisos de todos los gobernantes dominicanos en perseguir y castigar la corrupción público-privada imperante en el país, entre otras.

Como se puede observar, la vacuidad política a la que nos hemos referido en el desarrollo de este artículo de opinión evidencia la falta de compromisos sociopolíticos de todos los gobernantes dominicanos, sin excepción.

En tal sentido, la gestión política sin vacuidad está reservada para hombres y mujeres con compromisos sociopolíticos, acompañados de planes y programas de desarrollo para enfrentar la pobreza, la inequidad, la exclusión social y fomentar desarrollo socioeconómico integral.

“El ejercicio político con vacuidad es un engaño y una traición política imperdonable” (Dr. TGM, 1981)