OZARK es como una parodia. Es una serie de Netflix que se erige en un testimonio del por qué una guerra contra las drogas se pierde en USA, aunque no retrate el encarcelamiento y el genocidio en masa de su población negra  –como sí vemos en series  como The Wire y The Corner–.

No obstante, vemos sí el camino del dinero, que es el gran dilema: ¿cómo separar dinero del narcotráfico? Por eso se viene dando una respuesta que en su momento pareció acertada cuando se crearon leyes persecutorias del lavado de activos.

Vamos a la prehistoria de este flagelo. Pues bien, el historiador James Truslow Adams definió el sueño americano en 1931 de esta manera: "La vida debería ser mejor y más rica y llena para todas las personas, con una oportunidad para todo el mundo según su habilidad o su trabajo, independientemente de su clase social o las circunstancias de las que proviene".

Hay una palabra ahí que parece invocación, que nos remite a un verbo transitivo que necesita de un complemento para tener sentido: debería (should, en inglés). Uno se pregunta por qué USA padece de tantos dilemas a los largo de todos estos siglos luego de su independencia en el 1776 y a pesar de líderes como Washington.

Sus primeros pobladores apenas estaban interesados en explotar la tierra de modo predatorio, sin inmutarse por los perjuicios que le ocasiona, y los reinos o imperios europeos les reventaban inmisericordemente con impuestos; toda riqueza iba para Inglaterra, Francia, España y Portugal. No había interés público por nada, todo era para riqueza personal. La acumulación originaria y los intereses privados sortearon su nacimiento.

Estados Unidos parece parodia de lo que se pretende sean estados unidos pero con individuos disociados, -individualistas, en la consideración de Alexis de Tocqueville y/o José Martí con relación al individualismo en USA-. ¿Ha cambiado USA? Pues en esta serie de Netflix vemos claramente en la parodia en que se ha convertido el súper todo poderoso país de América “desde la varilla inicial hasta la pintura final” (como reza una frase publicitaria ya ida): permanente corrupción de la cosa pública que transforma todo en una mercancía y concentra riquezas en pocas manos.

Con obviedad espantosa vemos cómo algunos dilemas fundamentales en el desarrollo social y económico se perpetúan con claridad meridiana. El American Dream no señala paz, ni señala bienestar colectivo, es una incitación a ser como la familia Byrde que hace de pie de amigo del narco mexicano. Es de ser reconocido que ese sueño americano no es posible materializarlo delegando en autoridades y sí en la unificación de la familia, del bien común y más igualitario, que es lo que apela siempre esa misma familia Byrde de mantenerse unida pase lo que pase y duelale a quien le duela.

Esta temporada 4 tiene 7 episodios y ofrecen una segunda etapa para final de año. El guión, los diálogos, el fenomenal desarrollo de la trama y las consecuentes actuaciones son una exquisitez comparables a Breaking Bad –y me atrevo a afirmar que por momentos la supera–.

¿Qué es la serie Ozark?

Siendo el lavado de activo procedente de acciones delincuenciales su base argumental, en la primera temporada, un especialista en inversiones y finanzas es abordado por un cartel mexicano, en un momento de su vida en que junto a su esposa y sus hijos pasa por un momento crítico, y esa vida simple se va convirtiendo en un infierno cuando entra a blanquear dinero proveniente del narcotráfico.

Y así es como lleva a su familia a la región del lago Ozark  (complejo turístico, en cuyo muelle, el creador de la serie trabajó en los años ochenta mientras iba a la escuela, y ese lago es parte de la historia pues tiene personajes enloquecidos por haber perdido sus tierras apropiadas por el gobierno para realizar una hidroeléctrica allá por los años 30). Lo mejor es la participación protagónica de Laura Linney. Ella dice de la serie: “Es sobre el dinero, la ambición y lo que la gente intenta hacer para ganar lo máximo que pueden, sobre las cosas por las que tienen que asumir las responsabilidades, sobre lo que ven o rechazan ver, sobre la negación, La serie es mucho más sobre la energía del dinero que sobre las drogas.”

Igual que las series Fargo, Breaking Bad y Boardwalk Empire, esta se erige como una analogía de la sociedad norteamericana. Como en esas otras series citadas, sus personajes son antihéroes siendo el de Linney el de mayor desarrollo y complejidad debido a un alto grado de transformación que impresiona y engancha, y más por ese virtuosismo de la actriz quien aborda todo con un sentido filosófico camaleónico pues a cada problema parece tener en la punta de la lengua una respuesta que bien puede ser helénica o racional o escolástica o positivista o existencialista o humanista o utilitarista, y hasta por momentos da una respuesta marxista, aunque el común denominador sea “sobrevivir con su familia a toda costa y cueste lo que cueste”.

Y en ese sentido, es como descubrimos la naturaleza inspiradora de los guionistas para elaborar sus oportunos diálogos, y en general de los demás personajes de la misma serie; ya en la segunda temporada es ella, Wendy, quien va tomando cuenta de la batuta en todo.

Entonces, ¿a qué se le hace la guerra, a las drogas o a qué? En USA se han creado leyes muy lejos de ese fin. Están ahí las del macartismo y las de terrorismo, aplicadas como herramientas para desmantelar sindicatos, unión de trabajadores y todo lo que huela a comunismo en EEUU, en cuanto crece como la verdolaga la influencia del narco peinando todo y cualquier nicho de negocios estadounidenses.