Desde la fantasía y la estética de lo fantástico, encontramos textos e imágenes en el período prehomérico, homérico, y post-homérico. Esto quiere decir que las imágenes y los textos  empezaron a cobrar valor antes de la constitución de la tradición clásica griega y luego desde los textos e imágenes literarias propiamente clásicas, La Ilíada,  La Odisea y  en ese mismo sentido, Hesíodo escribió su gran obra titulada Los trabajos y los días, Platón escribe su conocidos diálogos y Aristóteles escribe sus conocidos tratados: Sobre el cosmos, La Poética, La Política,  Metafísica, Ética a Nicómaco y otros textos sobre filosofía natural.

En el caso de la fantasía mitológica, espectacular y teatral encontramos la tragedia y la comedia, así como los himnos sagrados dedicados a los dioses y relatos de origen, en lo que se conoce como la mitología griega, romana, hindú, indígena de América, entre otras formaciones culturales y literarias. Pero también las obras fundamentales de Esquilo, Sófocles, Eurípides, y las comedias de Aristófanes y Menandro, Plauto y Terencio  las que garantizaban una fantasía basada en la imaginación e inversión artística y literaria.

 

En la antigüedad griega y romana la creación literaria y artística se fundamentó en la famoso Tecné Retoriqué y en la famosa Poética de Aristóteles, y el Tratado de los sueños y las semiologías médicas de Hipócrates y Galeno. Lo que implica para artistas y creadores literarios una fórmula de creación y escritura reconocidas como huellas, imágenes o modelos a seguir.

 

Más tarde, encontramos la fantasía o invención paleocristiana, latina y medieval. En la materia-forma románica y gótica encontramos catedrales fabricadas por arquitectos, templarios, maestros de obra y escultores.

 

La fantasía, y, más adelante, lo fantástico del humanismo y del Renacimiento, encontramos el orden visual del Siglo de Oro y la modernidad. Desde allí se va formando un tipo ideal de fantasía. Los libros, las novelas de caballería y las demás creaciones artísticas, culturales y literarias en los siglos XV, XVI, XVII, XVIII, XIX y XX, en toda la Europa central y en la América hispánica, pero también en China, África, India, y en todo el Medio Oriente. Con la política y la teología simbólica en la Edad Media, lo humano, la Summa, el tratado, la música, el teatro y la İconografía conformarán un campo de saber, mediante el cual se afirman  el humanismo y el renacimiento. Nacen entonces las verdaderas imágenes religiosas, cantos y textos litúrgicos que surgieron en la creación fantástica y cristiana del mundo.

 

El reino de lo fantástico en el humanismo y la modernidad se va formando también mediante la pintura, la escultura, la ingeniería o técnica de la construcción, las grandes lecciones de lo cotidiano.  La arquitectura, la música, el teatro, el cántico, la juglaría y otros géneros y manifestaciones se irán desarrollando con el trabajo de arquitectos, pintores, escultores, dibujantes, poetas, dramaturgos y cantores que escribieron tratados de poética, tratados de pintura, tratados de arquitectura, tratados de escenografía y otros, mediante los cuales se pudo desarrollar una nueva etapa de la historia de las creaciones artísticas, literarias y científicas. La misma ciencia tomará como norte la cosmología, la cosmografía, los valores de la tierra, el agua, la astrología y la astronomía; pero también las fantasías de la navegación y el descubrimiento del mundo natural; la experiencia cultural artística y literaria de Iberoamérica y sus efectos, negativos y positivos en el Nuevo Mundo.

 

En efecto, la materia de la fantasía y lo fantástico se ha hecho escritura-lengua-ícono, desde los orígenes mismos de la historia americana.  Grecia, Roma, Francia, Gran Bretaña, España, Alemania y otros pueblos de la alta y baja Europa, y el Oriente abierto a la modernidad extendieron su poder cultural desde el colonialismo imperialista. Nuestra historia intelectual ha hecho de la “fantasía” un sueño y la visión desde la obra (Ópera Mundi), como forma poética, ideológica y cultural justificada en el destino utópico de la poesía épica, lírica, dramática y en el teatro poético, trágico, histórico, satírico  ditirámbico y cómico.

 

También en los variados contextos de la creación literaria, desde el Antiguo Oriente y Occidente hasta la modernidad y la tardomodernidad hemos encontrado numerosas narraciones, testimonios, novelas, relatos, leyendas, mediante los cuales se inventa toda la literatura y el arte europeo, americano, africano y oriental, donde la fantasía creadora forjada muchas veces de imágenes geográficas, históricas, religiosas, políticas y otras han conformado un corpus de textos, documentos, imágenes de creación y otros signos de diversa naturaleza, a partir de los cuales se ha fraguado el concepto de tradición y creación en diversas lenguas del mundo.

 

Lo que quiere decir que todo  aquello que se conoce o reconoce como tradición clásica y moderna en el alto y el bajo oriente y occidente ha sido un proceso productivo de gran diversidad, imaginación, fantasía, producción visual y producción textual expresiva. La fantasía sobre la guerra, la novela de folletín, el ensayo de contienda, llamado “nueva ola literaria”, que cobra valor desde la estética gótica, humanística, renacentista y otras anuncian un mundo de la diversidad creadora y de pensamiento que está presente en la historia moderna hasta nuestros días.

La “bella imaginación” de la antigua Grecia, pasando por el gótico, las imágenes clásicas del humanismo y el “orientalismo”, junto a todo el sistema literario del post-renacimiento conforman una tradición de lectores y lecturas que se han reconocido como huellas de producción intelectual y práctica de toda cultura.

 

La misma ha formado parte de la historia de los textos literarios (De la naturaleza de las cosas, la Eneida, La Diana de Montemayor, los cuentos que constituyen el Decamerón, la Jerusalén liberada, Vida de los doces Césares de Suetonio, el Poema de la naturaleza de Parménides, toda la poesía épica, la poesía sagrada alemana, italiana, francesa y española que desde el punto de vista de la estética literaria y teológica, la historia artística y literaria han creado un espacio de tiempos y ritmos creadores en los diversos pueblos de la Europa moderna y de esa América continental  que ha influido en las diversas creaciones literarias y artísticas de un mundo en ebullición.

 

Así pues, dicho mundo en ebullición se hace visible mediante la fantasía creadora, la reinvención que podemos leer en la literatura, la pintura, el dibujo, las grandes construcciones arquitectónicas, el teatro, las diversas iconografías y experiencias científicas entre otras prácticas y manifestaciones del mundo de hoy. La música, la danza, la fotografía, el cine, la ópera y otras creaciones mediante las cuales se pueden conocer las diversas culturas en contexto y movimiento.

 

Laa utopía y los viajes imaginarios o reales se visualizan también en la filosofía, la ciencia, el imaginario de los filósofos que representan dominios de saber en obras como, La Nueva Atlántida de Francis Bacon, la Obra Astronómica del filósofo Johannes Kepler (1571-1630) y de Bernardino Telesio (1509-1588)

 

También textos como El otro mundo (1662) La Historia cósmica de los estados e imperios del sol, del filósofo Cyrano de Bergerac, República Literaria de Diego Saavedra y Fajardo, La Poética de Aristóteles traducida por Ludovico Castelvetro, La Ciencia nueva de  Giambattista Vico, Obras retóricas, escritas en 1634; todas esas obras han sido pensadas bajo una estética del centro creador por Vico.  La imaginación científica, la obra de fantasía  y otros objetos artísticos e ideales visibles y sensibles mediante modelos filosóficos y científicos motivaron el modelo de desarrollo estético y creador. Dicho modelo sugiere lo que pensará Giambattista Vico, en su obra La ciencia nueva.

 

Vico facilitó en el siglo XVII un mecanismo de comprensión del saber epocal, del razonamiento y la lógica de lo histórico; se expresó a través de esta obra que fue uno de los más grandes manifiestos de la modernidad. Fue un filósofo de la historia que criticó lo que era o sería cierta franja del racionalismo moderno, pero fue también un apologista de la Antigüedad Clásica y un autor y precursor del pensamiento sistemático que también expuso los fundamentos de la historia moderna y las investigaciones del saber crítico-histórico. Su obra de filósofo, historiador y humanista planteó la organización sistemática de las humanidades como campo de estudio y pensamiento que pueden explicar los ciclos históricos, las diversas formaciones culturales, políticas y literarias de la edad moderna.