“Mis imágenes son metáforas de una sociedad que se niega a crecer y no asume sus responsabilidades…” Jorge Pineda
¿Puede la muerte de Esmeralda operar una especie de catarsis en nuestra sociedad o cuántas Esmeraldas más necesitaremos para darnos cuenta del rumbo equivocado que estamos tomando?
El mundo no es un jardín de rosas, es más bien una jungla implacable que debe estar regida por leyes acorde con los problemas de nuestros tiempos. Si bien los marcos jurídicos no arreglan todos los problemas sociales son bases indispensables para iniciar a poner orden en la casa, sin ellos seguiremos como chivos sin ley.
El código penal con las tres causales, la ley integral sobre el sistema de trata, y ahora, el proyecto de ley que crea un sistema integral para la prevención, atención, sanción y erradicación de la violencia contra las mujeres son objeto de campañas virulentas de distorsión en medios de comunicación y redes sociales.
Esta bastante amplia operación de comunicación recibe el apoyo de los sectores extremistas de derecha, unificados en torno al propósito de confundir y de negar derechos, principalmente aquellos que favorecen a las mujeres.
Se observa que también se están sumando a esta corriente políticos que habían apoyado una visión democrática liberal, y que ahora reniegan de sus convicciones anteriores a favor de las libertades públicas, los derechos y las garantías individuales.
Hoy en día se siente, en efecto, una aceleración de las manifestaciones de conservadurismo que revelan un total desprecio por los derechos humanos.
Algunos concentran su esfuerzo en distorsionar la realidad. Otros se erigen en guardianes exclusivos de la pureza de la identidad dominicana. Generalmente no juegan limpio. Rebuscan en los textos de leyes, muchas veces situándolos fuera de contexto, los argumentos que les conviene utilizar para poder tergiversar las cosas. A partir de sus deformaciones promueven actitudes de odio que nos pueden llevar al caos.
Se observa en esta actitud un denominador común: la negación de derechos. Se niegan derechos a mujeres y adolescentes dominicanas tanto en el caso de las víctimas de trata, como con las tres causales, así como en relación con la violencia contra las mujeres.
En los periodos de crisis, entre las reacciones que se producen en las sociedades están el miedo y la resistencia a los cambios, o sea, un conservadurismo como el que estamos viendo florecer en diferentes partes del mundo y que recuerda al fascismo y nazismo que llevaron a la Segunda Guerra Mundial.
La crisis de hoy, inédita en muchas de sus manifestaciones, se está planteando local y globalmente en múltiples frentes. Pero al igual que hace 100 años se está recrudeciendo el extremismo de derecha.
La sociedad dominicana, como otras tantas, está creciendo en base a desajustes de todo tipo. Esto debe ser analizado sin apasionamientos para tratar de entender los múltiples conflictos, frenos, avances, retrocesos y oportunidades que encaramos y tenemos por delante.
Llama la atención la visión dual que prevalece entre nosotros, que algunos se atreven incluso a considerar bipolar o esquizofrénica. Por un lado, nos pretendemos modernos; sin embargo, por el otro, insistimos en colocarnos del lado de las sociedades mas atrasadas. Una sociedad que se moderniza no puede asumir una visión fundamentalista, anti-derechos humanos, rechazando valores, derechos y compromisos internacionales asumidos previamente.
Si reflexionamos sobre Esmeralda rápidamente nos daremos cuenta como su horrible y penoso caso cataliza muchas de las violencias y los tabús de nuestra sociedad: #Adolescencia #Niñas #Familia #Genero #Violencia #Sexualidad #Abusos #Aborto #Educaciónsexual #Educación #Sociedad
Como bien lo expresó el llorado Jorge Pineda, ¡somos una sociedad a la que le cuesta crecer! Y asumir sus responsabilidades.