El mundo está entrando una nueva era caracterizada por la reconfiguración de la globalización, la multipolaridad geopolítica, transformaciones en las estructuras productivas y los sistemas energéticos, la aceleración de plataformas tecnológicas transversales y disruptivas, y cambios en las fuerzas demográficas. En este contexto cambiante, cobra mayor importancia la resiliencia frente a la incertidumbre.
La resiliencia es justamente una de las características que nuestra región siempre ha mostrado, no obstante, esta nueva era trae grandes retos por delante, tales como lograr un crecimiento sostenible e inclusivo que responda a las demandas sociales, repensar el andamiaje empresarial para ser más competitivos, aprovechar de manera sostenible los recursos naturales, avanzar la inclusión socioeconómica y la diversidad, y profesionalizar el talento, por mencionar algunos.
¿Por dónde empezar?
Repensar la idea de crecimiento es un primer paso. No solo se trata de generar ganancias, sino de buscar un impacto positivo holístico, incluyendo al planeta y a las personas. ¿Cómo lograrlo? Si miramos el sector empresarial, la región cuenta con pocas multilatinas, pero hay un gran número de pequeñas empresas que podrían volverse más productivas y generar los ingresos fiscales para financiar reformas estructurales necesarias. Existe espacio para construir muchas más empresas medianas que compitan en mercados globales, incrementen las exportaciones y generen empleos de calidad. Además, es importante desarrollar consumidores de clase media cuyo gasto impulse la demanda interna y la inversión en el desarrollo de bienes y servicios más diferenciados.
Otra manera de promover el crecimiento sostenible e inclusivo es a través de la digitalización, ya que puede ayudar a las empresas medianas a reducir rápidamente la brecha de productividad con las empresas más grandes, descentralizar el trabajo, y ofrecer productos más accesibles para las clases vulnerables. De hecho, la región se ha posicionado como terreno fértil para el desarrollo de startups y ecosistemas digitales, y ya cuenta con varios unicornios que nos llenan de orgullo.
Por otro lado, la sostenibilidad y el cambio climático son hoy más relevantes que nunca. De acuerdo a una reciente investigación del McKinsey Global Institute, estamos teniendo la asignación de capital más grande de la historia de la humanidad con una inversión global hasta el 2050 de unos US$9.200 millones, una cifra que busca contribuir con la descarbonización mundial, los cambios en la matriz energética, la electrificación del transporte y los procesos industriales, la reforestación, la economía circular, el hidrógeno verde, la captura de carbono y otras tecnologías.
La región tiene la oportunidad de recibir gran parte de esa inversión en base a la disponibilidad y calidad de sus recursos natural para la generación de energía renovable (desde los vientos de la Patagonia hasta la radiación solar en el desierto de Atacama, y el Caribe). De hecho, se tendría el potencial de proveer, a través de fuentes renovables, hasta el 10% de la demanda energética global y se tendrían las condiciones para el desarrollo de una industria de hidrógeno verde y derivados con mirada exportadora.
En el caso de la República Dominicana la oportunidad existe. Tal como señala un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, el ecoturismo de RD es uno de los más trascendentales en la región, además, es uno de los mayores exportadores de cacao orgánico del mundo y posee un mercado de café orgánico en expansión que representa una de las principales fuentes de ingreso del sector agrícola.
Por último, para que el crecimiento sea inclusivo, es fundamental nutrir el talento local y desbloquear la innovación. Aunque la mayoría de las empresas hispanoamericanas han avanzado relativamente en la agenda de diversidad de género e inclusión de grupos subrepresentados, sólo una de cada tres implementa medidas para incluir a personas de distintos contextos socioeconómicos. Otro reto para esta nueva era es generar un cambio en los liderazgos: contar con más líderes ambidiestros, que sepan jugar tanto a la defensiva como a la ofensiva, planear para el futuro a la vez que actúan en el hoy capturando las oportunidades.
En McKinsey & Company buscamos ser un aliado de impacto que ayude a crear valor de manera integral. Con sólida presencia en la región y profundo compromiso con el desarrollo de sus países, contamos con talento global con experiencia y conocimiento en transformaciones de empresas e industrias. Estamos convencidos que, en la cúspide de esta nueva era, Hispanoamérica puede ofrecer al mundo seguridad energética y alimentaria de manera sostenible, un pool de talento joven y diverso, y nuevos productos y servicios competitivos, acelerando la digitalización, creando nuevos negocios y abriendo múltiples caminos.
Es el momento de catalizar un ciclo de crecimiento dinámico, sostenible e inclusivo. Es el momento de desbloquear juntos el vasto potencial de Hispanoamérica.