Usted vadeó la mayor crisis después de la segunda guerra mundial desde que asumió el poder el 16 de agosto del 2020, donde República Dominicana se lució como país y fue un ejemplo para muchos otros alrededor del mundo. Me refiero al manejo de la pandemia de la COVID-19, causante de 6.4 millones de muertes o 10 millones bien contadas.

Ese éxito le pasó factura con un 2021 cargado de cifras económicas impresionantes en todos los sentidos. Solo basta leer el reciente informe del FMI.

También se logró algo increíble, aun luchando contra la pandemia: mejorar la calificación de riesgo país.

El 2022 comenzó bien y casi al mismo ritmo del 2021 hasta que comenzó la guerra de Ucrania.

Las cifras hasta abril son prometedoras, aunque no alcanzarán las metas macroeconómicas que fueron programadas para el año. Ningún país del mundo lo logrará.

El crecimiento será menor de lo previsto, el crédito privado se contraerá afectando la inversión y el empleo, el comercio y el transporte se ralentizarán y lo peor es que la inflación continuará siendo la espada de Damocles de su gobierno y de todos los gobiernos del mundo.

Con las elecciones acercándose, la oposición usará el tema de los precios como su arma de ataque más importante. No importa que se diga una y mil veces que es una inflación importada en más de un 80%, como dice la CEPAL o el BM. Sus opositores continuarán culpando al gobierno de las alzas de precios.

Argumentarán, como lo están haciendo, cosas tan absurdas como que el gobierno no tiene capacidad para la administración de la cosa pública, que el crecimiento es un rebote, que las cifras mienten, que está lleno de oligarcas con funcionarios fuera de foco, que se olvida de los pobres, que la agricultura está abandonada (aunque los alimentos abundan) o que la inseguridad ciudadana está por el suelo.

Y hablando de la seguridad ciudadana, hay una realidad incuestionable: los dominicanos sienten que efectivamente hay un alto nivel de inseguridad, aunque las cifras muestren que somos unos de los 6 países con menos crímenes por cada 100 mil habitantes de la región. En otras palabras, uno de los 6 países más seguros de los 24 que se mencionan a continuación:

Jamaica 49.4                        Venezuela 40.9                   Honduras 38.6

Trinidad Y Tobago 32        Belice 29                               Colombia 26.8

México 20                            Puerto Rico 19.3                Brasil 18.5

El Salvador 17.6                  Guatemala 16.6                  Guyana 15.2

Ecuador 14                          Haití 13.7                              Panamá 12.8

Costa Rica 11.5                   Rep. Dominicana 10.3     Uruguay 8.5

Paraguay 7.5                       Nicaragua 5.7                      Perú 4.3

Chile 3.6

Fuente: Statita Research Department 2021

Pero hay que controlar a la Policía Nacional, acelerar su reforma, aunque rueden cabezas, porque nadie debe morir en una cárcel masacrado por otros presos en un destacamento policial. Males ancestrales que deben erradicarse definitivamente.La tasa de homicidios en República fue de 11.98 y 11,96 en el 2018 y 2019 por cada 100 mil habitantes, bajando a 10.3 en el 2021.

Las críticas se acentuarán cuando se acerquen las elecciones. Lo imperdonable es que ciertos líderes políticos, empachados por las riquezas mal habidas, se unan para bloquear unas de las más importantes iniciativas de las últimas décadas. Me refiero a las 13 reformas institucionales que su gobierno presentó en la Mesa de Diálogo.

Inclusive, le tienen pánico a una reforma constitucional que haga definitiva la independencia del Ministerio Publico.

También combaten la lucha contra la corrupción mediante sabotajes, huelgas injustificadas y acciones vandálicas en las calles. Porque en el fondo de todo, debilitar a su gobierno es debilitar a la justicia y diluir los casos de corrupción donde están involucrados aliados y vinculados de los mismos que quieren volver al poder.

En fin, le recomiendo que continue firme por el mismo camino que ha elegido en estos dos años de gobierno. Siga su lucha sin cuartel por las reformas institucionales en carpeta, la transparencia y la ética en el manejo del quehacer público, el cumplimiento estricto de la ley de contrataciones públicas, y el firme compromiso de mantener la estabilidad macroeconómica (con bajos déficits y deudas), sin abandonar jamás sus esfuerzos para asistir a los sectores más pobres, como lo está haciendo y sin descuidar la salud y la educación de los dominicanos.

Hoy somos un país más respetado, que está persiguiendo a los que se robaron miles de millones que no les pertenecían. Que se está institucionalizando gradualmente a pesar del bloqueo y las conspiraciones de los que quieren repetir un pasado que jamás volverá. Un país que dejó de ser un paria para convertirse en uno que ahora es ejemplo de muchos otros. 

Siga centrado en esos objetivos y lo demás déjeselo a la inteligencia de los dominicanos y confié en ellos.