Sin duda, la política monetaria juega un rol esencial en el desarrollo económico de una nación. Por consiguiente, los bancos centrales están llamados a cumplir con los cánones establecidos para poder llevar a cabo dichas tareas. Para solo citar algunas, podemos mencionar las siguientes: el ajuste apropiado que debe prevalecer entre la demanda y la oferta monetaria, la estabilidad de precios, el control del crédito, la expansión del sistema financiero, la adecuación apropiada de la estructura de los tipos de interés y el manejo de la deuda.
En esta ocasión, nos enfocaremos en analizar el rol del control del crédito y el manejo de la deuda como herramientas imprescindibles de la política monetaria en favor del desarrollo económico sostenido. El control del crédito por parte de las autoridades monetarias es fundamental para incidir en el carácter y objetivo del plan de inversión y producción que quiere implementar cualquier nación. Sin embargo, esto dependerá de lo desarrollado que esté el sistema financiero de dicho país y del compromiso real de las autoridades monetarias para garantizar las garantías necesarias para el financiamiento a mediano y largo plazo para los sectores productivos.
En la mayoría de los países en vías de desarrollo, las instituciones de intermediación financiera tienden a otorgar financiamiento a corto plazo para actividades productivas. De igual manera, son reacios a otorgar créditos a mediano y largo plazo para satisfacer las demandas de liquidez de la industria y la manufactura en general.
Fuente: Superintendencia de Bancos de la República Dominicana
En el caso específico de la República Dominicana de acuerdo con la Superintendencia de Bancos, en febrero de 2014, el monto total de la cartera crediticia del sistema financiero ascendía a RD$ 680,183.69 millones de los cuales tan solo RD$45,576.07 millones para la industria manufacturera lo que representó un 6.7% del total de la cartera. Mientras que para el consumo de bienes y servicios se destinaron RD$141,577.88 millones para un 20.8% del total de la cartera. Dicha tendencia se ha mantenido inalterable en los últimos nueve años, ya que en febrero de 2023 la cartera de crédito del sistema ascendía a RD$1,637,333.79 millones, de los cuales RD$128,527.20 millones fueron destinados a financiar a la industria manufacturera siendo un 7.8% del total de la cartera. En ese mismo tenor, para el consumo de bienes y servicios el financiamiento total fue por la enorme suma de RD$453,919.08 millones para un 27.7% del total.
Como podemos apreciar la política monetaria en los últimos años ha estado enfocada en alentar el consumo de bienes y servicios en detrimento del financiamiento de los sectores productivos, y en este caso especifico a la industria manufacturera. Por tal razón, además de otorgar las garantías apropiadas como mencionamos más arriba, las autoridades monetarias deben brindar facilidades de redescuento con miras a inducir el financiamiento a mediano y largo plazo para los sectores productivos. De igual manera, las herramientas convencionales de la política monetaria son muy limitantes para impulsar el desarrollo de los sectores productivos a través del crédito, y es que, las instituciones en esos países tienden a ser muy débiles, los mercados financieros están poco desarrollados y poseen un sistema de intermediación financiera poco competitivo. Y, los efectos de los cambios en las tasas de política monetaria solo tienen un efecto limitado en otras tasas de interés y en la economía general (Fischer 2015).
Las potencias económicas que han dominado el mundo en los últimos 200 años alcanzaron su desarrollo a través de la Revolución Industrial porque sus hacedores de políticas económicas armonizaron el rol de la política monetaria con el desarrollo industrial, que es clave para el desarrollo económico sostenido a largo plazo. El primer secretario del tesoro de los Estados Unidos, Alexander Hamilton, en su informe sobre los fabricantes (Report on Manufacturers) presentado al Congreso de los Estados Unidos, esbozó que la creación de un Banco Nacional era de vital importancia para apalancar las deudas contraídas por las colonias durante la Guerra de independencia y, de esta forma, emitir deuda soberana a una tasa óptima para financiar la agroindustria, la manufactura, la infraestructura y los avances tecnológicos. De acuerdo con Hamilton, estos eran los impulsores claves para el desarrollo del país, para no depender exclusivamente de las exportaciones de materias primas al Reino Unido, ya que, según su visión, una política monetaria enfocada a favorecer al gran capital financiero haría de la naciente nación norteamericana un país dependiente del imperio británico y una nación agrícola esclavista por siempre.
Un manejo efectivo de la deuda pública es fundamental para alcanzar el desarrollo económico sostenido. Por consiguiente, una política de tasas de interés bajas es importante para fortalecer y estabilizar el mercado de bonos local, porque una baja tasa de interés eleva el precio de los bonos del Gobierno, y, por consiguiente, hace de estos instrumentos financieros algo atractivo para el público, y de paso asegura una buena gestión en el manejo de la deuda.
Finalmente, una política monetaria orientada al desarrollo debe ponderar establecer una estructura baja de tasas de interés para minimizar el impacto de la carga de la deuda pública, acompañada de una sincronización efectiva de la emisión de bonos por parte del Gobierno que priorice la estabilización de sus precios en los mercados de capitales, y que a su vez priorice la carga de la deuda pública. Bajo estas premisas y manteniendo la estabilidad macroeconómica, son los principales pilares para que la política monetaria priorice el desarrollo económico sostenido de cualquier nación en vías de desarrollo.