Estamos en el umbral de Año Nuevo, es útil analizar el discurrir del año que concluye en la República Dominicana, cargado de retos y desafíos que pusieron de manifiesto la resiliencia que caracteriza al pueblo dominicano, así como el compromiso del liderazgo político, económico, religioso y social de colocar al margen las diferencias propias que se generan, naturales de la condición humana, y llegar a consensos en los temas más sentidos en la comunidad nacional.
Dirigir la mirada hacia los acontecimientos trascurridos no es solo tarea del historiador, sino de cada individuo, colectivos y sociedades como una oportunidad para repensar y revitalizar con firmeza los propósitos que nos mueven a convertirlos en acciones concretas.
Hay temas que siguen siendo tareas de todos, pero que el espíritu de esperanza que caracteriza a los dominicanos los tendrá en sus agendas como tarea y proyecto de mejora para el año por venir. A decir: la defensa de la identidad nacional, los valores patrios, nuestras costumbres, el fortalecimiento del sistema de justicia, la lucha contra la corrupción y el narcotráfico, la seguridad ciudadana, la protección de la mujer, el mejoramiento de la calidad educativa, la reducción de la pobreza y las desigualdades económicas, pero de manera muy especial revisar y dignificar el “Sistema Dominicano de Seguridad Social” deberán ser tareas irrenunciables en las agendas de todos los servidores públicos y de cada ciudadano que ama a esta nación.
Hay quienes consideran que la Ley 87-01 no ha logrado los objetivos que se propuso en cuanto a las ARS, PSS, AFP y ARL. No hay tiempo para perder sin que se hayan solucionado los problemas fundamentales de las grandes mayorías nacionales,
El impacto de la ley en el área de la salud, centrándose en la provisión de servicios y en la forma en que incide en el financiamiento sigue siendo nula. Urge asumir esta responsabilidad y queda como tema pendiente. En cuanto al seguro de salud para los pensionados, se señala que solo los pensionados por discapacidad y un grupo de los pensionados por vejez de reparto están protegidos. Los jubilados y pensionados necesitan unas condiciones más dignas, por lo menos sus ingresos deberían servir para alimentarse, medicarse y para la Democracia del Ocio.
El 2024 deja aspectos positivos que es preciso destacar. El hecho de que Latinobarómetro haya dado como resultado que la Junta Central Electoral es de las más confiables de Latinoamérica, que la Iglesia sea una de las instituciones más ponderadas por la población y que la Procuraduría General de la República haya tenido como único punto obscuro la huelga de los fiscales, se demuestra que el camino de la institucionalidad en nuestro país empieza a trillar el camino del bien obrar.
Invito al pueblo dominicano a convertir las “deudas sociales” que arrastramos históricamente en objetivos y compromisos del Año Nuevo que se aproxima, porque al parecer estas conquistas solo son posibles con la decisión de este pueblo de hacer sinergia y superar las taras que arrastramos al pasar de los tiempos. Estos objetivos se logran con una ciudadanía comprometida y consciente del significado de preservar el objetivo de ser dominicano.
El desarrollo auténtico de un país se logra cuando se superaran las brechas entre los diferentes grupos socioeconómicos, dando oportunidad a las más pobres a tener acceso a servicios que, históricamente, se les han negado, privándoles de derechos fundamentales, sin oportunidades reales de mejorar su entorno. La real oportunidad de estrechar las brechas entre los que más pueden y los más carenciados es buscar paliativos para tener acceso a mejores oportunidades, sin que haya que recurrir a dádivas y a asistencialismos y paternalismos que laceran la dignidad y no les deja espacios para movilidades ascendentes.
Superar las prácticas poco leales de servidores públicos que se han convertido en actores de primer orden de grupos que penetran a espacios preferenciales en las estructuras del Estado, para luego convertirse en miradas indiferentes ante los requerimientos de las grandes mayorías, sigue siendo materia pendiente para el año de esperanzas que significa el 2025 para la sociedad nacional. Esas esperanzas se cifran en que los partidos políticos busquen desde ahora personas sin vinculaciones a acciones turbias para que sean los auténticos representantes de una sociedad que va en mejora.
Hace falta, además, un empoderamiento ciudadano, que no muestre impotencia ante la impunidad con que actúan funcionarios públicos, que arrebate derechos y haga de cada espacio una oportunidad de construir una un nuevo ecosistema que sirva de soporte para construir una Nueva Ciudadanía.
Esa nueva ciudadanía es la que debe interpretar el sentir que existe en importantes segmentos de población dominicana que espera la aprobación del “Código Penal dominicano” y la reforma del “Sistema Dominicano de Seguridad Social”, que permita un país más justo, equitativo e inclusivo, siendo sujeto activo de las transformaciones que, indefectiblemente, han de venir para la mejora institucional del país.
La construcción de un mejor país es una responsabilidad de todos los sectores de la vida nacional, por ello, les invito a “una mirada reflexiva del año que concluye para asumir con optimismo y compromiso el nuevo año que se aproxima”.
Como pueblo creyente, es una ocasión propicia para mirar nuestra historia y futuro con ojos de fe, con la certeza de que Dios camina junto a nosotros. Que la Navidad sea un tiempo en el que nos apresuremos, como los pastores, por las cosas de Dios, caminado con alegría a Belén, hacia el Señor que también hoy viene de nuevo entre nosotros en la humildad del niño Jesús, para que podamos testimoniar al mundo la belleza de su rostro.