(*) …una política nacional de exclusión y carente de cultura
Antes de empezar, me gustaría comentar lo difícil que es escribir este texto de forma ecuánime y coherente. Ya que mi corazón está comprometido por mi identidad como dominicano; tanto por mis años viviendo con los pueblos de Palestina e Israel, como por el amor y respeto a mis hermanos y vecinos de Haití, al vivir en su nación.
En mis ojos llevo las cicatrices de lo peor y de lo mejor de cada uno. Aun así, la sangre y el dolor aún brota no solo de mi historia, si no de la memoria de quienes hoy en día sufren la indignación de una memoria que se ahogan en las huecas políticas, ajenas e insensatas.
Con esto no quisiera ser voz ajena, ni mucho menos representar a quienes no la tienen.
Por eso, es para mí el deber, el llamado a hacer eco de mi propia experiencia, en la búsqueda de un discurso que afronte las complejas dificultades que arremeten en este contexto que “busca” ser “cultura, paz y libertad”.
La XXV feria internacional del libro de la República Dominicana trae este año 2023 nuevas innovaciones, y nuevos escritores invitados, y un nuevo país homenajeado, el Estado de Israel.
Esta celebración cultural y de las letras, ha buscado fomentar la educación a través de la maravillosa herramienta del libro, crear una plataforma para nuevos escritores, y a la vez fortalecer nuestros vínculos diplomáticos y culturales con naciones amigas.
La visión de este evento siempre ha sido clara; llevar la libertad del pensamiento crítico humano a la búsqueda de la verdad, conjunto a la comprensión sensible de nuestro mundo. Pues, en las alas de las letras, nuestra imaginación carece de fronteras, y sin esas fronteras el desarrollo humano no tiene límites.
Sin embargo, aunque la literatura sea un campo etéreo, infinito e intangible en sus conjuntos. Su raíz es la realidad, cruda y simple, una inspiración basada en la observación. Y esta realidad a la que nos referimos es inseparable de la naturaleza del ser humano. Un ser humano capaz de crear nuestro cielo en la tierra y paz en nuestra mente. Como también, es capaz de crear el infierno en nuestra tierra, y vastas pesadillas en nuestros sueños. Por ende, el peso de nuestra conciencia es la decisión de distinguir nuestro propósito.
La FILSD fue en sus inicios un proyecto de alta envergadura y compromisos para el pueblo dominicano, que se reestructuró en el año 1997 de pasados eventos nacionales, cuál su génesis de creación data del año 1950, cuando era una feria doméstica. Para afrontar los compromisos educativos y literarios en cara al nuevo milenio.
No obstante, desde el punto de partida de la primera FIL hasta ahora, el consumo de información, al igual que el comportamiento del consumidor, ha cambiado drásticamente desde la llegada del internet.
Esto ha degenerado en una nueva forma de comercio sobre el conocimiento. Este planteamiento de competitividad, en la evolución del formato del libro, ha suscitado un sinnúmero de debates entre escritores, editoriales, y gobiernos a lo largo de los años. Esto ha polarizado la lectura, y creado diferentes bandos; quienes la escriben, quienes la leen, quienes la financian, y sobre todo quienes se benefician. Perdiendo de vista el objetivo principal: “el fomentar la lectura en un país que lo necesita de manera urgente”.
Hacemos hincapié en la urgencia, pues las estadísticas actuales de compra y producción de libros a nivel nacional, es de las más bajas de América Latina, ocupando el 12.º lugar.
Donde solamente 24% de la población ha leído una novela fuera del modelo educativo establecido.
Los pasímetros de bibliotecas a nivel nacional, cuáles no alcanzan ni un 0.01 % en comparación al 100% del estudiantado a nivel nacional, que es formado por algo más de 2 millones de jóvenes, tanto a nivel público y privado.
Mientras, en el ranking en lectura general y prueba PISA a nivel internacional, ocupamos los puestos más bajos de la tabla, con más de 80 países liderando la misma. Las universidades de nuestra isla no ocupan ni siquiera un puesto en las 100 mejores universidades del continente americano, siendo nuestro país hogar de una de las primeras universidades de la historia de América.
Todos estos datos no cotejan la inversión millonaria de parte del Estado Dominicano en la FILSD, que ronda alrededor de 60 millones de USD de manera directa en los últimos 20 años. Esta suma, es ordinaria y relativamente baja en comparación al PIB de República Dominicana, pero es dañina y repercute para las generaciones futuras, pues es una población de 10 millones de personas aproximadamente. Aunque los expertos creemos que no habría forma de equivocarse en la metodología cuando existen en 32 provincias, en 48,000 KM cuadrados.
Todo esto indica que la estrategia en curso no es la correcta en materia de indicadores generales. Sin embargo, la asistencia pública de la FIL, y la necesidad de mantener un evento magno cultural, la siguen postergando sin reestructuración u actualización de concepto en más de 25 años. Siendo la innovación actual pabellones más “atractivos” para hacer el llamado a las masas dominicanas.
Entonces, podemos señalar sin temor de equivocarnos que la lectura, y su cultura, no es más que un comercio de peatones insensibles y alumnos huecos, para buscar un titular que no sustenta el objetivo y propósito de la FILSD.
Uno de los grandes dilemas en cara de la XXV edición de la FILSD, es la invitación del estado de Israel como país homenajeado. Esto ha provocado distintos rechazos en diferentes grupos de la comunidad de escritores tanto nacional e internacional. Por promover la visibilidad de un Estado que ocupa ilegalmente territorios al Estado Palestino en Cisjordania, medio oriente.
Este rechazo nace de las estadísticas brutales e inhumanas del conflicto. Los escritores e intelectuales, tanto dominicanos y extranjeros, han firmado una carta de boicot a la FILSD, con cientos de firmas en una carta de protesta, donde muchos de los invitados han declinado su participación por permitir la proyección y honra del estado Israelí, donde se fomenta el apartheid; demoliciones, torturas y el desplazamiento forzoso de más de 5 millones de Palestinos en países vecinos.
Tanto Israel y Palestina han mantenido un conflicto político, territorial, y bélico desde la creación del estado israelí en 1948. Más de 100,000 palestinos han muerto hasta la fecha, entre ellos cientos de niños, 35 de estos infantes solo en el 2023.
Estos datos espeluznantes palidecen cuando se hace mención de la franja de Gaza, donde existe una ocupación y bloqueo por parte de Israel durante más de 15 años, a casi 2 millones de gazatíes, donde no pueden entrar y salir libremente. Donde existen carencias de todo tipo; agua, electricidad, medicina, y libertad de movimiento dentro de los territorios Palestinos.
Muchos intelectuales, y defensores de los derechos humanos (incluyendo una gran mayoría de intelectuales judíos e israelíes) lo consideran el campo de concentración de facto, más grande de la historia de la humanidad. Las Naciones Unidas ha calificado de potencia ocupante a Israel, conjunto al incumplimiento de más de 20 resoluciones en torno al conflicto. El Estado de Israel recibe actualmente un boitcot global por diferentes organizaciones de sociedad civil, ONG’s y estados.
La invitación de Israel, de parte del gobierno dominicano, ha sido una decisión errada y con intenciones estrictamente políticas, basada supuestamente en el historial de cooperación comercial entre las 2 naciones y la riqueza literaria de Israel. Lo cual es irónico; imprudente, e históricamente insensato. Pues, la herencia literaria que ha producido el pueblo judio le pertenece a su pueblo, no a un Estado.
Israel no está en el ranking de los primeros 20 socios comerciales de la República Dominicana, pues quienes dominan esa tabla según su orden son; Estados Unidos, Haití, Suiza, Puerto Rico, Italia, India, China, Alemania, etc.
Los negocios comerciales entre RD e Israel en 2022 son exportaciones en frutas tropicales en un 50%, tabaco y otros derivados, que no representan ni un 0.01%, del total de los negocios comerciales con otras naciones. Por ejemplo, Haiti representa, 9,7 %. Esto es una desfachatez, la justificación de parte del MIREX en materia comercial, el afirmar que son socios estratégicos.
Vale la pena destacar el gran escándalo de hace algunos años sobre el uso del software de espionaje Pegasus, desarrollado por la compañía Israelí NSO group, a través de un contrato con el gobierno dominicano para espiar a sus opositores y periodistas, cuál aún puede seguir en vigencia. Eso daría más sentido a la explicación de porque el gobierno dominicano necesita proyectar a Israel. Sería más adecuado y pertinente invitar a Estados Unidos (!).
Uno de los grandes errores de la narrativa oficialista es sobre la influencia histórica de Israel en República Dominicana, que yace en las colonias del pueblo judío, quienes llegaron como refugiados del régimen alemán nazi, en una ola de migración que empezó en los años 30 al pueblo de Sosua, por invitación del dictador Leónidas Trujillo por sugerencia de Estados Unidos. Se le otorgan tierras públicas para ayudar en la gestión de calidad y producción agrícola. Donde también existe el rumor que también fue utilizada esta migración para blanquear la raza. Esta colonia judía triunfa, y despliega sus atributos comerciales y culturales, creando industrias exitosas, y empleos, aunque sin blanquear la raza. Las tierras otorgadas fueron vendidas por las generaciones siguientes a terceros extranjeros para fines turísticos. Esto se agradece a los 2 pueblos judío y al dominicano, no al Estado de Israel o Trujillo.
Sin embargo, el gobierno dominicano y muchos de sus seguidores olvidan que el ser judío, no es lo mismo que ser israelí, que no es lo mismo ser antisemita, que ser anti-sionista, y que la falta de distinción genera fascismo, fanatismo, e ignorancia, principalmente en la clase política del gobierno dominicano, y sus masas. Cuál entre sus adeptos tildan de radicales a los opositores de dicho evento y sus contrastes.
Nos preguntamos:
¿Tendrán ellos el hábito de leer para entender la diferencia, sus consecuencias, y la realidad que les rodea?
“Pues para todo hay un libro”, o eso dice el ministerio de Cultura.
Más, necesitamos coherencia y una explicación sensata a la hora de abordar el tema de nuestra vecina nación de Haití en el contexto de la FILSD, que verdaderamente tiene un lazo histórico, cultural, y comercial por alrededor de 200 años.
Donde nuestra independencia como estados soberanos están llenas de dificultades y atadas en sangre, dolor y esperanza, donde nuestro raices culturales se reconocen, donde ellos honran el genocidio de la colonización de los indígenas taínos, al llamar su país Haití "Hayity" en dialecto arahuaco (tierra montañosa). Haití, cuyos migrantes construyen nuestros edificios, y cortan nuestra caña, y labran nuestra tierra. Haití nunca ha sido invitada a ser el país en homenaje en la FILSD en más de 20 años, si eso no es exclusión con espectro racista, no sé qué lo sea. Mucho más, cuando existieron actos de censura y amenazas a ediciones pasadas relacionadas con su cultura. Esto es la hipocresía de nuestra cultura y nuestro Estado con quienes debemos honrar.
Todo esto que se ha escrito impactara directamente en la historia, y en las generaciones futuras. Entendemos, que la cultura trasciende los pueblos y sus políticas de estado.
No obstante, muchos de nuestros líderes, dirán que tenemos que poner los pies en la tierra, y que la sociedad no es lo que parece, mientras operan tras bambalinas sobre las vidas de los demás, aun así, la gran ignorancia de nuestra sociedad actual y de sus funcionarios, son la prueba viviente de nuestro fracaso como dominicanos. Ellos son los culpables de las decisiones de Estado, ellos son los verdaderos fusionistas de la discordia y el odio, que aplastan como hormigas a quienes buscan un mundo mejor.
Pensamos mucho en el himno de nuestra nación dominicana, y el porqué nos inspira si estos son los resultados. Pensamos aún más, en nuestra bandera, cuando la llevamos en el pecho, y nos duele el corazón al ver como se prostituye a naciones ajenas a nuestros valores. Pensamos mucho, en nuestro futuro, que cada vez es más incierto, ante lo ruin de aquellos que desean más sin importarles el costo de nuestra dignidad, y mucho menos de la identidad.
En este sentido invitamos a la escritora honrada en esta XXV FILSD, Jeannette Miller a que decline su participación, en nombre de la verdad y la libertad del pensamiento, y sobre todo por el peso de la conciencia nacional y la suya.
Aun así, seguiremos en el camino de la cultura, la paz y la libertad. Esa es nuestra verdadera diplomacia.
Quisiera terminar guardando silencio antes que esta FILSD comience en celebraciones y aplausos. Por memoria de los cientos de miles de palestinos asesinados, por los millones de judíos conscientes, por los millones de dominicanos marginados, por los millones de haitianos rechazados, por los taínos que habitaron nuestras tierras .Y por la conciencia de aquellos quienes nos rigen.