En la vida Dios coloca personas en nuestro caminar con olor a flores. El 2020 me regaló la oportunidad de conocer a mi amiga Rosiña (Rosa Schiaffino Fdez Crehuet), una laica marista de nacionalidad española destinada hacer misión en la provincia de Holguín, Cuba. Ella es la mejor fotógrafa que conozco, capturó con el lente de su cámara los recuerdos más bonitos de mi boda y nos acompañamos mutuamente durante la pandemia compartiendo sueños, anhelos, anécdotas. A través de esta entrevista nos hablará de todo lo que atesora hoy en el corazón: su familia. Su esposo Omar es natural de Gambia, migrante, practicante del Islam, su vida de pareja con el tesoro de su hija, representa un testimonio fiel de una familia entre varias fronteras.

1. ¿Cuáles han sido las claves para iniciar el caminar juntos como pareja intercultural e interreligiosa?

 Rosa:  Nosotros éramos amigos antes de descubrir un amor que iba más allá de la amistad. Creo que eso ha sido muy importante para iniciar nuestra relación porque ya nos conocíamos y nos habíamos apoyado en nuestros más y nuestros menos. El que fuéramos de lugares diferentes y de religiones distintas no había supuesto nunca un problema, sino al contrario, siempre hemos visto en el otro, afinidades en cuanto a formas de pensar, de hacer y de vivir la fe. Clave, como en cualquier pareja, ha sido el diálogo, el hablar siempre todo y comunicar lo que nos gusta más o menos. Es imposible que alguien sepa lo que pensamos si no lo decimos, ¿verdad? Y la clave más importante, sin duda, ha sido que compartimos una profunda fe en Dios que nos hace querer ser la mejor versión de nosotros para el mundo. No importa que cada uno lo viva en un modo diverso, el foco no se pone en la religión sino en la fe, en la espiritualidad y en nuestro proyecto de vida conjunto.

2. ¿Qué desafíos habéis enfrentado en vuestro caminar como matrimonio interreligioso?

Rosa: Para mí lo más difícil sigue siendo los prejuicios y el racismo tan brutal que existe. Vivimos en España y por desgracia hay mucho racismo y mucha islamofobia. Los medios de comunicación no ayudan y las personas cada vez más buscan informarse a través de redes sociales en lugar de conocer y experimentar por ellos mismos. Duele escuchar algunos comentarios y cansa seguir leyendo las mismas frases manidas una y otra vez. El islam es una religión preciosa, con más puntos en común con los cristianos de lo que muchos piensan. Afortunadamente, nuestra experiencia está llena de personas que han cambiado forma de pensar y han abierto los ojos cuando nos han visto como pareja y como familia.

3. ¿Cómo piensan la educación de vuestra hija?

Rosa: Antes de que naciera Fátima, hablamos mucho sobre cómo veíamos la educación de los hijos. Es verdad que no puedes decidir y planificar muchas cosas porque la vida está llena de improvisaciones, pero era importante que los dos pensáramos lo mismo respecto a cómo educarlos. Desde el principio para ambos ha sido imprescindible que el otro siga cultivando su fe. Y ayudarnos a no perdernos en el camino, celebrando juntos las fiestas religiosas del otro e incluso, haciéndonos ver si estamos rezando menos. Y esto es lo que queremos para Fátima. Que ella crezca conociendo las dos fes, los dos caminos a Dios, sin invalidar ninguno, para que desde la libertad ella pueda algún día escoger, pero, sobre todo, para que siempre sienta que Dios está cerca y que forma parte de nuestro hogar.

4. Como misionera marista laica, ¿Cuál ha sido la relación entre tu familia y la comunidad Religiosa de hermanos maristas? ¿Cómo se apoyan mutuamente?

Rosa: Omar y yo nos conocimos cuando entré a formar parte de la comunidad marista en Siracusa (Italia). Él ya conocía a la comunidad y había caminado con ellos mucho. El vínculo con lo marista era el punto en común cuando nos conocimos. Hoy, en mi ciudad seguimos muy vinculados a la comunidad local. Nos han hecho sentir siempre que ahí tenemos nuestra casa y nuestra familia. Han sido un apoyo enorme en nuestro caminar, hasta celebramos nuestra boda con ellos. Sólo tenemos palabras de agradecimiento y la convicción de que seguiremos haciendo camino juntos.

5. ¿Cuáles son las esperanzas para el futuro, tanto para la familia como para la misión dentro de la congregación marista?

Rosa: Nosotros tenemos la esperanza y la ilusión de poder viajar a ver a la familia en Gambia y que puedan conocer a Fátima y poder pasar tiempo con su abuela paterna. En cuanto a la misión, seguimos caminando para estar presentes como maristas entre los niños, niñas y jóvenes más necesitados. Ese era el deseo de san Marcelino y el de todos los maristas de Champagnat.