Me refiero a la inteligencia y a la idiotez que son algo así como una pareja de antípodas mentales. La inteligencia es la capacidad de comprender las cosas y de resolver las situaciones de manera rápida y certera. La idiotez entre otros significados se refiere por lo común y sin entrar en aspectos médicos profundos a las a las acciones torpes, sin mucho sentido o lógica de las personas. Esta, la idiotez, parece que es importante en nuestras vidas y bastante común pues tiene numerosos sinónimos como bobo, lelo, memo, tonto, majadero, zopenco, mentecato, estúpido, cateto, simple y otro muchos.

No sé si ustedes se habrán fijado en un hecho muy curioso y es que la idiotez irónicamente se da también y con mucha frecuencia en personas con un cociente de inteligencia alto y muy alto. Que la mayoría que tenemos servida de fábrica y de por vida una ración de sesos corriente, estándar, más bien escasa, y cometamos idioteces debería ser lo normal y si me apuran en muchos casos hasta casi obligatorio, porque el torpe, torpe ha sido, torpe es, y torpe será, ya que esa es su condición de nacimiento.

Pero que la idiotez conviva en gente dotada con mucho cerebro es un fenómeno extraño pues se supone que quien pude entender mejor las cosas no debería cometer tonterías, pero esto sucede y con harta asiduidad.

Hay profesionales muy inteligentes que cometen estupideces bien visibles a cada rato. Por ejemplo, uno mata a otro a tiros por un simple parqueo tras una discusión. Otro deja engañar pagando un dineral por una máquina que por un lado mete papeles de periódicos y por otro salen impresos billetes verdaderos de alta denominación. Pude parecer extraño pero sucedió un caso como este en nuestro país.

Igualmente científicos, inventores, y escritores famosos son bastante asiduos a practicar este tipo de deporte de necedad intelectual Díganme si el gran genio de Albert Einstein no hacía una tontería al estirarse los dedos de los pies todas las noches para estimular las células cerebrales. O Isacc Newton que alardeaba los beneficios del celibato y dijo después que se había enamorado…¡de una paloma!

Por ejemplo el famoso escritor gallego Ramón María del Valle-Inclán salía a pasear llevando atada a una langosta, no de las del campo que devoran las cosechas, sino de las sabrosas y caras de los restaurantes. Desde luego no debía ser un largo recorrido pues estos crustáceos tiene poco de caminadores y aún menos de maratonistas. Claro que posiblemente Don Ramón también buscara algo o bastante de publicidad sin excesiva inversión, y al final se comía el anuncio andante a la ¨termidor¨.

Pero la idiotez también se puede dar de manera colectiva e institucional, un claro ejemplo y si la prensa no miente es el Congreso chileno que definió a la mujer como un ¨ente menstruante¨. Una definición más ¨monstruante¨ qué monstruosa.

Y si nos quedamos en los gobernantes que hemos tenido en nuestra historia podríamos estar siglos relatando estupideces políticas de lo más estúpidas.

Claro que también hay artículos sobre la inteligencia y estupidez que pueden caer en este último término. Tal vez usted, sufrido lector, lo esté sufriendo en estos momentos. ¡Sorry pues!