Rememoramos la forma en que fuimos educados quienes nos acercamos a los 80 años. Periódicamente recibíamos la revista infantil argentina Billiken. Llegábamos a saber sobre José de San Martín casi tanto como si fuera un independista o restaurador nuestro. En la adolescencia teníamos acceso hasta a Tolstoi y Rabindranath Tagore en la biblioteca de mis tías.
Nos enterábamos de lo que pasaba fuera del país con la revista cubana “Carteles” mientras que “El Caribe” divulgaba lo que le interesaba a la dictadura que supiéramos. Recuerdo vivamente que tenía 9 años cuando leí con interés el titular y el contenido de “El Caribe” anunciando la tregua que detuvo la guerra de Corea.
La formación lograda en aulas y con pizarrones se amplificó leyendo la colección de “Selecciones del Readers Digest” de nuestro tío Bernardo Ramírez. “Selecciones”, que ya cumplió un siglo de existencia y fue la revista de mayor circulación mundial, influyó en la formación cultural de varias generaciones de dominicanos. Para muestra basta un botón. Sorprendentemente en la biblioteca hogareña ha sobrevivido un ejemplar de “Selecciones” de diciembre de 1947 –de hace 75 años– que, como siempre, recalcaba “Condensaciones de artículos de interés permanente, coleccionados en folletos”.
Sus anuncios generan nostalgia: Gelatina “JELL-O”; Relojes Bulova, Elgin, Rolex, Benrus, Omega y Girard Perregaux; máquinas de escribir Underwood, Remington Rand y Smith Corona; lapiceros y plumas Sheaffer´s, Scripto, Sterbrook, Eversharp y Parker 51; radios Zenith, Crosley, Admiral, Philco, y General Electric”; el vuelo “Clipper” de Pan American World Airways; línea de autobuses “Greyhound; jabón y talco Mennen para niños; trajes de baño Jantzen, y Catalina; cámaras, películas y aparatos fotográficos KODAK; pasta dentífrica IPANA; refresco Orange Crush.
Había secciones fijas como “El mundo me da risa” y “Mi personaje inolvidable”. Lo mercadológico y festivo se catapultaba con sustanciosos artículos de fondo. La edición reseñada incluye un escrito titulado “¿Cuál es la mejor aspirina?”, promoviendo comprar aspirina genérica, de bajo costo.
Con el paso de los años he hecho conciencia de que dos artículos de ese simple impreso de hace tres cuartos de siglo influyeron en mi formación. El primero, titulado “La doble vida de O’ Henrry” señalaba: “La vida de este famoso escritor fue acaso la más novelesca de todas sus obras”. Con esa lectura, a temprana edad cobré conciencia de la genialidad de ese maestro del lenguaje cuyos miles de cuentos concluyen de manera inesperada con un distintivo “final a lo O’ Henry”. Relator social visionario fue el primero que acuñó el término “banana republic” en 1904”. En diciembre 2019 escribí un artículo basado en su cuento “El regalo de los Reyes Magos” la más hermosa exaltación del amor expresado en la navidad.
Cada edición concluía con una “Sección de Libros” que resumía, como artículo de fondo, un libro importante. En ese número el artículo se tituló: “Aventuras de un oficial errante” que condensaba una autobiografía de Winston Churchill, abarcando su niñez, su adolescencia y la primera etapa de su vida adulta. Así comencé a admirar a Churchill, a sabiendas de que solo abarcaba hasta el 1908, cuando casó. En esa obra Churchill expresó: “Y después de esto he vivido feliz”. Sin embargo, fue mucho después que su “ananké” lo llevó a ser protagonista de hechos que reconfiguraron la historia de la humanidad. ¡Gracias Selecciones!