Sí, porque por más que se quiera loar, alabar, o ensalzar a esa bebida llamada café al final de todo no es más que un agua negra, de aspecto sucio y que mancha mucho y fuerte, con un sabor áspero y amargo, que no tiene vitaminas, proteínas, ni fibras, o sea nada de naiboa que dirían los cibaeños de campo adentro. Solo es abundante en cafeína, una sustancia no pocas veces y todavía polémica que estimula el sistema nervioso y además es diurético, es decir que favorece el hacer pipí.

A favor del café están los argumentos de que posiblemente ayuda al metabolismo -aún no se sabe bien- reduce el riesgo de accidentes cerebrovasculares, retrasa la aparición del Parkinson y la insuficiencia cardíaca, a su lado la genial y para todo aplicable aspirina y la maravillosa penicilina son apenas un remedio de hierbas que hacía la abuela.

En contra está su excesivo consumo que produce nerviosismo, insomnio, sube la presión arterial, produce dolor de cabeza y disminuye el calcio tan necesario para los huesos. O sea, que el famoso veneno curare a su lado es una cucharada de miel de abeja.

Y no obstante estos pros y contras el café sigue siendo una de las bebidas más utilizadas en todo el planeta, para este año 2022 la producción se estima en más de 167 millones de sacos, saco más saco menos, y si es contado por granos no saquemos cuentas.

El café tiene su origen en Etiopía, en la región de Kaffa y según la leyenda un pastor se dio cuenta que sus cabras daban grandes saltos y temblaban cuando comían unas bolas rojas que son las que las matas del cafeto tienen cuando están maduras.

Pero no le hagamos mucho caso a las leyendas porque todas son tan mentirosas como los políticos en épocas de elecciones. A saber si el pastor llevaba unos tragos de más, era bizco doble y veía las cabras caminar de otra manera y las bolas rojas eran cherris salidas de un bote de conserva, en cuestión de leyendas todo es posible.

El café es causa de muchas creencias y comportamientos extraños, aquí en nuestro país se dice que si uno toma café de pie se le barajan los planes y por ello debe hacerse sentado, y otros no lo toman porque dicen que pueden volverse más prietos de lo que posiblemente sean o estén.

Díganme que tiene que ver el café tomado de pie con los planes de Juancito de pasar la migración americana con un pasaporte ¨machete¨ y juntarse con su familia en Boston para trabajar de ilegal en una factoría, o los de Altagracia que está ahorrando peso a peso para poner un salón de belleza con un ¨Bar nails¨ de lo más trending. Nada, supercherías tan tontas como perchas sin perchero.

Recuerdo una excelente campaña publicitaria española para estimular su consumo cuyo argumento principal decía que ¨algo bueno sucede alrededor de una taza de café¨ y tenía mucho de razón, una espera a ser recibidos se hace mejor con una taza de café por delante, unos buenos negocios que se cierran dando vueltas con la cucharita, un café sirve como una amorosa bienvenida a un familiar o amigo, un café hace más sabroso el chisme entre vecinos de que Ángela se ha liado con Anselmo nada más separarse de Pedro…la muy sinvergüenza …

Inclusive el en café de muertos que se brinda en los funerales también pasan cosas agradables en torno a una buena taza sobre todo si el finado era muy malo y pegaba y trataba mal a todo el mundo y ¡por fin! ya guindó los tenis consecuencia de aquella cirrosis galopante de tanto libar triculí con los tigueres del barrio, eso siempre es bueno, y si dejó una buena herencia a la familia entonces el café sabe mejor, muuuucho mejor.

Pero no crean que el café se brinda en todos los países como se hace en nuestra querida República, la mayoría no le dan a uno ni los buenos días. Recuerdo que cuando llegué a RD la primera vez que fui a un banco a cambiar unas cuantas divisas me sentaron y me ofrecieron café y agua sin pedirlo, creía que me habían confundido con algún magnate que iba a depositar una millonada, nunca antes me había sucedido, me impacto mucho y de una manera muy positiva. Y es que el café ofrecido con tanto gusto es una de las expresiones de acogida cariñosa que tiene el dominicano.

Con el café se hacen grandes, medianos, pequeños y micro negocios. La economía de muchos países dependen en buena medida de las exportaciones de este producto, Brasil es el principal productor mundial, le sigue Vietnam y después Colombia que ha sabido forjar una muy buena marca de calidad. Tal vez ustedes recuerden la imagen de Juan Valdés, el agricultor sencillo que se convirtió en todo un símbolo de Colombia y que aparecía siempre en el monte con su mula y su saquito de café colgado al cuello.

O aquel simpático anuncio que se veía en el cielo una estela blanca de avión dando la vuelta para regresar al aeropuerto y un pasajero preguntaba a la azafata qué estaba sucediendo y esta le respondía es que el al comandante se le olvidó el café de Colombia.

Yo tengo la sensación de que aquí, en este patio el café se vende muy caro, quitarle 70, 80, 90 o 100 yayas por un pozuelo de agua teñida en vasito de cartón, una o dos cucharadas de azúcar, es mucho, demasiado. Echemos cuentas, un paquete de café de una libra cuesta 250 pesos y del mismo se obtienen 64 tazas, así pues cada café tiene un costo de unos 4 pesos, pongámosle mano de obra, local, luz, vasitos, azúcar, palitos para removerlo y hasta la madre de los tomates y digamos que nos sale a 25 pesos, ganarle más de un 300% es un buen negocio, como el 3% del gallego aquel que contábamos en otro escrito, y claro si le parece caro no lo compre, nadie le obliga, y por eso andamos cómo andamos cojeando del bolsillo izquierdo.

Ya casi no se ven los vendedores de café en las esquinas de la calle ofreciéndolo a conductores de vehículos y motoristas, un vasito pequeño de plástico a un buen precio. El desarrollo los arrolla.

El café tiene magia pues vale mucho más de lo que cuesta, mucho más. Tengo el caso de mi madre, una catalana con mucho ¨seny¨ cómo se dice allí al sentido común, cuando venía al país a ¨recaucharse¨ de los inviernos fríos de Madrid, al marcharse se llevaba doce o más latas y paquetes de café dominicano creo que era de la variedad caturra que introdujo Balaguer para mejorar la calidad y cantidad en los cultivos.

Yo le preguntaba el porqué de tanto café y ella me explicaba que eran una especie de llave maestra que abría muchas puertas, si iba por ejemplo a un notario que en España son profesionales muy escasos, muy demandados, complicados, con muchos trámites y largas esperas, entonces le llevaba un paquete de café traído para él especialmente de República Dominicana, exquisito y hasta exótico -muy apreciado allí- sus casos se resolvían en un par de días. Y así lo hacía en otras muchas situaciones. Un paquete costaba poco, pero valía mucho.

Los tipos de cafés son muchos pues esa ¨agua sucia¨ puede aguantar múltiples combinaciones, está el espresso, el capuchino, el americano –que de café tiene muy poco por no decir nada- el mocca, con leche o latte, el machiatto y el café bombón y muchas más siguiendo la tendencia de inventar y mezclar con todo en la gastronomía avanzada.. me contaron de una persona que mezcla el café con el chocolate, debe ser una especie bomba energético-enervante. No se extrañen si un día ven el café ¨mocosap¨, una curiosa mezcla de café y moco de sapo o el ¨cofivamp¨ que lleva un tercio de jugo de vampiro suramericano.

También hay muchas maneras personales de hacer el café, el de pilón de nuestros los campos machacado como se hace todavía en África y para muchos el de mejor y más auténtico sabor, el de colador de tela que por su forma parece una media, el de greca más sofisticado de las ciudades, los de máquina de bar con la bajada de palanca, su vapor y su ruido característico sschhhuusssffff, los de máquina automática de Nestlé con diferentes variedades.

De sus cantidades, mezclas, tiempos y formas de hacer particulares dependen también sus gustos. Algunos se precian de ser entendidos y si se fijan en cada familia hay un gurú de hacer café. Como el de la tía Anita…ninguno, como el de la abuela doña Tica…ninguno, como el del compadre Papito…ninguno. Hablando de buenos cafés el portugués es excelente, muy concentrado y servidos en vasos muy, muy pequeños. Si tienen ocasión pruébenlo.

En tiempos de escasez mundial como en las guerras europeas o en las hambrunas subsiguientes el café era muy escaso y se sustituía con la malta, hecha de cebada germinada y sobre todo el café obtenido con la raíz de la planta achicoria. Muchas personas, sobre todo mayores, siguen tomando este tipo de café sucedáneo porque les agrada o por sus beneficios a la salud.

El café, como el aguacate que está ya en las más altas cocinas mundiales, se ha sofisticado enormemente, ahí están los establecimientos Starbuk repartidos por todo el mundo, mucho habían tardado en aterrizar por aquí en Bienvenidolandia, unos lugares bien ambientados con relax para tomar café (como si aquí no los tuviéramos por millares) y que te arrancan 350 pesos por un Mocha Cookie Crumble Frappuccino, si es que puede pronunciarlo bien al pedirlo.

Claro que esto no es nada comparados con otros, los caros de verdad como el famoso Café Azul de Jamaica, los Blue Montains las montañas azules del país caribeño que 8 onzas, media libra, vale 350 dólares, más de veinte mil tablas locales, y a cuarenta mil la libra. Señores, vayan encargando su par de libras antes de que se acabe, que está en oferta.

Pero ¡agárrense de donde puedan! que viene el café más caro del mundo, el café de caca de civeta, leyeron bien ¡caca de civeta! también llamado kopi luwak en idioma tagalo, o kopi alamid en vietnamita. La civeta es un carnívoro pequeño del suroeste de Asia y algunas zonas de África que se atiborra, entre otros alimentos, de granos de café y los expulsa como heces sin haberlos digerido del todo y que al sufrir cierta transformación en el tracto digestivo del animal les confiere un sabor muy peculiar.

Los nativos recogen las heces y las mandan al mercado. Un kilo de café de civeta vale 1.300 dólares, unas 72.000 cañas locales. Una taza de café cuesta 80 dólares de nada, cerca de 5.000 pesos nuestros. ¡Camarero, sírvame dos tazas más, por favor!

Nunca un excremento, una caca, una hez, una m… ha valido tanto. Debido a ello muchas civetas son explotadas en cautiverio y en malas condiciones, la avaricia y la ambición haciendo de las suyas.

En fin, nada como al levantarse sentir el aroma de un buen café que despierta los sentidos, preludio de un sabroso desayuno solo o en familia. ¡Esa ¨agua sucia¨ qué maravillosa y compleja es!