Hace muchos años y como madre soltera me tocó acompañar a mis hijos a todas las actividades extracurriculares, música, catecismo, inglés, karate, etc. Tal vez al ser la única responsable de ellos, no los dejaba ir solos porque temía les sucediera algo y yo no estuviera presente.

 

En ese acompañar le tomé amor sobre todo a las actividades deportivas y no me sentí extraña ya que otros padres iban también religiosamente a las prácticas con sus hijos.

 

Recuerdo a una madre llamada Yanet (ojalá se escriba así), ella llevaba sus agujetas y se pasaba toda la mañana tejiendo. Ahí conocí a una familia Troncoso, llevaba dos hijos, a otra Alfau. Meses atrás vi a uno de esos niños hoy convertido en hombre como gerente de un banco comercial.

 

Todos los sábados y domingos durante la mañana nuestra casa era “la cancha de San Lázaro”. Vienen a mi mente algunos nombres de los responsables de las prácticas, Cuchi, Cosme, Castellanos, Renzo y otros cuyos rostros los tengo presente, pero los años me han traicionado.

 

A mis hijos los llamaban “los hermanos Broncos” emulando a los luchadores de la época. Eran muy buenos, llegaron a obtener títulos en algunos torneos. A propósito de torneos, cuando les tocó participar tuve la oportunidad de conocer yo diría todos los barrios de la capital que tenían equipos.

 

Dicen que los abuelos queremos doble. Yo pienso que queremos más, porque los nietos llegan en el momento en que ya no podemos procrear, cuando el nido se torna vacío con la partida de sus hijos al querer hacer su propio nido.

 

Yo he sido bendecida con dos hermosos nietos. El mayor ya con once años, el menor con cinco.

 

He disfrutado ver al mayor aprender a nadar, a jugar tenis y desde muy pequeño a practicar el baloncesto.

 

Como aprendí muy bien la lección de dama de compañía, lo he acompañado a todas sus actividades deportivas.  Dedico varias tardes al baloncesto en un club privado, los sábados practica el inglés, pero el domingo juega desde muy pequeño en el Club San Lázaro.

 

Somos lazareños por tradición, por amor y por convicción.

 

En estos meses se está celebrando el torneo distrital de “Minibasket” organizado por la Asociación de Baloncesto del Distrito Nacional (ABADINA). Han participado cientos de niños y se han estado haciendo las eliminatorias de los equipos participantes. Solo quedan dos que van a disputar en el día de hoy el primer lugar y coronarse campeones.

 

Por razones personales no he podido acompañarlo en los partidos, sus padres han tomado el lugar que les toca y me han relevado, pero este jueves pasado asistí a las semifinales en la cancha del club Mauricio Báez, entre los clubes San Lázaro y  Rafael Barias. Estaban trasmitiendo el partido por el canal de YouTube  de la asociación, mi nuera me llamó para decirme que lo estaba siguiendo, hasta su jefa se puso a verlo con ella, le dije que ya yo no tenía edad para ver un juego así.

 

Mi hijo me llamó y me dijo “mami, qué partidazo”, se me acercó un vecino que fue a ver el partido y me dijo también “qué partidazo”. Yo nunca pensé que un juego de basketball de niños de diez y once años despertara tanta pasión, pero no solo de los familiares. Había que ver los entrenadores como sufrían, y al final los niños de un equipo llorar por la tristeza de haber perdido y otros llorar de la emoción de haber ganado.

 

Mi nieto es una estrella, aquí entre nos, se los disputaron dos equipos, uno porque practica dos veces a la semana y el otro porque tanto mis hijos como él han crecido bajo el amparo del mismo. Es más, también entre nos, fue cambiado para que lo cedieran por cuatro jugadores.

 

El partido está grabado, sus padres lo han visto entero infinidad de veces y yo no me canso de repetir la parte en el que hace muy buenas jugadas y el narrador, con la pasión como si estuviera narrando un partido de la NBA, se emociona, grita, valora, sufre. Fue una experiencia diferente.

 

Debo exaltar la dedicación de los entrenadores del San Lázaro, Elías, Pequeño, Bobolet y Dagoberto quienes con tanta entrega han sabido llevar al equipo a una final para llevarse la corona.

 

Si quieren disfrutar de un emocionante partido de baloncesto les invito a que hoy sintonicen al canal de la ABADINA que trasmitirá  a partir del medio día la final entre los equipos San Lázaro y BAMESO (Barrio Mejoramiento Social).