El 25 de junio de 2022, personal del Instituto Agrario Dominicano (IAD) y de la Unidad Técnica Ejecutora de Titulación de Terrenos del Estado (Utect) ha viajado a la provincia Pedernales para dejar iniciado el Plan de Titulación Definitiva de parcelas, viviendas y solares, que –según la información oficial- impactará a 13,000 personas.

Se trata de una acción rápida y oportuna que busca cumplir con la promesa hecha hace un mes por el presidente Luis Abinader.

El mandatario lo había prometido el 26 de mayo en el marco de los actos de inicio de las obras hidrosanitarias y de reconversión del muelle de Cabo Rojo (1957) en una terminal de cruceros y en marina del proyecto de desarrollo turístico, y de entrega de recursos para un proyecto ovino-caprino.

En una primera etapa se ha planteado la titulación en las parcelas 1B, 40, 215B y 215-03 que contienen territorios de Las Flores, Los Cayucos, La 40, Cabo Muelle, Campo de Aviación, Víctor Cheché, Mencía, Aguas Negras, La Altagracia, Las Palmas, Macanutillo, Las Malvinas, Pedro Mota, Canta la Rana, Villa Esperanza y Juancho.

He sido abanderado de la titulación de las tierras de los verdaderos propietarios de la provincia; sobre todo, de quienes se acercan al siglo de ser asentados por el Gobierno. A ratos lo he reclamado de manera recurrente a través de los medios de comunicación y otras vías directas no menos importantes.

Los auténticos dueños de esos inmuebles en aquella comunidad del extremo sudoeste de la frontera dominico-haitiana viven en zozobra, asediados por bandas de facinerosos ahora más activas por las noticias sobre desarrollo turístico. Y no pueden bancarizarse, ni hacer negocios dignos en vista de la carencia de documentos definitivos. Real.

De ahí la importancia de la intervención del gobierno nacional, que todas las personas sensatas deberían celebrar, siempre que los criterios para escoger los componentes de la primera fase se correspondan con parámetros científicos y el foco esté lejos de legalizar operaciones delictivas aupadas desde la sombra.

El sitio donde se fundó la comarca en 1927, con el redondel para las 32 familias, no figura en la primera parte del proceso. La histórica calle Juan López, tampoco. Al menos, no se ve taxativamente. Hasta para los fines de promoción del mismo gobierno, habría sido simbólico enfatizar en estos lugares y visibilizarlos. Estamos en turismo.

Las direcciones del El IAD y la Utect deben estar “como la guinea tuerta”, alerta. Igual la gobernación de Pedernales. La tentación del cáncer está latente.

El presidente Abinader ha actuado con suficiente diligencia respecto los proyectos diseñados para Pedernales. Que haya respondido rápidamente con un plan a nuestro reclamo de titulación de parcelas, solares y viviendas en la actual coyuntura de inversiones es una evidencia incontrovertible.

Corresponde a las corrientes críticas de la provincia (presentes y no presentes) vigilar con celo extremo para que todo se haga sin marrullas. La indiferencia les haría cómplices de lo malo; las quejas carecerán de sentido a posteriori porque “el palo dao ni Dios lo quita”.

Y a las instituciones encargadas del plan, garantizar que el día del acto para la entrega de los primeros títulos, el Presidente reciba aplausos de alegría espontáneos en vez de un coro de protestas.

Hay que poner candado temprano para impedir la entrada al oportunismo que daña todo. Vigilancia activada.