“Por todas partes se advierten indicios de que la naturaleza protesta cuando se le viola y no se le ama. Si esto sigue adelante, la víctima puede morir de amargura e indignación, y con ella todos aquellos a quienes alimenta”.  Peter Tompkins.

En ese rosario prometedor hubieron de rezarse varias letanías acompañadas de paradas técnicas en cada estación en que se detenía el vagón de oro.

Desgraciadamente el complejo de Guacanagarix ha seguido arraigado en nuestra cultura y en nuestro subconsciente desde que el Almirante Colón pisó nuestra tierra. Esta antológica forma de pensar exagera el valor de los extranjeros que vienen a invertir y los recibimos con los brazos abiertos de una manera incondicional. Esos extranjeros lo saben y vienen con sus espejitos a cambiárnoslo, en este caso, por oro. Gustosos los recibimos y les regalamos, ingenua e impúdicamente,  todo lo que sea oro o lo que no lo sea, pero que tenga un gran valor comercial.

Quien escribe estas líneas, siendo estudiante de derecho y empleado del Bufete de abogados Peynado y Peynado, trabajó en el contrato de préstamo que le hicieron a la Rosario Dominicana doce bancos de República Dominicana. Vinieron sin un centavo y comenzaron sus operaciones con el dinero recibido (14 millones de pesos) en calidad de préstamos de nuestros bancos. La Rosario Dominicana vino desnuda, pero con socios enfermos por la fiebre del oro dominicano. No tenían dinero y solo ostentaban la tecnología para la extracción de minerales.

Rosario Resources Corp. (Rosario Mining Company) se instala en Pueblo Viejo, en 1967, cuando el señor David Moore negocia con el gobierno del Dr. Balaguer la explotación de una mina de oro. Rosario Mining inicia la explotación del oro en 1972, produciendo 5 millones de onzas de oro y más de 20 millones de onzas de plata al año (la mina llegó a producir un promedio de 400 y 600 onzas diarias de oro que se encontraban en forma de óxido en una mina a cielo abierto), hasta que el presidente Antonio Guzmán la nacionalizó en 1979 comprando el 54 % de las acciones, para pasar a operarla hasta 1999, fecha de su cierre. Al cierre efectivo de Rosario Dominicana en 1993 se dejó enormes pasivos ambientales sin remediar, a pesar de la construcción de las plantas de tratamiento. Esas plantas de tratamiento dejaron de funcionar, a nadie le preocupó y los desbordamientos fueron envenenando la zona hasta el Bajo Yuna, sin que nadie se inmutara:

1º la presa de cola de Mejita que cubría una superficie de 1,4 km2 se desbordaba en el río Maguaca, el mismo afluente del río Chacuey,

2º la presa de cola de Las Lagunas con una extensión de 0,5 km2 hacía lo mismo,

3º el arroyo Margajita, que nace en la mina y la atraviesa, cargó, todos esos años, en sus aguas, los sulfuros expuestos al aire libre generando un drenaje ácido en forma continua que contaminó desde su paso por Pueblo Viejo, en un largo recorrido hasta la presa de Hatillo.

Los dólares que produjo esa minera canadiense jamás podrán compensar el daño y el sufrimiento de esa región y de sus habitantes porque, definitivamente, no existe la minería sostenible; es por naturaleza insostenible.

Gran parte de los dominicanos recordamos las quejas de la población de esa zona producto de las enfermedades que se producían en varias de sus comunidades, así como por la muerte de sus animales y de los daños en sus plantaciones agrícolas, lo que actualmente sigue sucediendo.

Luego llegó la temible y poderosa Barrick Gold comenzando sus operaciones en 2012 con la promesa de producir entre 100,000 y 125,000 onzas de oro.

Los supuestos controles, para no dañar el medioambiente, no se pueden ver en las envenenadas aguas de sus ríos ni en la impureza de su aire. Familias enteras han estado sufriendo de todo tipo de enfermedades por estas contaminaciones.

A pesar de todas las opiniones vertidas por expertos en medioambiente, esta empresa, inmoral y genocida, por demás, quiere construir nuevamente otra presa de cola en Monte Plata para aumentar su ya gran beneficio, sin tener en cuenta los daños que va a producir. Es incomprensible e inaceptable la aprobación que le pueda dar el Ministerio de Medioambiente.

El impacto ambiental y económico de una presa de cola en Yamasá sería catastrófico, no solo para Monte Plata, sino para el Gran Santo Domingo debido a la contaminación de los ecosistemas y sobre todo del recurso agua.

Dice el doctor Asmín Aquino que un colapso de la presa provocaría daños irreversibles al río Ozama e Isabela, ya que todos los componentes tóxicos serían transportados por los afluentes que pudieran llegar a la costa del mar Caribe, debido a la desembocadura de los mismos en esa zona de la capital dominicana.

El 14 de septiembre del año 2015, en la mina de Veladero, Argentina propiedad de la Barrick Gold una cañería de Cianuro tuvo una ruptura y un importante derrame ocurrió y la gente del pueblo decidió tomar únicamente agua mineral y no mandar a sus hijos al colegio. El gobierno prohibió el consumo que no sea agua mineral, además presentaron una denuncia penal contra la empresa por el daño ambiental en que había incurrido. ​ Tres días después la Justicia dispuso la clausura temporal de la mina

En 2015 la justicia de Argentina procesó a nueve ejecutivos de la minera por ese derrame. La canadiense Barrick vertió un millón de litros de agua con cianuro cerca de un pueblo.

El 17 de septiembre del 2020 la justicia chilena cerró definitivamente el proyecto aurífero Pascua Lama por los daños ambientales causados en la frontera entre Chile y Argentina, enterrando así la intención de la minera canadiense Barrick Gold de construir la mina de oro y plata a cielo abierto más grande del mundo.

"La magnitud del peligro de daño en la salud de las personas hace necesario el cierre del proyecto minero Pascua Lama al no parecer viables otras alternativas de funcionamiento seguro para el medioambiente y la salud de la población", indicó el fallo del tribunal

A propósito del Día Mundial del Agua, un líquido cuya escasez afecta a dos mil doscientos millones de personas, el ambientalista Luis Carvajal explica que el pilar educación está centrado en orientar a todo el país para que entienda que lo que pretende la minera Barrick Gold es un espacio para lanzar material derivado de la extracción de metales, un vertedero.

Por otra parte, en el sentido económico, strictu senso, podríamos preguntarnos: ¿Cuál ha sido el beneficio económico para nuestro país? Para comenzar podemos decir que es un bien no renovable, no vuelve. Originalmente, en el gobierno del Dr. Fernández el contrato leonino estipulaba un beneficio de 97% en favor de los genocidas y 3% para el Estado dominicano. El día de toma de posesión del presidente Medina este anunció que esa proporción era inaceptable y que se iba a volver a negociar de una forma más favorable para los dominicanos.

Nadie supo a ciencia cierta qué y cómo se negoció. Lo cierto es que en dicho contrato se estipula, todavía, que solamente se gravaría para fines de impuesto el oro puro procesado, pero resulta que las barras que exportan (que dicho sea de paso, no se conoce el método de control),  son de doré (una aleación de oro y plata), lo cual no la hace gravable para fines impositivos. Es decir, que si los encargados de supervisar la salida del oro, algo que dudo mucho, comprueban que son barras de doré, las exoneran de cualquier pago al Estado. ¡Dios mío! ¿ Pero cómo es posible que esto sea así?

Por todo lo visto esta multinacional canadiense es una genocida de seres humanos y una genocida económica.