En las provincias Santiago, La Altagracia, Santo Domingo y otras demarcaciones se confunde la planificación estratégica con una lista de proyectos. Igualmente acontece desde Buenos Aires a Barcelona. Los gobernantes solicitan prioridades y la gente enumera necesidades. La magia es transformar, de abajo hacia arriba, demandas sociales en sueños de desarrollo construidos desde una visión ciudadana compartida.

En una media isla de 48 mil kilómetros cuadrados no se puede tomar la cosa pública a la ligera. Si se conoce la geografía y la historia de cada territorio se evita que en latas, cajas o envases se quiera empaquetar o producir en serie unos supuestos planes estratégicos sectoriales o territoriales que realmente no lo son.

 

Estudios conocidos de procesos de planificación estratégica de sectores y provincias de República Dominicana, al igual que en ciudades y naciones de Iberoamérica, arrojan luces. Sin la debida cohesión social se precipita que en la planificación sectorial o territorial reine el empirismo. Un simple recorrido por “google punto com” evidencia la cantidad de planes estratégicos inconsistentes de la región.

 

Se destaca, que para consolidar sus herramientas, la planificación estratégica de Santiago gestó su certificación internacional. El Centro Iberoamericano de Desarrollo Estratégico Urbano valoró la calidad de las categorías de articulación de actores y activa comunicación. Asimismo, el tipo de sistema recolección y análisis de información. También la aprobación institucional y actualización continua del plan y su calidad editorial. Finalmente, las formas y herramientas para asegurar una implantación de proyectos efectiva.

 

Se logró la Certificación 01CA-08 que reconoce la calidad de la planificación territorial de Santiago; con una experiencia acumulada en más de 15 territorios y sectores de República Dominicana. Enrique Iglesias, primer secretario de las Cumbres Iberoamericanas y Maravillas Rojos del CIDEU, entregaron el galardón.

 

En el sector salud, también en varias provincias y municipios. Igualmente en diversas ciudades, regiones y naciones de América, se fabricaron “latas” o “envases” etiquetados como “planes estratégicos” que no pegaron en el accionar concreto del Estado, y mucho menos en el imaginario de los sectores sociales.

 

Varios supuestos planes de desarrollo quedaron dormidos en el estante. También concluyeron como papelería incendiable en el vertedero de Duquesa. Peor aún, documentos donde se invirtieron decenas de millones de pesos, sin generar identidad, sentido de pertenencia o imagen objetivo de lo socialmente aspirable.

 

En el sector salud, se ha iniciado un proceso de planificación estratégica con visión de futuro.  En diversos territorios de la isla, se vendió una planificación estratégica enclaustrada “en iluminados reunidos en un consejo de sabios”, sin escuchar a la población organizada en sus territorios, y sin tomar en cuenta las propuestas de los distintos sectores sociales.

 

Hoy, tenemos como buen ejemplo lo que en la provincia La Altagracia se hace entre todos, para robustecer el sentido de cohesión y capital social, de uno de los destinos con mayor identidad turística de América.

 

La provincia La Altagracia acumula más 350 mil habitantes estimados que residen en 2,998.43 km cuadrados. Acumula más del 65% de las 83,000 mil habitaciones hoteleras del país. Este medio construido aporta importantes beneficios para el Estado, el sector privado y para la gente.

 

Sin embargo, impone una velocidad acelerada de consumo del suelo, estimada en unos 5 kilómetros cuadrados de nuevas edificaciones por año. El indicador de confortabilidad con el medio natural, es no crecer a más de 1km2 anual, especialmente con el tipo cobertura verde y uso del suelo de esta provincia.

 

La Altagracia, atesora un ecosistema diverso y extensas zonas de vida con parques nacionales protegidos; lo que impone un incluyente plan estratégico territorial y de ordenamiento provincial.

La oficina técnica del plan estratégico Santiago es el órgano de especialistas que facilita la iniciativa “Altagracia del Mundo”. En esta provincia, gestamos una carpintería técnica para construir de abajo hacia arriba, un sistema de información para la planificación territorial.

 

Para el plan estratégico territorial “La Altagracia del Mundo” la información es decisiva. Los datos, hechos y situaciones que aportan los humildes pescadores de Boca de Yuma, activos dirigentes comunitarios de la Laguna de Nisibón, la Otra Banda e Higüey, empresarios de Punta Cana, Cap Cana, Bávaro, Bayahíbe o Miches. Académicos de las universidades, presidentes de asambleas, curas párrocos y cientos de líderes.

 

La iniciativa tiene el apoyo de sectores representativos. Especialmente del obispo de La Altagracia, monseñor Jesús Castro Marte y del arzobispo emérito monseñor Ramón Benito de la Rosa. También de todos los alcaldes y directores de distritos.

 

De juntas de vecinos, universidades, pescadores, hoteleros, clúster turístico, ganaderos, empresas gastronómicas, medios de comunicación, pastores y curas párrocos, entre muchos otros.

 

Una iniciativa que fue presentada a Gobernación y Oficina Senatorial. Que pronto mostrará avances diagnósticos alcanzados. Vamos ahora por una genuina visión, sueños y proyectos estructurantes. Fase denominada por el Instituto de Futuros Alternativos (IAF) de Estados Unidos de América: futuro preferible.

 

Importantes grupos empresariales locales facilitan la ejecución de acciones de impacto. Donarán un laboratorio cartográfico de computadoras, software, mapas e imágenes satelitales para planificación y ordenamiento. Acción a coordinar con el Instituto Geográfico Nacional y la oficina técnica que se creará en La Altagracia, con el expertís de Barcelona y Santiago.

 

Es signo esperanzador es que Universidad Iberoamericana (UNIBE), Universidad Católica del Este (UCADE) y la UASD- Higüey, converjan en este capital social. En Santiago, fue PUCMM, sociedad civil y empresariado, que iniciaron gestiones para implantar la planificación estratégica territorial.

 

En La Altagracia se creará una oficina técnica, como recomienda el Centro Iberoamericano de Desarrollo Estratégico Urbano (CIDEU). Propuesta que garantizará la sostenibilidad de la planificación territorial. Sobre todo, asegurará que esta herramienta no sea atropellada por los vaivenes políticos y clientelistas de la Nación.

 

Se impulsa un proceso basado en principios metodológicos. Los principios son esencias de conducta de los participantes de un proceso. Son rectores porque modulan, gobiernan y rigen la implantación de la hoja de ruta hasta el año 2030. Son declaraciones éticas del ‘saber hacer, saber estar y hacer saber. Determinantes para el diseño del diagnóstico, formulación prospectiva de visión e implantación de los proyectos pactados.

 

La coherencia con las políticas, planes y normas del sistema de planificación estratégica, internacionalmente validado. Creará la estrategia como diferencia. Es decir, como pieza auténtica, de genuina factura nacional. Será factible, pues tomará en cuenta en qué grado los proyectos pueden ser transferibles.

 

Este plan será concertado. Robustecerá la tradición de gobernabilidad dominicana con herramientas probadas. Concerta porque creará convergencia de actores públicos, privados y comunitarios. El plan será flexible. Pues propondrá escenarios resilientes en una sociedad cambiante en un mundo pospandémico.

 

Este plan estratégico “Altagracia del Mundo” será concurrente. Gestará convergencia territorial y sectorial de los diferentes niveles de gobierno que se expresan en la Nación. Asegurará la coherencia entre las visiones que sobre el mismo territorio, acumula gobierno central, municipios, sector privado y sociedad civil.

 

Este plan tendrá seguimiento. Vinculará lo inmediato y lo mediato. Asegurará una línea base y el observatorio “Altagracia 2030”. Herramienta que ayudará a monitorear la implantación de proyectos estratégicos. Finalmente, este plan expresa un proceso que no inicia de cero, para proyectar la provincia en todo el mundo.