Muchos de los acontecimientos que hace unos años sosteníamos como hipótesis hoy son claras evidencias de nuestra realidad. Existen dos parámetros básicos sobre los cuales definir el mundo actual; por una parte, un contexto geopolítico completamente distinto al que hemos conocido, inserto en la “globalización” y, por otra parte, un escenario intrínsecamente vinculado al anterior: la “Cuarta Revolución Industrial” o Revolución Digital. La más profunda, rápida y vertiginosa jamás conocida por la humanidad. Entre los aspectos más relevantes de esta Cuarta Revolución Industrial se encuentra el hecho que, a diferencia de las anteriores, no ha sido monopolizada por los países occidentales, lo que está generando una convergencia de productividades y cambios espectaculares en la correlación de fuerzas, llevando a un desplazamiento del centro de gravedad.

En efecto, desde que nacimos siempre hemos oído hablar del meridiano de Greenwich, sustituto del meridiano de París, que se corresponde con la circunferencia imaginaria que une los polos y recibe su nombre por cruzar por el distrito londinense de Greenwich. El meridiano de París, rivalizó con el de Greenwich hasta 1884, desde que Francia fue desplazada por Gran Bretaña como primera potencia mundial. En ese año el meridiano fue adoptado como referencia en una Conferencia internacional celebrada en el mes de octubre en Washington, D.C., a la que asistieron delegados de más de dos docenas de países.

En dicha Conferencia se adoptaron una serie de acuerdos, entre los que destacan: a) Adoptar un único meridiano de referencia que reemplace los numerosos existentes (los antiguos hegemónes seguían utilizando el establecido por ellos); b) Todos los países adoptarán el día universal; c) El día universal comienza a medianoche (hora solar) en Greenwich y tendrá una duración de veinticuatro horas. No obstante EEUU haber desplazado a Gran Bretaña como potencia mundial, siguió rigiendo el mismo meridiano. Somos de opinión que esto se debe a varias razones: 1) EE. UU. como Gran Bretaña, se encuentran en la zona del Atlántico; 2) Tienen grandes similitudes culturales; y 3) Lograron evitar la “trampa de Tucídides”, lo que es poco probable que suceda si el centro de gravedad se intenta desplazar hacia el Indo-Pacífico. Además, entre democracias no hay guerras.

Si China no sufre algún revés, como lo sufrieron Japón y Alemania, todo parece indicar que a mediado del presente siglo, el centro de gravedad se va a situar en Asia meridional, específicamente en el “Estrecho de Malaca”: la conexión natural entre el Océano Indico y Océano Pacífico (Indo-Pacífico), a través del Mar del Sur de China. Se situará ahí, entre otras razones, por el peso demográfico, solo la India y China tienen más de tres mil doscientos millones de habitantes y, sobre todo, el peso económico y comercial: más de la cuarta parte del comercio mundial pasa por el Estrecho de Malaca, lo que acarrea un gran peso político y delicadas tensiones militares. Al desplazar el centro de gravedad y miramos el meridiano central, observamos en el mapamundi que, Europa deja de estar en el centro y pasa a la periferia. Los Estados Unidos se reorientan del Atlántico al Pacífico.

Para el grupo que detenta el Poder en China, siempre han existido dos clases de personas: los súbditos o demás habitantes de su propio país y los bárbaros o los demás pueblos y naciones extranjeras. No solo ahora, siempre ha sido así durante su milenaria vida autocrática e imperial. La única diferencia es que ahora: el Emperador es el Partido Comunista Chino (PCCh). No compartimos pero comprendemos porqué China tuvo que pasar por lo que ellos han llamado el “Siglo de la humillación”, cuando Inglaterra la obligó militarmente a abrir sus puertos para el intercambio comercial con Occidente después de las famosas “guerras del Opio” o guerras anglo-chinas. Resulta que antes de estas guerras, el rey Jorge III de Inglaterra hizo llegar Su enviado por ante el Emperador chino para proponerle que establecieran relaciones comerciales, a lo que el susodicho Emperador ripostó ¿Cómo se atreve su país a proponer un acuerdo de igual a igual con China?

No obstante su breve período republicano, con sus altibajos (1911-1949), y sus ideales abrazados por Sun Yat-sen junto a su partido nacionalista, el Kuo-min-tang, China siempre fue considerada una civilización, el principal imperio del mundo. Solo durante el último siglo ha dejado de serlo debido a que, por su aislamiento, no participó de la Primera, Segunda y Tercera Revolución Industrial. Consciente de su gravísimo error, ahora quiere liderar la Cuarta Revolución Industrial, para dar el salto al “Siglo de la dignidad”, siguiendo milimétricamente la Estrategia de los 24 caracteres de Deng Xiaoping (1990). Recordemos que ese gran territorio, que el resto del mundo llama “China”, no es percibido así por los “chinos”. Nosotros, los bárbaros, lo llamamos por ese nombre. Ellos se autodenominan “Imperio del Centro” ¿Centro de qué? Oh! Entre Dios y los hombres!