La santidad es aprender a tener en la vida cotidiana la misma vida de Cristo que se ha recibido ya en el bautismo y debe ser desarrollada día tras día. Es el don de Dios que colma todas las aspiraciones humanas. En la vida de familia, la santidad no sólo es un llamado, sino que es posible y necesaria. Una de las claves más importantes para vivir en santidad es la constante oración. Así también la misma se manifiesta en la manera en que tratamos a los demás. Debemos ser benignos, misericordiosos y perdonar, tal como Él nos perdona a nosotros. Debemos tratar a los demás con amor y respeto, sin juzgarlos o criticarlos.
En este artículo deseo hablar sobre un laico muy comprometido con la iglesia que posee la diócesis de Holguín en Cuba, director de Cáritas Holguín en el período 2006−2022, y miembro de la pastoral seglar organizada y la juventud católica diocesana, esta última desapareció luego del triunfo de la revolución. Manolo, como cariñosamente le decimos, es un hombre de fe extraordinaria que en la medida que su pelo va peinando canas se vuelve un abuelo para todos. Llegué a Cáritas en el 2016 luego de finalizar la universidad, siendo breve, Manolo fue mi primer jefe, y la verdad es que al conocerlo percibí a un laico poseedor de una riqueza experiencial capaz de nutrir a todos los que de algún modo sostienen conversación con él. En mi caso tuve esa dicha, hablábamos de: iglesia, política, economía, realidad social, justicia etc…, La institución se mueve en estas aristas y quizás, por ello se nos hacían más agradables esas conversaciones.
A pesar de no ser un millenial, poco a poco se adentró en el mundo de la tecnología y conseguí involucrarlo en las grabaciones de entrevistas para la divulgación en los medios de la diócesis. No me cansaba de pedirle artículos e informaciones para darle vida a las comunicaciones de la Iglesia. Confieso que disfrutaba mucho leer sus textos. Y él no perdía oportunidad para pedirme que animara la oración del Angelus cada día al medio día para todos los trabajadores de la institución. Si algo es para destacar es que siempre conté con su apoyo y consejo, y cuando sucedía alguna situación complicada en el país y le manifestaba frustración, me decía: “estás muy joven, todavía te falta mucho por sufrir”. Sentía que me hablaba la voz de la experiencia y terminaba entendiendo que tenía la razón. Nunca le vi molesto, de hecho, creo que es un ser de mucha paz y que se molesta poco en la vida.
Escribo estas líneas desde República Dominicana, salí de mi país desde hace 1 año y medio y he sentido el deseo de establecer una conexión entre el llamado a la santidad que Dios nos hace y el ejemplo vivo de un hombre que he tenido la alegría de conocer. Por ello cuando alguien de Cuba me envía un WhatsApp preguntando información sobre un hecho importante para los católicos de mi isla, me complace remitirlos a la mejor enciclopedia que puede poseer la diócesis holguinera, mi amigo: Manuel Martínez Hernández.