He sostenido durante años que el potencial turístico de la sureña provincia Pedernales debe de ser aprovechado desde el turismo sostenible, sin crear un enclaves versus ciudades del sufrimiento que apenas sirvan de dormitorios a empleados de resort cansados y como espacios de desenfreno.
Y eso pasa por la modernización de los municipios y la búsqueda del bienestar de su gente, a la par con el levantamiento de los complejos hoteleros y otras obras que construyen en Cabo Rojo, 23 kilómetros al sudeste del pueblo.
Las agencias gubernamentales que han articulado el Proyecto de Desarrollo Turístico de Pedernales, lo han conceptualizado así. De ahí nuestro apoyo desde el primer día.
Pero, a la fecha, en la práctica se nota un desbalance entre el proceso en curso en Cabo Rojo (hoteles, puerto de cruceros, acueducto, sistema de agua residuales y planta de tratamiento) respecto de las intervenciones en los municipios (Oviedo y Pedernales), salvo el asfaltado de las calles, aunque sin la fundamental solución de recolección, tratamiento y disposición de aguas residuales.
Celebro, por ello, el anuncio sobre la construcción del primer hotel familiar de 110 habitaciones frente al malecón de la ciudad Pedernales, que desarrollará la cadena Wyndham Hotels & Resorts, Fermont Group y el Grupo De Valle. The Ocean Front La Quinta será abierto en el verano de 2025, me he enterado a través los medios de comunicación capitalinos.
El representante del Grupo del Valle, Edward De Valle, como los Catrain (Oceanus Investment) y su proyecto Bucanyé frente a la playa del mismo nombre, ha dicho que la alianza empresarial para hacer el hotel ha sido posible porque creen en el desarrollo turístico que ejecuta la gestión de gobierno actual.
Deseable que corran con mejor suerte y no sufran mayores obstáculos para que puedan cumplir con la meta planteada. Los pedernalenses debemos apoyarles decididamente, si nos miran como sujetos y recorren el sendero de las buenas prácticas turísticas.
La información servida sobre un hotel con criterios sostenibles es importante. Sobre todo por el sitio donde -han dicho- será edificado: frente al malecón.
De entrada, algo bueno para el pueblo se desprendería de esta iniciativa privada, si no se esfuma en el mar de las promesas.
Supongo que la iniciativa presionaría al Gobierno para que construya, de una vez y por todas, el requeteprometido Frente Marino (Plazas, áreas recreativas, restaurantes, viviendas, malecón), como obra complementaria que, además, serviría de sitio de entretenimiento de los nativos, atraería turistas y activaría la economía local.
Sin embargo, los promotores, como otros, han comenzado con un resbalón que deberían subsanar en breve para librarse de escollos en el camino hacia la construcción de una empresa exitosa en términos económicos y humanos.
Los pedernalenses apenas comienzan a enterarse de la noticia. Y eso alimenta la incredulidad. Ha sido difundida desde la urbe, muy lejos del pueblo del extremo sudoeste del territorio nacional, pese a que es dueño y guardián de primera línea de sus ricos recursos naturales que justifican la inversión privada.
El abecé de la comunicación como campo de las ciencias aconseja que, en casos similares, la presentación se haga desde la comunidad y con ella al lado, salvo que el enfoque asumido sea autoritario y apueste a la exclusión de los actores sociales locales para someterles al mero papel de receptores pasivos. Si fuese así, contravendría el discurso de turismo sostenible enarbolado por el Gobierno.
Pensar la comunicación como proceso va mucho más allá de una rueda o una conferencia de prensa, una nota para los medios o buenas relaciones con conocidos periodistas. Implica un ejercicio estratégico que se articula en situación para evitar crisis comunicacionales que erosionen la imagen, si no llevan al fracaso.
Prefiero pensar que se trata de un desliz sin ninguna vinculación con el paradigma turístico que se agota en industria y subestima a los seres humanos en tanto soportes fundamentales del proceso.
Si es así, entonces, que asuman una mirada comunicacional más productiva desde Pedernales.
Cuando la comunicación falla se abren las compuertas a la desinformación y a los rumores, dos bombas mortales para el turismo y sus proyectos.