El pasado miércoles 24 de abril concluyeron en República Dominicana los debates políticos que organizó la Asociación Nacional de Jóvenes Empresarios (ANJE) con miras a las elecciones presidenciales, vicepresidenciales y congresuales del próximo 19 de mayo.

La institución que aglutina a los jóvenes empresarios escogió la fecha conmemorativa de recordación patriótica, histórica e inolvidable entre los dominicanos. La cita tuvo lugar en el salón de convenciones de la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña (UNPHU).

Con ello, ANJE buscó establecer una nueva modalidad de hacer política en el país, tratar de romper una tradición de campaña proselitista callejera, bulliciosa y costosa por un modelo diferente en el que se intercambien las ideas y programas de gobierno entre los que aspiran gobernar en República Dominicana.

Con justa razón se puede afirmar que ha entrado a la historia el debate entre el presidente Luis Abinader, del Partido Revolucionario Moderno (PRM); el ex presidente Leonel Fernández, de la Fuerza del Pueblo (FP), y el ex síndico de Santiago, Abel Martínez, del Partido de la Liberación Dominicana (PLD).

En su esencia, un acto para el fortalecimiento de la democracia participativa y el respeto al libre juego de las ideas.

Indiscutiblemente, sus organizadores lograron concitar la mayor atención y audiencia de los dominicanos a nivel nacional e internacional.

A las 8:08 de la noche sonó la campana para que los conductores Roberto Cavada (de origen cubano) y Katherine Hernández, (de Venezuela), iniciaran la presentación de los candidatos presidenciales, dando inicio al esperado encuentro.

Aunque hay muchas críticas en las redes sociales por la decisión de ANJE de escoger a Cavada y Katherine como moderadores, hay que aclarar que ambos han logrado obtener la ciudadanía dominicana por juramentación, y son verdaderos profesionales de la comunicación.

Abinader inició su presentación con un resumen de las ejecutorias de su gobierno, destacando las obras sociales, el incremento de la economía, las inversiones en la educación en todos sus niveles, la defensa de la soberanía nacional frente a las migraciones ilegales, el incremento de sueldos de policías y militares, por un mejor servicio en la seguridad pública y contra la delincuencia.

Por su parte, Fernández aprovechó su introducción para rememorar la gesta del 24 de abril de 1965, hecho histórico inolvidable entre los dominicanos.

Por su parte, Abel Martínez hizo gala de su creciente desarrollo político, con un dominio de los temas escogidos por Anje para su discusión.

Para este proceso electoral, Anje motivó a los candidatos presidenciales, vicepresidenciales y congresuales para que se decidieran hacer historia, participando por primera vez en un evento público y discutir frente a frente, con altura y respeto los graves problemas de afectan a República Dominicana y sus posibles soluciones.

Nunca se había dado la oportunidad de que un presidente en funciones aceptara ir a un debate con sus opositores.

Martínez, Fernández y Abinader se habrán reunidos esporádicamente por situaciones especiales, pero no para discutir temas trascendentales del país, como lo hicieron el pasado miércoles.

Abinader concluyó ratificando y defendiendo sus ejecutorias gubernamentales, con datos estadísticos precisos y positivos reportes de organismos internacionales, que sitúan el país en un camino de progreso, de consolidación económica, educativa y ayuda social.

Martínez, como era de esperar, destacó su programa de gobierno que pondría en ejecución desde el Palacio Nacional en caso de ser electo en los comicios de mayo proximo.

Ripostó con sabiduría, pero con muy poco impacto contra las posiciones planteadas por Abinader en las dos horas en que se desarrolló el debate.

Fernández hizo gala de su experiencia política y gubernamental, haciendo énfasis en los logros que obtuvo en sus 12 años de mandato en tres períodos de cuatro años, logros que Abinader señaló los había triplicado en solo cuatro años de mandato.

En el discurso de cierre, y en lenguaje deportivo, Leonel aprovechó el escenario para intentar rematar de forma negativa las obras de gobierno de Abinader realizadas en su actual gestión.

Creyéndose un buen lanzador beisbolero, Leonel intentó “ponchar” a Abinader, pero ya éste había pedido revisión a los altos comisionados internacionales sobre los sorpresivos lanzamientos finales ejecutados desde el montículo por el ex mandatario.

Revisión que dio como resultado que no había “ponche” alguno, y que los lanzamientos desesperados de Leonel en los últimos minutos del encuentro no eran válidos para variar los resultados que se pronostican a favor del primer mandatario.