1.- En el pensamiento representamos mentalmente una selva como una extensión de terreno con muchos árboles, y a un país salvaje, el conglomerado de gente no civilizada que se comporta igual que las bestias, de trato horrible.
2.- Una comunidad de personas con civismo es la que tenemos en la mente como sociable y muy correcta, de alto nivel educativo expresado en urbanidad.
3.- En la República Dominicana, el lugar del globo terráqueo donde habitamos dominicanas y dominicanos, se supone que estamos debidamente instruidos para manejarnos regidos por normas, llámese Constitución, leyes, decretos, etcétera.
4.- Las ciudadanas y los ciudadanos de aquí nos movemos en el ambiente nacional con la creencia de que estamos actuando bajo organismos que realizan funciones públicas en provecho de todas y de todos, porque para tales fines existen las instituciones.
5.- El hecho de instituir un órgano judicial es para dar servicio a quienes necesitan o requieren asistencia pública para ejercer o defender sus derechos, libertades o legítimos intereses.
6.- La persona que se siente perjudicada por otra, sea física o moral, la vía correcta a utilizar es la admisible, razonada y debidamente justificada. La atendible es la línea judicial, no la venganza individual o privada.
7.- Resulta que un dominicano tenedor de un celular fue advertido por su compañía prestadora de servicio, en el sentido de que desde el Estado se ejecutan actos de espionaje, vía su equipo, y ciertamente se materializan las advertencias con mensajes de textos que encierran actos criminales.
8.- Lo que le indica la prudencia a la persona perjudicada por los mensajes recibidos en su celular, es recurrir al órgano con facultad para darle asistencia, o sea, a la jurisdicción competente.
9.- Justamente, con espíritu justiciero, mi amigo, dañado por las menciones ilegales recibidas en su celular, apoderó a la Procuraduría General de la República, para que realizara las pesquisas respecto al caso que lo lesiona a él y a su madre.
10.- Aunque ya han transcurrido alrededor de siete meses desde que mi amigo inició sus gestiones en procura de que sea investigada su denuncia, ninguna respuesta o explicación ha recibido. Todo se ha quedado en el olvido. El estado de ánimo del compañero denunciante es para frustrarse, irse abajo.
11.- Como nada ha dicho la Procuraduría General de la República, sobre las averiguaciones solicitadas por el ciudadano agraviado, este tiene justos motivos para pensar que no conviene a la apoderada poner en claro el contenido del expediente y sus resultados.
12.- La preocupación del afectado denunciante ha tenido como contrapartida la falta de voluntad de la institución a la cual le fue requerida la investigación.
13.- Aunque nuestro país forma parte del concierto de naciones civilizadas, lo que se está comprobando es que estamos en una selva donde impera lo impenetrable, por lo menos cuando no interesa la claridad.
14.- Sin necesidad de ser un sabihondo de las ciencias jurídicas, lo que se conoce como una persona en estado de abandono, desprotegida e indefensión, le cuadra perfectamente a mi amigo frente a la mudez y misterioso callado de la Procuraduría General de la República.
15.- El amigo denunciante, atacado por medios que conducen a un proceso criminal contra él y su madre, está colocado en situación de ciudadano abandonado legal, darse por vencido ante el crimen o apoltronarse a la espera de que se materialice el ataque infame.