Grupo de atabales de Sainaguá.

Con motivo del  vigésima aniversario de la Conferencia  Mundial contra el racismo, la discriminación racial, la xenófila y las formas conexas de intolerancias y del  Decenio Internacional para las personas afrodescendientes (2015-2024), diversos organismos internacionales (UNESCO.NACIONES UNIDAS), organizaciones de la vida civil e instancias oficiales del Gobierno Dominicano, organizaron durante tres días (17,18,19, ABRIL 2022) eventos y actividades bajo el lema de “Diálogos de Tambores”, desde la diversidad cultural dominicana en la visibilidad de la afrodescendencia.

Las actividades contaron con un “Dialogo de Alto Nivel” en el Centro de Convenciones del Ministerio de Relaciones Exteriores, donde participaron diversos ministros, personalidades y el vicecanciller Rubén Silié, donde la figura central a nivel conceptual fue la de  Espsy Cambell Barr, Primera Vicepresidenta de Costa Rica.

Ese mismo día en horas de la tarde, se realizó una visita al Ingenio azucarero Boca de Nigua, en Nigua, San Cristóbal, sede de la rebelión mas trascendente en nuestro Santo Domingo Colonial, hoy Patrimonio Nacional.  El viernes fue realizado en la Biblioteca Nacional Pedro Henríquez Ureña,  un encuentro de investigadores durante todo el día y culminaron las actividades el sábado con un Encuentro Nacional de Portadores de Tradiciones, un Encuentro Nacional con Portadores de Misterios y un Concierto “Alma Negra”, con la inmensa de Xiomara Fortuna, en la explanada del  Museo de Arte Moderno, en la Plaza de la Cultura, en la ciudad de Santo Domingo.

Fue un programa memorable, donde el sábado se hizo histórico, porque por primera vez el Estado Dominicano y organismos internacionales en nuestro país,  reconocían el valor ancestral y patrimonial de los Servidores de Misterios los cuales eran despreciados  por las élites, bautizados despectivamente como “brujo” y “curanderos”, el cual fue organizado por la Fundación Cofradía, coordinada por el sociólogo y promotor cultural Roldán Mármol.

Por los testimonios de los participantes y la intervención de diversos investigadores como Celsa Albert, Carlos Andújar Persinal, Dagoberto Tejeda Ortiz y Martha Ellen Davis, se retomaron fundamentos teóricos-mitológicos con principios conceptuales en el conocimiento de la identidad, el aporte espiritual y cultural de las y los africanos, así como, de las y los afrodescendientes en el país.

Diálogo de tambores.

A pesar de esto deseos y estos esfuerzos, todavía prevalecen prejuicios, discriminaciones y racismos en la sociedad dominicana que deben de ser superados. Se ha avanzado, pero están vigentes prejuicios y discriminaciones  en la invisilivizacion de estos estigmas.

El contenido étnico de los dominicanos es todavía una trágica idealización resultado de una discrimación y un racismo acentuado, resultado de una irracionalidad de variables, desde una visión ideológica alienada y colonizada Europea, en una conceptualización racista.  No importa las greñas ni los bembes grandes, antes, muchos de los que se miraban al espejo hablaban de “España, la Madre Patria”.  Hoy, aunque no se reconocen negros, los sustituyen simbólicamente por “el color indio”, un color inexistente, inventado por la dictadura trujillista  para la cédula de identidad, pero sabe que no es “blanco”.

En la última encuesta de las Naciones Unidas en el país, sólo un 8% se reconoce como negro y un 45% se declara “indio”.  Esto es interesante, ya que si le suma  un 16% declarado “moreno, tendríamos realmente un 61% de dominicanos alejados ya del espejismo  español.

El camino es largo, porque todavía tenemos segmentos importantes de las élites que, a pesar del avance educativo,  siguen pensando  en la existencia todavía de una sociedad compuesta por personas cultas y personas incultas sin comprender que la cultura es todo lo que no hace la naturaleza, pero que hacen los seres humanos, razón por los cual, para las ciencias sociales no existen mujeres y hombres incultos., todos son cultos.  Leer y escribir es una parte de la cultura, pero no la cultura.

Cada pueblo tiene su cultura particular con identidad.  Es un mito, para no decir una falsedad, afirman hoy en día que existen culturas superiores y culturas inferiores.  Eso no existe.  Solo hay culturas diferentes.  Por eso, es arbitrario y desfasado hablar de la división de música culta y música popular, de música folclórica y música clásica.  Eso es una división Europea prejuiciada de una estética de clase.  Todas son sencillamente músicas diferentes.

Es inadmisible seguir creyendo en la superioridad de las “bellas artes” como la expresión máxima de la cultura, que solo se transmite en las escuelas, universidades y academias. Es seguir manteniendo la idea de que el arte es un don de una minoría privilegiada para el disfrute de una élite.  Eso mismo ocurre con la literatura, donde las antologías solo acogen lo más excelsas producciones.  Está ausente, por ejemplo la poesía popular, donde no se mencionan ni se toman en cuentas los decimeros, los chuineros ni los repentistas populares.  Nunca los estudiantes habrán  oído hablar de las producciones de Meso Mónica, Juan  Antonio Alix, el Cantor del Este o de Josian.

Cuando se habla de la identidad de un país, no se habla de la producción de su orquesta sinfónica, del Coro Nacional, de su teatro, de su cine,  si ellas  no están insertados en las expresiones de su  identidad, resultado de la diversidad de su folklore y de su cultura popular.  De esta manera la diversidad es la esencia de la identidad.  El fracaso de simbolizaciones de la marca país, es la exclusión de la diversidad.  La identidad no se escribe con una variable porque siempre es parcial y excluyente de la realidad.

La identidad es siempre la expresión de la lucha y de la subversión.  Es el parto de una ruptura y la permanencia de la resistencia.  Los afrodescendientes, el pueblo han sido los actores y los  protagonistas de esta epopeya.  Su cuota, a pesar de estar ausentes en enciclopedias y antologías académicas, es la más importante en la definición de nuestra diversidad y de nuestra identidad nacional.