En los treinta años que llevo vinculado a las entidades de emergencias del país, especialmente de la Defensa Civil, no había presenciado un gesto tan plausible como el que ofreciera el presidente a los miembros de la organización de socorro en la zona norte del país.
He colaborado desde el sector no gubernamental y las agencias de desarrollo, implementando proyectos de mejoras del Sistema Nacional de Prevención, Mitigación y Respuesta, y no había observado una acción tan apremiante dirigida al voluntariado de la Defensa Civil.
No recuerdo en el pasado reciente alguna experiencia en la que desde la presidencia se reconociera públicamente la labor del voluntariado de la organización. No tengo registro de actos con fines de enaltecer al personal de la protección civil desde el poder ejecutivo. Un acto de gratitud por la dedicación salvando vidas en situaciones de crisis no se tiene en memoria.
El miércoles 29 de marzo, el señor presidente de la República, Luis Abinader, reunido con 250 voluntarios/as de la provincia de Santiago, agradeció en nombre de su gobierno la entrega y ayuda de ese personal en la difícil tarea de salvar y proteger a la población en situaciones de emergencias.
Ese sencillo y generoso encuentro evidencia el compromiso del presidente de mejorar la institución, la cual, como él mismo expresó: “no ha recibido de los gobiernos, incluyendo el nuestro, lo que se merece…”
El día del evento, en el cual también se brindó un almuerzo, las redes sociales del mandatario publicaron el siguiente mensaje: “Hoy tuve el honor de reunirme con los miembros de la Defensa Civil, quienes arriesgan sus vidas todos los días para proteger a nuestro pueblo. Su dedicación y servicios son un ejemplo de coraje y amor a la patria”.
Gracias, señor presidente, por mirar hacia la principal institución de socorro del Estado. Entidad responsable de “coordinar las funciones de los distintos departamentos del Estado, de sus organizaciones autónomas y de las entidades privadas de toda clase, para que se realice la más eficaz preparación de los recursos humanos, económicas y facilidades en caso de desastres”. (ley 257-66).
Valoramos su buen gesto y nos comprometemos a seguir contribuyendo con el crecimiento y avance de los miembros de la entidad en este mundo moderno de las emergencias y la gestión integral del riesgo de desastres. Motiva saber que usted se siente orgulloso de los miembros de la Defensa Civil y que conoce sus necesidades. De igual manera, reconocemos el apoyo que su gestión ha dado a la organización.
La institución continuará avanzando, y sus desafíos de mejoras están en la agenda del plan estratégico de los próximos años. Invertir en las capacidades técnicas de su personal, continuar fortaleciendo a la institución con equipamientos, afianzan el rol de permanecer como la principal organización de emergencias del país.
Que la Defensa Civil pueda continuar aportando al desarrollo de la arquitectura del sistema nacional de gestión de riesgos, desde el Consejo Nacional de Prevención, Mitigación y Respuesta, así como desde la Comisión Nacional de Emergencias; y de la misma manera, que se mantenga acompañando a las gobernaciones y alcaldías como lo ha hecho hasta ahora.
Alguien dijo en una ocasión: “encontrar tiempo y detenernos para agradecer a las personas por lo que hacen, es un buen gesto y hacen la diferencia”.