Como si se tratara de una película de acción hollywoodense el Buró Federal de Investigaciones (FBI) llevó a cabo el arresto de Jack Teixeira, el miembro de 21 años de la Guardia Nacional Aérea de Estados Unidos, por presuntamente filtrar documentos considerados ultrasecretos.

Situación similar se produjo con los denominados “Documentos del Pentágono”; un total de 47 documentos secretos sobre la participación militar de Estados Unidos en Vietnam del 1945 y 1967, y que fueron entregados a medios de información.

Así mismo, recordemos el caso de Edward Snowden y la filtración de miles de documentos que movió todas las estructuras estadounidenses en una crisis diplomática. La paradoja aquí es la siguiente, el poco tacto con la que esta nación ha manejado las estrategias que impidan que este tipo de información, que compromete asuntos de seguridad nacional, diplomacia, política exterior, manejo de fondos, etc., sea entregada a medios de información o peor aún, que se coloquen al frente de estos organismos de seguridad a personas que no necesariamente tengan un compromiso de lealtad con los EE.UU.

Hoy, la violación de un organismo de inteligencia provoca fuertes cuestionamientos en términos de los datos de ultra confidencialidad que se han expuesto al público de manera deliberada; sobre la situación actual entre Rusia y Ucrania.

Y el mundo diplomáticamente hablando. No solo por la recurrencia de este tipo de situaciones, sino también por comprometer asuntos de diálogos entre naciones y sus lideres. Además, este problema pone en evidencia el descalabrado liderazgo norteamericano.

Cuando ni siquiera logran garantizar que situaciones como estas no sucedan o peor aún, que estas salgan del mismo departamento de Defensa de EE.UU. Involucrando la administración hasta los tuétanos.

De momento, el viejo liderazgo estadounidense se ve manchado y que si la respuesta a este problema se resolviera con la prontitud que se efectuó el arresto del joven Teixeira, el problema estará resuelto; pero no lo está, porque hace falta más que compromiso para explicar a los aliados las fallas de seguridad en el manejo de información ultrasecreta que este país tiene.

Con la reciente filtración de esos documentos, los estadounidenses están comprometido hasta la médula y cualquier decisión en materia diplomática deberá sopesarse sobre la base del tiempo; ese mismo tiempo que se encarga de curarlo todo.

El arresto de películas al presunto responsable es parte del espectáculo, cuando aquí se invierten millones de dólares en automatizar los sistemas de seguridad de información y un joven de 21 años de edad ha puesto de rodillas a un país que acostumbra a arrodillar a otros.

Le corresponderá al gobierno dar las debidas explicaciones sobre estos hechos, y ha de esperarse que no revelen toda la verdad.

La seguridad de un país no debe ponerse en manos de personas que carecen de la edad y experiencia para afrontar responsabilidades de este tipo.