Hace un mes visité Nido para Ángeles, un centro que trabaja con el fin de mejorar la calidad de vida de los niños, niñas y jóvenes con Parálisis Cerebral (PC) y sus familias, así como para sensibilizar y educar a la población desde una perspectiva de inclusión y garantía de derechos.
Estuve en el centro por invitación de Mónika Despradel, su directora, a finales de mayo y me concedí un tiempo para organizar las profundas reflexiones que me dejó la experiencia.
Elaborar sobre estas líneas acerca de las magníficas facilidades y servicios de la escuela y centro de terapias sería una duplicación innecesaria. La labor del centro está a la vista de todos en la página oficial del Centro https://nidoparaangeles.com/, así como en la campaña que actualmente han desplegado en sus redes sociales, en la prensa, y en las calles de Santo Domingo.
Especialmente, ha estado a la vista de los dominicanos dado el empeño incesante de Mónika Despradel, el equipo profesional y la Fundación Nido para Ángeles que la acompaña hace más de diez años en este emprendimiento, que ha logrado un impacto social más allá de la comunidad de familias a las que sirve.
Nido para Ángeles no es una obra de beneficiencia social, es una estrategia vanguardista de inclusión en curso. En estos momentos su Fundación busca padrinos y madrinas para expandir su oferta. Preciso es destacar que los servicios educativos y terapéuticos, un procedimiento sofisticado que conlleva múltiples pasos, está en plena ejecución para un conjunto de trescientos cincuenta y siete de niños y jóvenes con PC, impactando a un total mil doscientos cincuenta dominicanos.
Para continuar en su contribución al cierre de la brecha de inclusión, Nido para Ángeles solicita la voluntad individual de todo interesado en una renegociación inmediata de su contrato social. Esto así, porque el aporte de las madrinas y los padrinos servirá para organizar el transporte y suplir los medicamentos de alto costo que las familias especiales dominicanas no pueden pagar.
Una simple transacción de tarjeta de crédito completa un buen convenio. Nido para Ángeles es un proyecto que contribuye de manera directa a la mejoría del índice de desarrollo humano de la Republica Dominicana y se encuentra en fase de crecimiento. Está debidamente articulado con las autoridades del ramo que han delegado parcialmente en este esfuerzo privado, la atención a un segmento de la población.
En los países más desarrollados la integración para el disfrute de los derechos ciudadanos con PC y otras necesidades especiales está garantizada con fondos hacendarios. La convocatoria de Nido para Ángeles funciona como una acción directa de justicia constitucional. Excepto que es una acción ciudadana convencional. Más que una lucha es un acuerdo de paz. Al convenir una contribución con este proyecto de equidad, se potencian las posibilidades y el disfrute de derechos de los ciudadanos con PC y sus parientes.
Nido para Ángeles nos ofrece un pacto con nosotros mismos. Luce urgente que nuestra sociedad encuentre canales confiables para reducir la hostilidad imperante, la insatisfacción, el miedo. En la atmósfera de dignidad y paz espiritual de su directora y el personal, hay algo que transforma. Nido para Ángeles no solo cuida al alumno(a), madre o padre, sino también al visitante hasta el más mínimo detalle del valor inherente a cada uno.
No es preciso ser miembro de una familia especial para recibir en ese contrato sinalagmático un aporte de Nido para Ángeles, porque una donación económica allí es un excedente inmaterial en favor del contribuyente. Una visita de cortesía al proyecto por los medios digitales y todavía mejor en persona, conmueve hasta el asombro. Se respira compromiso, profesionalidad académica, alto estándar de calidad y afecto sincero.
Los servicios de Nido para Ángeles son dirigidos a las personas menos autónomas de nuestra nación, por su vulnerabilidad física y económica. Su inclusión social es un derecho porque ningún hombre o mujer tiene autoridad natural sobre sus semejantes, aunque estos enfrenten difíciles compromisos anatómicos y pobreza.
Mientras otros dominicanos conquistamos en el goce y disfrute de libertades avanzadas, este segmento de la población todavía busca salir de condiciones de vida propias del siglo XVIII. Su bienestar es una deuda social originariamente nuestra, solo transferida al Estado dominicano para su administración.
"Encontrar una forma de asociación que defienda y proteja con la fuerza común la persona y los bienes de cada asociado, y por la cual cada uno, uniéndose a todos, no obedezca sino a sí mismo y permanezca tan libre como antes". Tal es el problema fundamental cuya solución da el Contrato social, afirmó Juan Jacobo Rousseau.
Vivimos en una guerra privada e individual contra las injusticias que nos aquejan. Muchas veces nuestra única arma bélica es la libre expresión quejosa y, cada cuatro años, el voto. Pero, en las simples relaciones personales, y en esta en particular, donde se nos ofrece ser parte de la solución a un agudo problema, tenemos la oportunidad de poner una flor en la boca de rifles que disparan agonía y abandono.
Mónika Despradel es una madre especial que no ha dejado de serlo. Ni su traslado temporal al exterior ni la partida definitiva de su hijo con PC han hecho expirar su afán. Su amor de madre no ha tenido quietud.
El hombre ha nacido libre, y sin embargo por todas partes se encuentra encadenado…dicen las primeras líneas de “El contrato social”.
Lo que nos hace libres puede ser a la vez, nuestra inadvertida atadura, me convencí al completar mi visita a Nido para Ángeles, cuando parada frente a la bella escultura de su hijo PC severo fenecido, al final del paseo, su directora me dijo, Sebastián está haciendo patria.
La información para hacer aportes la podrá encontrar en su página web.