La anexión de la Crimea a la Federación Rusa en el 2014 es un hecho irreversible, pero no es el único motivo del conflicto ruso-ucraniano que se avecina. Si el pasado es el mejor maestro y nos permite comprender el presente, podríamos asegurar que la Crimea fue un regalo de Nikita Kruschev a Ucrania en el 1954, luego de sus reclamos históricos por la península. Sin embargo, fue un obsequio condicionado, Ucrania tenía que ser fiel a la Unión Soviética para toda la eternidad.  Tras la caída del muro de Berlín y el desplome de la cortina de hierro en el 1991, el Soviet Supremo reconoció la independencia de las repúblicas soviéticas y disolvió formalmente la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). Así, Ucrania se “liberaba” de imperecedero compromiso.

Cuando Putin asumió al poder en 2000 en Rusia, se propuso restaurar el estatus de la Rusia imperial como potencia mundial después de años de supuesta humillación por parte de Estados Unidos y sus aliados de la OTAN. Y por supuesto, todo comenzó cuando el ejército ruso atacó a sus vecinos: Chechenia, Ingushetia y Daguestán. A posteriori en el 2008, le seguiría la agresión rusa a Georgia, cuando Rusia invadió a Osetia del Sur y Abjasia, convirtiéndolas en territorios de su dominio. Luego que éstas en el 1922 fueran unidas por Josef Stalin a la República Socialista Soviética de Georgia.

Por lo visto, el actuar de Putin, al arrebatarle a Ucrania lo que una vez le fue obsequiada y a su vez ocupar dos provincias al Este de Ucrania < Donetsk y Luhansk >, sugiere indicar que el objetivo principal del Kremlin es recuperar territorios que en el pasado pertenecieran a la Rusia imperial zarista y posteriormente a la Unión Soviética e instalar líderes fieles y prorrusos, como lo es Alexander Lukashenko en Bielorusia. Por esa razón, corresponsales y emisarios rusos han estado en contacto con varios ex políticos ucranianos como parte de los planes de invasión.

Mas, esta realidad se esperaba desde la década de los noventa y mucho antes de que Vladimir Putin se convirtiera en el líder máximo de Rusia. Y es la causa de por qué países como Hungría, Rep. Checa, Eslovaquia, Rumania, Bulgaria, Lituania, Estonia y Letonia se precipitasen en ser miembros de la OTAN como la cobija que les proteja del retorno de las garras del oso de la Siberia.

Empero, echemos un vistazo al pasado y remontémonos a la Ucrania del 2004, cuando estallaron las protestas después de un supuesto fraude electoral en las elecciones presidenciales a favor de Viktor Yanukóvich, que entonces era primer ministro y fuera la pieza clave en el tablero de ajedrez de Putin. El pueblo ucraniano se lanzó a las calles exigiendo nuevas elecciones, cuyo proceso se conoció como ‘Revolución Naranja’ y el candidato opositor Viktor Yushchenko derrotó al candidato prorruso Viktor Yanukóvich. El nuevo presidente electo Yushchenko inició una política abierta y claramente prooccidental, acercándose a la OTAN y a la UE. Al pasar dos años en la Presidencia, Viktor Yushchenko es víctima de un atentado por envenenamiento con dioxina llamada TCDD y se culpó al servicio de inteligencia secreto ruso de esta acción con la intención de desestabilizar el proceso democrático en Ucrania.

En las elecciones del 2010 el prorruso Viktor Yanukóvich gana las elecciones en la segunda vuelta derrotando por poca diferencia a la primera ministra, Julija Tymošenková, a quién más tarde encarcelaría y sentenciaría a siete años de prisión por excederse en sus poderes al firmar un acuerdo de gas entre Rusia y Ucrania en enero del 2009. El tribunal ucraniano bajo el control de Yanukóvich ponderó la acusación contra la primera ministra Julija Tymošenková. Las organizaciones internacionales y la Unión Europea consideraron que ese veredicto fue por motivaciones políticas. Tymošenková ingresó a una prisión de mujeres en Kharkov para cumplir su condena. Así, el entonces presidente ucraniano prorruso Viktor Yanukóvich, empieza una cacería de brujas sin precedentes a todos los políticos prooccidentales.

En febrero del 2014 el candidato a las elecciones presidenciales y uno de los organizadores de *Euromaidan, Petro Poroshenko, a través de su canal de televisión hace un llamado al pueblo ucraniano que condujo al derrocamiento del presidente prorruso Viktor Yanukovich. En ese mismo año Poroshenko gana las elecciones y Viktor Yanukóvich es acusado de traición a la patria y huye a Rusia. Tras el derrocamiento de Yanukóvich el 22 de febrero de 2014, las tropas rusas invaden península de Crimea y las provincias de Donetsk y Luhansk en la región del Dombás, provocando un enfrentamiento entre las tropas rusas de ocupación y el ejército ucraniano.

Para entender lo que pasa en Ucrania y los demás Estados que una vez formaron parte de la Unión de Republicas Soviéticas, o fueron satélites de su órbita y luchan por su soberanía, tenemos que verlo desde su óptica y de que cada pueblo tiene derecho a su autodeterminación. Si la mayoría de los ciudadanos de estos países quieren que sus naciones sean miembros de la OTAN o ser parte de la Unión Europea, porque consideran que su futuro y prosperidad debe orientarse hacia una politica prooccidental, están en pleno derecho legítimo de optarlo y nadie se lo puede prohibir.

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 *Euromaidan:

(’Europlaza') es el nombre dado a una serie de manifestaciones y disturbios heterogéneos de índole europeísta y nacionalista en Ucrania que en su clímax derrocaron al presidente electo Víktor Yanukóvich del prorruso Partido de las Regiones-