Tras una larga lucha judicial para recuperación de terrenos estatales con vocación turística sustraídos (362 millones de metros cuadrados), que comenzó a inicios del primero de los tres cuatrienios de Leonel Fernández (1996/2004/2008) y terminó en el último de los dos de Danilo Medina (2012-2020), Pedernales acaba de recibir los primeros cruceristas en el Norwegian Pearl (2,555), como parte de la inauguración de la primera fase de Port Cabo Rojo.

El presidente Luis Abinader (2020-2024) ha viajado con parte de su gabinete hasta este municipio del extremo sudoeste del territorio nacional, frontera con Anse -a- Pitre, Haití, para la ceremonia correspondiente.

En la víspera, inauguró el remozamiento del hospital provincial Elio Fiallo, una infraestructura moderna inaugurada el 30 de noviembre de 2016 y construida con la colaboración de la Agencia Andaluza de Cooperación Internacional para el Desarrollo con apego a las exigencias de la Organización Panamericana de la Salud (OPS). https://margaritaparard.do/gobierno-inaugura-moderno-hospital-pedernales/.

Por lo que he visto a través de los medios invitados, muy bien. Lo celebro, como periodista pedernalense que ha estado en el proceso desde menos 100, cuando muchos ni soñaban lo acontecido y me tildaban de iluso. Y entiendo los borbotones de emociones en los cerebros de muchos de mis conprovincianos.

Pero, más allá de la vibrante coyuntura, manda el deber profesional, ético. La  mirada crítica, incómoda para funcionarios-políticos, debe anteponerse a emociones y colaboraciones sostenidas con las autoridades actuales para que el proyecto avance con calidad.

Deben continuar cada vez con mayor celeridad las obras en Cabo Rojo, 23 kilómetros al sureste del centro del municipio cabecera.

Allí, el Gobierno se ha propuesto construir unas 12 mil habitaciones, además de la readecuación del muelle hecho a mediados de los años 50 por la minera estadounidense Alcoa Exploration Company para sus embarques de bauxita y caliza (hoy Port Cabo Rojo).

Y debe cumplirse con la promesa de convertir en hotel boutique el viejo y hermoso Senior Staff de los exejecutivos de la empresa extranjera, un diseño del maestro de la arquitectura dominicana, ya fenecido, Gay Vega.

Ahora bien, amén de reconocer como colectivo el ejercicio de promoción gubernamental que se deriva de la coyuntura, Pedernales jamás debe perder de vista la repetida promesa de turismo sostenible por parte del Gobierno, sin importar diferencias políticas.

Tal enfoque entraña muchas implicaciones. Y la falta de veeduría al desempeño desde la comunidad sería catastrófica para el destino de la Región Enriquillo (Pedernales, Independencia, Baoruco y Barahona). Los funcionarios son pasajeros; el pueblo se queda y sería el gran sufrido si se descuida y permite que se pierda el rumbo.

El turismo sostenible va desde un uso responsable de los recursos naturales hasta la participación activa de la comunidad y el bienestar general. No se agota en llegada de turistas y empleos en hoteles.

Los municipios Pedernales y Oviedo necesitan, más ahora que nunca, el alcantarillado sanitario y pluvial. Es la oportunidad; en la zona cero, Cabo Rojo, construyen esas obras.

La capital de la provincia destino es un semillero de sépticos y letrinas que contaminan las aguas subterráneas, fuente mayor del alimento porque los ríos a superficie son muy pobres en caudal. Llueve poco. La pluviometría: 583 milímetros al año.

Imposible pensar la salud sin un adecuado sistema de recolección, tratamiento y disposición de las aguas sanitarias. El circuito vial debe ser completado. Ningún pueblo alcanza el desarrollo con el nivel de incomunicación de esta comunidad fronteriza.

Pedernales es vecino del municipio que lo pobló en 1927, Duvergé; sin embargo, está incomunicado por la vía que usaron los padres fundadores, por Puerto Escondido (o Puerto), a través de Sierra Baoruco, unos 50 kilómetros.

Con esta carretera habilitada, el tiempo de viaje sería cerca de una hora y se lograría el intercambio comercial y cultural. La vuelta por la provincia Barahona tarda unas tres horas.

Pedernales urge de una intervención para detener la creciente arrabalización animada por malos políticos y el agitar anárquico de los negocios en la frontera.

Al menos, se debería comenzar con una especie de Ciudad Juan Bosch, o La Barquita, proyectos habitacionales modelos levantados en la provincia Santo Domingo.

El proyecto del frente marino, con malecón incluido, está enchivado, pese que hace dos años el presidente Abinader, anunció su inicio durante un acto en el maleconcito.

El edificio de oficinas públicas (1969) es una ruina. Una afrenta en el centro del pueblo. Igual que la cárcel, un sitio hacinado que avergüenza. Urge una nueva en otro lugar.

No hay un centro cultural. Tampoco un anfiteatro. Y las academia y banda de música locales integradas por talentosos jóvenes, languidecen, huérfanas de instrumentos. Nadie en el Gobierno quiere escuchar nuestro reclamo de equipamiento y mayor consideración económica para su perseverante director Mon Méndez y los músicos.

Las vías hacia las zonas agrícolas y la atención a su gente están por verse. No hay incentivos para vivir en las fértiles lomas de Aguas Negras, Mencía, La Altagracia, Los Arroyos y Pedernales. La comunidad Las Mercedes requiere tratamiento especial, porque allí paraban los padres fundadores.

El ordenamiento territorial, en la práctica, es una quimera. El caos amenaza con dañarlo todo, como amenaza la contaminación sónica y el tráfico.

Todo lo han prometido. Sólo responden que vendrá.

Pienso que el Gobierno, cuanto antes, debe emparejar la carga respecto de Cabo Rojo, si de turismo sostenible se trata.