Donald Trump electo el 6.11.24 por amplio margen y con el control de la Cámara de Representantes y el Senado, la mayoría de las Gobernaciones.
¿Qué hará con ese poder acumulado? ¿Se volcará hacia el flanco mejicano y pararle el radicalismo de izquierda a su colega del sur, Claudia Sheimbaun? ¿Enmendarle el parasitismo en el gasto de defensa de la Unión Europea para rearmarse ante la amenaza rusa? ¿Parar a Putin, acotejar la mesa y quitarle tensión con un “Alto al Fuego” en el frente ucraniano?
Esto es solo para llegar a la asunción del poder, el 20 de enero de 2025. Porque además, ¿será ideólogo del emergente bloque de la derecha “que se ha identificado con el predicamento “mileirista”, con más eco europeísta? En enero del 2025 debe enfrentar y resolver como echarle agua a la “cuestión” iraní y la casi tercera guerra mundial desatada por Netanyahu.
La otra cuestión, los BRICS. No es simplificar reduciéndolo a la emergencia China como súper potencia y sus “acólitos”… También es Taiwán, la emergencia de Japón, India y todo el encanto y desencanto del sudeste asiático.
También está la enigmática África y su rol con la nueva era de las “tierras raras” y los golpes de estado émulos del mítico “Che” Guevara pero con rangos militares e ideología y ayuda pro-china (y hasta la milicia rusa Wagner depreda estas riquezas).
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Algo que nos toca cerca: ¿terminará la influencia de la pareja Clinton en la cuestión haitiana y la soberanía dominicana, porque parte de nuestra realidad es qué posición mantendrá Trump sobre Haití? ¿Volverá con fuerza la relación de la administración Trump con el Presidente Abinader? ¿Tendremos prontamente embajador estadounidense, como designó la Administración Biden hace poco, ante las haitianas?
Sería una primera buena señal de que estamos en el radar de un viejo conocido como es Trump. Sería como una nueva oportunidad que nos da la historia…