Todavía es "paradójico" que el hombre ande en estos trotes de inconsciencia. ¿Se imaginan ustedes? Hace más de doscientos años de la Revolución Francesa (1789), en donde la humanidad abrigó un cambio trascendental en cuanto a libertades individuales y justicia social.

Más de doscientos años en los que al parecer no hemos aprendido nada. Individuos como Stalin, Hitler, Franco y hasta el mismo Napoleón Bonaparte, que fue clave en el desarrollo de la Revolución Francesa y que luego terminó siendo "emperador" de un mundo imaginario…
Luego, por muchos años, los norteamericanos que tanto promovían "la democracia" terminaron plantando dictadores en todos los continentes del planeta, porque "los intereses capitalistas" no tienen consciencia ni escrúpulos, tal y como solían ser "las monarquías" que la revolución francesa sacudió en el mundo.

Hoy por hoy, vivimos en un mundo "distinto" en el que "aquellas batallas" de palo y piedra, por decir "menos invasivas", hoy con apenas un botón somos capaces de acabar con todo, entiéndase el mundo completo.

Elegimos a un egocéntrico pasado de moda porque se supone que "eso del ego" y las pretensiones son cosas de niño y no de "gente consciente", pero al parecer, todavía tenemos "algunas especies" que no se han extinguido.

Las consecuencias de tener a individuos como Donald Trump en la presidencia de uno de los países más poderosos del mundo tienen muchas vertientes malas que será necesario "aguantarlas" hasta que "pase el temblor," como canta Soda Estéreo.

En esta nueva etapa, el ego anda disparado y ahora veremos a "Dios encarnado" intocable, implacable, vengativo y mofándose de todo y de todos. Un dictador elegido democráticamente y rompiendo todas las reglas que le permitan aplastar a quien tenga que aplastar.

América Latina tendrá que "repensar" el porqué de una izquierda intransigente y desconfiada del imperio. Ahora las oligarquías latinoamericanas, al verse afectadas por las políticas económicas que afectan sus bolsillos, mirarán a los chinos, rusos e indios como los nuevos "socios" a buscar. Nada raro en individuos que tampoco conocen de patria sino de dinero.

Las garras y la prepotencia del imperio hoy más que nunca están a la vista, sin guardar apariencias ni códigos secretos de exterminio, "Operación Cóndor", entre otros. El Calígula del imperio habla claro y sin medidas. Sus palabras son ley y sus amenazas, muy a lo Cantinflas, intimidan y preocupan a quienes las reciben.

Pero aun así, el mal necesario tuvo que encimarse y tomar control ante la amenaza de la extinción mundial, gracias a los otros locos y el aporte a alimentar la guerra contra Rusia, lo cual estaba tomando un giro a punto de afectarnos a todos y es lo que la mayoría nunca vio que solo este egotista podía detener.

Ahora nos toca aguantarlo por cuatro años y ojalá que se vaya calmando y poco a poco se haga consciente de que no puede romper los tratados, los avances, la dinámica de una sociedad más tolerante con las diferencias de gustos, su derecho a emigrar y un respeto a la individualidad que nos enseñó la revolución francesa.

Si Trump termina organizando mejor la dinámica de distribución de la riqueza y "apaciguando" las ansiedades de una sociedad norteamericana que no acaba de resolver sus problemas eternos, como son vivienda, salud, riqueza y demás necesidades que necesita el individuo para vivir en paz, será un agregado mayor al "mal necesario" que le ha otorgado las cuerdas del poder.

Ojalá que no deje un mundo más intolerante donde se pierda el respeto a "hacer y deshacer", ya que si cumple las amenazas del canal de Panamá, Groenlandia, Canadá, entre otros, estará dándole riendas sueltas a los imperios rivales para que se tomen todo lo que no se han tomado para no ser "los chicos irrespetuosos del barrio".

Ojalá que el pago de haberlo colocado ahí, para seguir existiendo como individuos, no resulte más doloroso y humillante y se desvanezca rápido. Ojalá que toda esa prepotencia absurda que abriga termine transformándose en un bienestar amoroso, ya que tiene el poder y la oportunidad de retomar esas ideas lanzadas en 1789 y que las ambiciones humanas terminaron pisoteando. ¡Salud! Mínimo necesario.