El “Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5)” refiere que es normal sentirse ansioso en algún momento o etapa estresante de la vida. No obstante, si la ansiedad  persiste debe ser tratada por un especialista en Higiene y Salud Mental.

Como se conoce, un cuadro de ansiedad leve o moderada no tratado a tiempo podría convertirse en un trastorno de ansiedad generalizada, cuyos síntomas son similares al trastorno de pánico,  obsesivo compulsivo y otros tipos de ansiedad conocidos, pero que en sus respectivas patologías son diferentes (DMS-V).

 

Por su parte, los principales síntomas psicológicos del trastorno de ansiedad generalizada son, entre otros: (1) Preocupación o ansiedad persistente por determinados asuntos que son desproporcionados en relación con el impacto de los acontecimientos futuros.

 

Además, (2) pensar demasiado en los planes personales y en los resultados esperados; (3) percibir situaciones y acontecimientos como amenazantes cuando realmente no los son; (4) dificultad para lidiar con situaciones de incertidumbres que son manejadas sin ningún tipo de problemas por sus pares.

 

También (5) temperamento indeciso, así como miedo a tomar la decisión por temor a equivocarse; (6) incapacidad para olvidar una preocupación irrelevante; (7) incapacidad para relajarse y, al mismo tiempo, sensación de nerviosismo y excitación constante; y, (8) dificultad para concentrarse y sensación de que la mente se “pone en blanco” (DMS-IV y V).

 

Por su parte, los trastornos de ansiedad generalizada físicos son, entre otros: (a) Fatiga recurrente; (b) insomnio (c) tensión muscular o dolores musculares que incluye temblor, agitación, nerviosismo o sobresaltos; (d) sudoración, náuseas, diarrea o síndrome del intestino irritable; y, (e) irritabilidad sin causa alguna que lo justifique (DMS-V).

 

Como se sabe, los niños y los adolescentes también pueden sentir trastorno de ansiedad generalizada similar a los que sufren los adultos. Como tales, dichos trastornos se manifiestan, entre otros, por: (t) Un precario desempeño escolar y en los eventos deportivos.

 

Además por, (u) llegar tarde al centro de estudio o a un evento deportivo o social; (v) vivir inadecuadamente la muerte de un familiar cercano; (w) la separación de sus padres; (x) incestos y/o violaciones sexuales); (y) violencia física o maltrato en el hogar; y, (z) vivir situaciones catastróficas que el cerebro de un niño/a no está en capacidad de asimilar (DMS-III-IV y V).

 

Según los estudios realizados por la Neuropsicología, la mayoría de las enfermedades mentales que afectan a los humanos, incluyendo los trastornos de ansiedad generalizada, están asociados a factores biológicos heredados, así como a las condiciones ambientales en las que nacemos, nos desarrollamos y vivimos los seres humanos (DMS-V).

 

Por su parte, el trastorno de ansiedad generalizada puede provocar o empeorar otras afecciones físicas, generar problemas digestivos o intestinales, como el síndrome del intestino irritable o úlceras, dolores de cabeza y migrañas,  problemas para dormir, problemas del corazón, entre otras afecciones más que son incapacitantes (DMS-V).

 

Como se sabe, en los períodos de incertidumbres y ansiedad, la mayoría de las personas no contamos con la formación y las herramientas necesarias, para lidiar o manejar los eventos o situaciones que, no habíamos experimentado (Escuela de Sociología UNAM, 2019).

 

En tal sentido, hay muchas personas saben hasta donde se pueden endeudar, comprometer y asumir compromisos, sin que estos les genere estrés; mientras que, hay personas que no saben decir no, asumiendo compromisos que a corto, mediano y largo plazo no podrán cumplir o saldar. Aprender a decir “no, yo no puedo o yo no quiero”, es preventivo, sano, honesto y terapéutico.

 

No obstante, cuando se presenta un trastorno de ansiedad generalizada, lo correcto es que la persona acuda a tiempo a ver a un especialista en higiene y salud mental, quien evaluará el cuadro y procederá según lo indica el “Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DMS).

 

Por su parte, las decisiones terapéuticas van a depender de la complejidad del trastorno de ansiedad generalizada detectado por el especialista en higiene y salud mental. No obstante se sabe que, la psicoterapia y los medicamentos, es el procedimiento correcto para tratar el trastorno de ansiedad generalizada (DMS-V).

 

Según se conoce, el trastorno de ansiedad generalizada mejora significativamente con psicoterapia y/o medicamentos, incluyendo  cambios en el estilo de vida, practicar técnicas de relajación y realizar el deporte de preferencia de la persona que está siendo tratada (DMS-III-IV y V).

 

En tal sentido, Wayne Dyer expresó lo siguiente “no siempre puedes controlar lo que pasa en el exterior, pero siempre tú puedes controlar lo que pasa dentro de ti”; mientras que Henrry Ford dijo “la mayoría de las personas gastan más tiempo y energías en hablar de los problemas que en afrontarlos”.

 

“No te preocuparas tanto por lo que piensan los demás de ti, si te dieras cuenta de lo poco que piensan en ti” (Eleonor Roosevelt).