Recién se cumplieron 100 años de la publicación del breve poemario y también joven breve desconocido poeta chileno, autor de Veinte poemas de amor y una canción desesperada (1924). Nacido con el nombre que figura en la partida de nacimiento que los más avezados en la vida del poeta conocen y para la gran mayoría será conocido luego como Pablo Neruda, el nombre que lo inmortalizará.

No hay que decir lo que significó y significa para la lengua de Cervantes y Quevedo, que tanto admiró Neruda a este último, poemario el poemario titulado: Veinte poemas de amor y una canción desesperada (1924). El origen del libro, es decir, de los poemas y el lenguaje de la poesía en que estaba escrito estas poesías y a la mujer que fue dedicado permaneció oculto. Solo los muy allegado lo sabían y una vez que Neruda fue haciéndose el poeta de la dimensión que hoy lo constituye fue pasando al olvido hasta por el mismo poeta.

El origen de los poemas todo un enigma por décadas, que ni el propio Neruda desveló en su memoria póstuma: Confieso que he vivido (1974). No había porqué hacerlo. La mujer, hermana de un gran amigo, que dio origen al poemario todavía vivía a la fecha de la muerte del poeta, en 1973.

Lo que le sucedió a este poemario no ha pasado con ningún libro de poesía en la lengua española, publicado a los 19 años, ni antes ni después en el orden psicológico, principalmente con la conexión del que se siente enamorado, atormentado por el consentimiento y el rechazo, que se constituye el amor pasional.

Miles de ediciones se han publicado, tanto en el orden de derecho de autor como pirateadas. El fenómeno de Veinte Poemas… solo se puede comparar a Cien años de soledad de Gabriel García Márquez (1967), por su impacto a través del tiempo (de golpe y porrazo), y si veinte años no son nada, nada más hay que detenerse en los cien. De ambos millones de ejemplares vendidos.

Si nos detenemos, nos percatamos, ambos tienen como título números encabezándolos: Veinte y Cien.

Ambos libros tienen récord en ventas inimaginables. Una de las ediciones más populares de Veinte… la publicó, Ediciones Tor, Argentina, a precio populares, después pasó a manos de la Editora Losada, con el logo de una veleta en la que es conocida, por sus lectores, en todos los libros publicados en vida por el autor. Después de su muerte la editorial Seix Barral, muerto Franco, en España, sin contar las pirateadas en países de América Latina, inclusive, la República Dominicana.

¿Qué esconde este libro para el sentimiento amoroso, que un joven tímido y apasionado de 19 años, extraño a sí mismo logró captar? ¿La pasión desmedida y desenfrenada en la lengua de la poesía? Y que estos poemas fueron dedicados a una mujer un poco mayor que Neruda (muchas de sus relaciones fueron con mujeres mayores que él).

Poemas escritos en cartas amorosas desenfrenadas en letras ilegibles, puros garabatos, de manera ocasionales, enviadas de cualquier lugar de la geografía de Chile, al borde de la locura, pura pasión desenfrenada, que se descubrieron por el destino, que protege todo lo valioso y digno de conservarse, por puro accidente del destino en 1983. Esa mujer se llamó: Albertina Rosa Azócar, reencontró cartas, poemas de arrebatos de un insomne colgado de la noche, de las madrugadas donde ella era la destinataria.

Cartas y poemas encerrados en una cajita bajo llave, a la manera de los amores no consentidos de la época, en un ático. Décadas guardadas, en una cajita que colocó donde nadie la encontrara a no ser quien la puso y así pasó. Muerto Neruda y con quien ella estuvo casada, poeta también, la vida las volvió a colocar en sus manos.

Quizás al reencontrarse con esas cartas y poemas, al suelo al remover cosas en el cielo raso de la casa, al igual que el tiempo, el polvo, que ni la misma Albertina se acordaba que las tenía (se suele olvidar el pasado cuanto más desenfrenado fue, que en su caso el desenfrenado era Neruda). Estas cartas y poemas dieron origen a Veinte poemas de amor y una canción desesperada. Al caer la cajita con las cartas y poemas, de seguro el poeta se estremeció en su tumba, volviendo a la vida, ajeno al espacio y al tiempo, asomándose y a esta mujer que había olvidado completamente la existencia de esas cartas y poemas con dibujos, donde miles de enamorados encontraron la belleza y el azar de las zozobras del amor pasión, entre el ser “correspondido” y ser “rechazado” para volver a cantarle a la amada en el silencio del olvido, de la cotidianidad que genera determinados amores de la primera experiencia.

En el mismo instante que caía la cajita el joven poeta Pablo Neruda, en un halo de su ser ya materializado, al lado… y olvidando las zozobras de cómo fue asesinado depositó un beso en la mejilla de esa mujer, elegida por la vida, de mano del tiempo, ya anciana, motivo: Veinte poemas de amor y una canción desesperada.