El campeonato de beisbol profesional que está en su etapa final, con justicia ha sido designado con el nombre de ese extraordinario deportista que en vida se llamó Tomás Troncoso Cuesta. La Liga de beisbol con la dedicatoria del presente torneo a un comunicador, deportista y ciudadano ejemplar, enmienda errores del pasado cuando dispuso nombres de torneos a personas comprometidas de a fondo con la fatídica “Era de Trujillo”.
Tomás Troncoso desde joven fue un enamorado del beisbol, el baloncesto y la mayoría de los deportes. Le correspondió desarrollar su juventud en medio de la tiranía trujillista, que no respetaba ni siquiera a los deportistas ilustres de esa época, por ejemplo Gugú Henríquez y Felipe Maduro. Tomás no quiso ser indiferente y siendo un joven de clase media decidió retirarse del país, en Puerto Rico se relacionó con el combativo exilio antitrujillista, como lo explicó para la historia el abogado Fredy Bonnelly, joven exiliado antitrujillista en su libro Mi paso por la 40.
Tomás continuó hacia New York, donde logró abrevar de cerca el mundillo de las grandes ligas de beisbol, que tanto nos apasiona a los dominicanos. De regreso, poco a poco se abrió un importante espacio con su programa de radio «Los Deportes en Marcha», integrándose también a la transmisión de los juegos del beisbol local y de grandes ligas con Billy Berroa y Max Alvarez, entre otros importantes comunicadores.
La transmisión de los juegos de la grandes ligas no era posible realizarla por vía satélite o de internet en ese lapso, sino por Teletipos. Aparatos parecidos a las impresoras con teclado de mecanografía, por donde se recibían las noticias internacionales en papel, en el caso de ellos la descripción del juego en curso. En ocasiones por alguna avería se interrumpía la recepción de la información a través del Teletipo, Billy Berroa el narrador con habilidad empezaba a adicionar foul ficticios de bateadores, esperando que se reanudará la llegada de la información, cuando la paralización se extendía entraba Tomás con un comentario oportuno y nos entretenía a los oyentes.
Dado su conocimiento directo del beisbol de grandes ligas y su dominio del inglés, siempre estaba al día con las estadísticas del beisbol y baloncesto, recibía la entonces famosa revista deportiva norteamericana The Sporting News, que era la biblia del beisbol y explicaba los principales análisis, en ocasiones difería de algunos de esos comentarios y esclarecía porque.
La capacidad analítica extraordinaria de Tomás contribuyó en mucho a eclipsar la gran aureola que había dejado el narrador cubano Rafael Rubí, que ya se retiraba y había cosechado un gran prestigio en su narrativa, con expresiones que se hicieron famosas como: ¡Quítate que tumbo! Cuando un bateador conectaba un fuerte roletazo de hit, también: ¡Ave María Pelencho! cuando se producía una importante jugada defensiva y sus comentarios con otro gran periodista como lo fue el ilustre Cuchito Alvarez.
Tras la Guerra de Abril, y la desocupación del hotel Jaragua por las tropas invasoras, Tomás desarrollaba su programa «Los Deportes en Marcha» en radio Universal, dirigida por Ellis Pérez. En mi barrio de Villa Francisca en la Zona del Pantalón de Villa (confluencia de las calles Félix María Ruiz hoy Avenida México, Jacinto de la Concha y José Reyes), los adolescentes formamos un Club deportivo y cultural que denominamos: Cardenales de Villa Francisca, a propuesta del hoy filósofo, escritor y profesor universitario Miguel Pimentel (Papito). El suscrito fue electo presidente, yo era fanático de los Yanquis de New York, pero en esos momentos nadie podía pensar que en un barrio que perteneció a la Zona Constitucionalista, apareciera un equipo con el nombre de los “Yanquis de Villa Francisca”.
Como estudiante de mecanografía hacia las notas de prensa de los juegos de beisbol y baloncesto de los equipos del club, me trasladaba al Hotel Jaragua, donde Tomás Troncoso en la segunda planta preparaba su programa en una pequeña habitación, le entregaba la nota y todos sabíamos que al mediodía Tomas en «Los Deportes en Marcha», informaba a los radioyentes los resultados de los juegos que celebrábamos. (También entregaba las notas y las publicaba al editor deportivo del Listín Diario, Félix Acosta Núñez).
Cualquiera puede pensar que Tomás difundía nuestras notas porque el Club se denominaba Cardenales de Villa Francisca y él siempre fue un ferviente seguidor de los Cardenales de San Luis, pues no, en su programa se difundían las notas de prensa de todos los equipos deportivos juveniles y amateur. Evidenciando que era un apasionado por el deporte, y por el desarrollo social de la juventud, contrario a los estamentos políticos que asaltaron el control del país, bajo el sostén de las botas extranjeras.
Recuerdo una comisión del Club nos trasladamos a la desaparecida Dirección General de Deportes que funcionaba en el Estadio Quisqueya, para solicitar ayuda con equipos deportivos. Un funcionario de segunda categoría nos preguntó el lugar donde radicaba nuestro club, ante la respuesta este señor cuyo nombre prefiero omitirlo, nos dijo: Ustedes no recibirán ayuda porque son de una zona comunista.
Tenemos de todo, como en la Viña del Señor. Por suerte, hemos contado con ilustres ciudadanos no solo capacitados sino decentes y empeñados en la felicidad del pueblo como Tomás Troncoso, gloria eterna para este digno deportista.