Tomás Bobadilla y Briones fue el quinto hijo de una prole de seis hijos de Vicente Bobadilla Amaral y Gregoria Briones Pérez.
Considerado como el político más hábil de nuestra vida republicana, querido por unos, odiado por otros, nació en Neiba, pequeño poblado en la región sur, el 30 de marzo de 1786, en momentos que Santo Domingo se encontraba en una coyuntura de incipiente prosperidad, fase que concluyó con las guerras fronterizas de la última década del siglo XVIII y la secesión del país a Francia.
Coexistimos también como una colonia española donde la situación de la zona fronteriza se tornó un tanto compleja, por lo que la mayoría de sus habitantes se movieron hasta Azua, Baní y otros lugares menos expuestos a incursiones de las tropas del vecino país.
Para ese entonces, sobre Tomás Bobadilla y Briones, no existen muchas informaciones de su vida y sus primeros años, aunque se dice que se vinculó a los medios criollos, por lo que se piensa que fue dolorosa su partida hacia Puerto Rico junto a sus padres.
Motivado por la llegada a Francia de la parte española de la isla, en 1795 junto a su familia marchó a Puerto Rico, donde recibió una buena educación durante su juventud, esto le permitió en Mayagüez, trabajar en una escribanía pública.
Refiere su biógrafo Lugo Lovatón, que en Mayagüez, logró emplearse en ese oficio, ocupación que le proveyó los primeros rudimentos de su experiencia, dice que a pesar de no recibir una educación universitaria, ni siquiera después de regresar a Santo Domingo, de ahí, que su formación intelectual y de abogado fue producto de una actividad de autodidacta.
En 1811 ya en Santo Domingo, durante la reconquista, logra su primer cargo como escribano público, lo que le permite perpetuarse en su larga carrera burocrática y de administración pública.
Bobadilla y Briones ingresaron a la burocracia tan pronto los franceses abandonan el país, en 1809. Se mantuvo en altos cargos hasta 1868, mientras el gran grueso abandonaba el país, él se quedó y fue contado entre los que decidieron permanecer, siendo respetado como el máximo exponente de la sabiduría en el negocio de los asuntos públicos.
Se unió a María Virginia Desmier D’Olbreuse, viuda de Enrique Capri y José Peroti Dion, hija de Jean Bernard Desmier D’Olbreuse y Marie Nadeleine Allard. María Virginia, nació el 4 de febrero de 1795 en Acquin, Saint Domingue. El 12 de mayo de 1832, se casan por lo civil y el 30 de ese mismo mes, hacen ceremonia religiosa, legitimando así esa acción, ya que sus cuatro hijos habían nacido antes de esa fecha.
Tomás y Virginia procrea a María del Carmen Leonor Bobadilla Desmier, quien nació en 1823 en Santo Domingo. Se casó con Federico Landestoy Aristi.
Su segunda hija, María Vicenta Bobadilla Desmier, nace en 1824 en Santo Domingo, se casa con Luis Cruz Figueredo, quien fallece en 1901.
Su tercer hijo es Gerardo Bobadilla Desmier, quien nace el 26 de octubre de 1827, en Santo Domingo y fallece el 20 de febrero de 1882, que según el acto de defusión alcanzaba los 58 años, era viudo y el padre de Elodia Bobadilla.
Carlos Tomás Bobadilla Desmier, nació el 18 de febrero de 1830, en Santo Domingo, se casó con María Merced Abréu Romero en 1856, quien era hija de Francisco Javier Abréu y Ciriaca Romero Pérez. Carlos Tomás falleció en 1872 en Jacmel, Haití.
José María Bobadilla Desmier, nació en 1832 en Santo Domingo, quien murió sin sucesión legítima, según declaraciones del mismo Bobadilla en su testimonio.
Clemencia Antonia, falleció el 6 de mayo de 1876 en Puerto Príncipe, Haití, posteriormente sus restos fueron traídos a la capilla Santísima de la Catedral de Santo Domingo, donde aún reposan. Carlos Rafael y Clemencia Antonia constituyen el tronco de toda la familia Nouel del país.
Según Carlos Larrazábal Blanco, Tomás Bobadilla antes de unirse a María Virginia, con Magdalena Herben, ( Herbyn o Bernal), procreó a Gregoria Justina.
Aunque Bobadilla no realizó estudios universitarios, alcanzó una vasta formación intelectual y de abogado producto de una actividad autodidacta, reconocido por sus biógrafos como uno de los hombres de mayor capacidad y experiencia en asuntos de estado de su época, por lo que el Presidente Pedro Santana lo llamó “mi ministro universal”.
El giro de su posición respecto a la problemática nacional se puso de manifiesto frente al proyecto de anexión de la República Dominicana a Estados Unidos, el que fue acordado preliminarmente a finales de 1869, promoviendo un manifiesto entre los dominicanos que estaban en Puerto Rico para rechazar el proyecto del régimen de los seis años. Charles Summer, quien encabeza la oposición en los círculos de dirigentes en Washington a la anexión.
En una carta de Bobadilla a Summer afirma que la anexión a España pudo estar justificada debido a que había sido la metrópolis de los dominicanos durante más de tres siglos y por el lazo histórico que los unía.
Dotado de contribuir al avance de la guerra que libraron los azules en la zona fronteriza del sur, a inicios de 1871, se muda a Puerto Príncipe para poner sus conocimientos a su servicio a los jefes insurgentes. Vivió primeramente en Cabo Haitiano, casi a los 85 años de edad aquejado de quebrantos, que le habían bajado sus fuerzas, desde ahí, se trasladó a Puerto Príncipe para incidir en los círculos gobernantes haitianos para que brinden apoyo a la causa dominicana.
A lo largo de sus 60 largos años de vida pública, desde 1811 hasta 1871, no se le puede imputar enriquecimiento ilícito, durante sus funciones públicas, a pesar de tener una vida cómoda, sin ser rico.
Ejercía la profesión de abogado y de negocios, en el corte de caoba, poseía tierras en Baní, Azua, Neiba y San Juan. A principios de 1871, se trasladó a Puerto Príncipe, Haití, donde falleció a los 85 años de edad el 21 de diciembre de 1871. Recibió honores de Estado por sus servicios a los dos Estados de la isla.
Nos cuenta José María Morillas, que le hicieron sus funerales con los honores de Capitán General, en consideración de su elevada categoría en la República Dominicana.
Sus despojos mortales aún se encuentran en tierra haitiana, su tumba se encuentra desaparecida, a pesar de los esfuerzos realizados por su yerno Carlos Nouel por el año de 1876, a pesar de esto, ningún gobierno se ha interesado en localizar su tumba para que sus restos como se merece puedan descansar en tierra dominicana.
Tomás Bobadilla y Briones no ha sido reconocido debidamente en los relatos del siglo XIX dominicano, siendo uno de los artífices de la Independencia del 27 de febrero de 1844.