Hace algunos meses, cuando llegamos al restaurant, una señora nos dijo que no vino a discutir sus ideas políticas. Le dije que ella es famosa por decir lo que piensa. Por ahora, pienso hablarle de una hermosa política española, Ayuso, que sale viralmente en las redes. Mi interés es preguntarle a un diputado por qué las sesiones del Congreso no son televisadas como en España, oh gran enigma.

Cercano a la carretera, se parquea alguien que sospecha de todo el mundo. Tiene la impresión de que el restaurant está repleto, algo que no obedece a la verdad. Entre otros temas, es un especialista en Anthony Blinken y la guerra en Ucrania.

Señal de esta época, es cierto que la gente se ha vuelto adicta los celulares. Veo dos señoras que hablan al mismo tiempo. Nada de leyes antiguas o de peleas norteamericanas. Postean fotos en Instagram mientras “cuchichean” de todo.

Enfrentamos una pandemia con valentía, lo mismo que habrán hecho otros en pasados siglos. El historiador argentino Luis Alberto Romero tiene una historia sobre esto, pero ya no está online. Romero le va a Racing y gusta de los raviolis.

Pienso en Maureen Dowd, la superestrella del New York Times. Uno espera que ella diga esto o diga lo otro. La economía norteamericana cae en manos de Thomas Friedman. Tanto Maureen como Shelley Mac Conell, Directora Adjunta del Programa Las Americas del Centro Carter, han hablado en estas semanas sobre Jimmy Carter. A través de los años, el Centro Carter supervisó elecciones en más de 100 países.

Carlos Fuentes leyó con pasión lo norteamericano. Se dejó en tirones sobre todo cuando analizó la impronta de Huntington. Fuentes lo dejó claro, no le gustaba para nada. Decía que Huntington cazaba ballenas. En su artículo, que puede ser hallado en la web, Fuentes hace una clara disección sobre lo que dice Huntington.

Minutos después, pienso en narradores dominicanos y en políticos sobrios. Hace algunos años, me encontré con un político de alto perfil en un restaurant de la autopista. Venía con varios guardaespaldas, más de cuatro y un montón de adláteres. El mozo hizo acto de presencia. Nuestra respuesta fue: ¡sírvanos chivo picante!

Escrita hace muchos años, la cita de Juan Antonio Alix en el libro de Balaguer es pertinente. Le dio profundidad al asunto. Ese libro fue muy discutido. Alguien lo subrayó sin necesidad de entrar en la historia del libro, sus tendencias políticas y su análisis sobre lo haitiano.

Encontrado en una de las mesas, el libro de un poeta es microscópico y hace efervescencia en una de mis acompañantes. La multitud que almuerza con el político reformista es notoria: he contado diez. En este restaurant nos sirven el chivo picante, tremendo plato de la gastronomía criolla.

Hace una semana, he ido a la cancillería y me he dado cuenta que una amiga tiene en su perfil una foto con múltiples banderas. No sé si sea aquí. La foto pudo haber sido en la ONU.

Como ocurrió en la línea, hemos pedido el chivo, un plato sabrosísimo. En las mesas, los guardaespaldas del político saben hacer su trabajo. Queda patente el suave encanto de la política (que en 1890 podía ser violento). Vives como dentro de un film de Fellini. Esto se vivió en el Imperio Romano como deja establecido Yourcenar, un librito que me leí en Bávaro.

Si vamos a hacer los cálculos, el dominicano es un ser excelente, sabe resolver. Puede decirse que de ahí parte este desarrollo nuestro. El dominicano es trabajador, eso se sabe. No somos pesimistas. El país seguirá creciendo a través de los años.

Vuelvo a Robert Smith y a Coleman Hawking. Podemos tener la discusión política. A fin de cuentas, el dominicano le pone pasión a todo. Se dirá de todo en los próximos meses. ¡Estad atentos!

Como una vieja máquina, es cierto que la memoria funciona. Tareas, memorizar algunos datos macroeconómicos. En cualquier lugar, la facilidad con la que algunos economistas te hablan de cifras es pasmosa.

En los últimos minutos, la política norteamericana se nutre del caso Stormy Daniels, al tiempo que algunos se sumergen en la quiebra del Sillicon Valley Bank. Según Janet Yellen, el sistema bancario estadounidense está a salvo.