Mis primeros zapatos con sus respectivas medias, las pelotas que rodaron las aceras, las galerías donde deslizamos nuestros cuerpos en complicidad con las lluvias. Las lluvias, las sonrisas y tus besos.

La noche que se escapa cada día y el día, que también se transforma en otros sueños. Los sueños, las miradas, los fantasmas. El perfil de tu cara y hasta tu cara.

Todo es mentira, la vida, la muerte y el misterio. Se desatan implacables cada hora, cada minuto, cada segundo. Y el tiempo, también es mentira.

Las palabras, los políticos, el pasado, el presente y el futuro. ¡No hay nada!, ¡todo es mentira! Los planetas, las estrellas y la luna. Los poetas, los coristas y hasta aquella voz que sale de la nada.

La nada, quizás sea lo único cierto. Quizás sea esa la verdad acaudalada. Aun así, todo es mentira. No hay nada cierto, ni la arena, ni el desierto, ni el mar. ¿El mal? Aquel que busca lo bueno… Tampoco existe lo bueno, ni el mal, ni tu intención de ser ambas cosas… Ni tú. Nada existe, todo es mentira.

Ni el sueño de creerse, ni la pesadilla del infierno, ni el cielo… Tampoco el paraíso. Todo es mentira., estas letras que lees y quien las piensa y quien las escribe, ni yo, ni tú, ni ellos.

El todo también es mentira, compañero de la nada, ¡Esa! que por un momento dude de su presencia ¿y cómo!? Si en la nada no hay nada, ni su ausencia, ni un espejo. Nada existe, ni él nada de la nada. Ni el “ni” que niega todo.

¡Todo es mentira! Tu abuela, tu madre, tu hermana. Tus amigos y la calle y el barrio y la patria y tu etiqueta de “pertenecer” a “algo” que no existe. No existes, ni exististe, ni existirás. Todo es mentira. Porque no hay nada y lo que crees que hay tampoco es verdad. Ni tu sangre roja, ni el cielo azul, ni el verde del campo… Ni el marrón de la tierra, ni la tierra.

Ni Dios, ni el diablo, ni su juego del bueno y el malo. Ni el miedo, ni el coraje, ni la gloria o la derrota.

No hay verdad en la verdad… Todo es mentira. Tu casa, tu cama, tu almohada y tu cobija. El frío y el calor. ¡Nada! Ni siquiera tu mente y tus pensamientos, estos que te están diciendo esto y que “sabes” que es verdad lo que te digo… Sin embargo, esta verdad es una mentira.

También es mentira, una verdad y la mentira también es una mentira porque te digo que ¡todo, todo! Es una mentira, no dos, ni tres, ¡una sola! Y esa soledad también miente, como miente la compañía.

El silencio se pasea silencioso, imperceptible, inmutable e indiferente. El vacío se ahoga en un llanto mudo. Intenta verse y no puede. Explota furioso intentando brotar un destello… Nada, todo es mentira.

El camarero destapa el mezcal con cuidado. Diligentemente, suaviza la copa con un paño, la observa con aireada presunción y la aprueba. Me sirve un trago largo y observa como deleito mis narices ante el perfume de agave.

Levanto la copa y brindo parafraseando a Aute ¡todo es mentira, menos tú! ¡Salud! ¡Ni mínimo, ni máximo, ni nada! ! ¡Coño cuanta mierda!… ¡Al fin una verdad! ¡Salud otra vez!