Si hay una obra trascendente para los pedernalenses esa es la reconstrucción y ampliación de la carretera Enriquillo-Pedernales (74 kilómetros). Estrecha, con un sinfín de curvas sin peraltes, innecesarias, que serpentean el trayecto frecuentado día y noche por vacas y burros, representa el primer escollo para la visitación de los turistas y los nativos residentes en otras ciudades. A cualquiera desencanta.

Pero resulta que pierde verdor la esperanza de los pobladores de ver en el cuatrienio de la actual gestión de gobierno una vía segura y con menos kilometraje, facilitadora de la activación económica y las interacciones familiares y culturales. El tramo es difícil y el ritmo de trabajo es lento.

La constructora Andalar Internacional ha sido contratada para resolver a más tardar en 2024 aquel crucigrama de 70 cuestas insufribles y reducir la distancia en unos 12 kilómetros. Ha avanzado en trochas y algunos rellenos; sin embargo, queda mucho trecho por intervenir.

El 23 de junio de 2021, durante el vistoso acto de inicio del Proyecto de Desarrollo Turístico, en Cabo Rojo, el presidente Luis Abinader también anunció la reconstrucción de la carretera en cuestión, así como el tramo que enlazaría la carretera de la bauxita con Puerto Escondido (Puesto Escondido), por la sierra, para completar el arco vial que comunicaría las provincias de la Región Enriquillo (Pedernales, Baoruco, Independencia y Barahona). Los trabajos habían comenzado dos meses antes.

El representante de la empresa, Luis Gómez, había informado el 15 de abril que “eso viene en grande, pensamos poner tres o cuatro frentes de trabajo y te puedo adelantar que no van a haber curvas; el presidente no quiere ver una curva ahí; se van a economizar como 10 o 12 kilómetros. La semana que viene vamos a estar fajados en lleno. Antes era de boca, pero es un presidente que quiere y lo ha ordenado”.

Esa promesa ha comprometido la credibilidad del mandatario, y el tiempo se agota. El tren va muy lento. Los frentes de trabajo garantizados no se ven. El flujo de maquinarias en acción no se corresponde con la meta establecida para la terminación. Y la causa no es climática porque en la zona llueve poco.

Recuperar el tiempo perdido pasa ahora por reforzar los equipos de hombres y llevar los implementos que demandan las circunstancias, y, por parte del Gobierno, proveer a tiempo y en la cantidad planificada el dinero que urge Andalar para hacer en el tiempo previsto la carretera que se merecen los pueblos del sudoeste fronterizo.

El presidente Abinader debe tocar las teclas que haya que tocar para que la burocracia estatal no se trague tan importante iniciativa, si esa fuese la causa del letargo.

La vía, sobre todo el pedazo entre Oviedo y el municipio Pedernales, data de inicios de los años 30 del siglo XX y fue hecha siguiendo la ruta de los animales. El trazado es prácticamente el mismo. Es, quizás, la primera evidencia del abandono a que las diferentes gestiones de gobierno han sometido a esa región. Una imagen del empobrecimiento progresivo. De atraso. Nada más desmotivador para quienes van a visitar a esta provincia, misma que aporta casi el 70 por ciento de su territorio a dos parques nacionales (Sierra Baoruco y Jaragua) y el resto para desarrollo urbano y agropecuaria.

Los del sur extremo queremos dejar de sentir esa vergüenza.