-Porque: “Ama a quienes te rodean, pero no olvides que eres amigo de ti mismo”-

Las personas inteligentes tienden a
tener menos amigos que la persona
promedio. Cuanto más inteligente
eres, más selectivo te vuelves. Nikolas Tesla.

De forma y fondo existen problemas en nuestra sociedad que no pueden ser dejados para tratarlos después de las campañas políticas, ya que, de así ser, nunca se tratarían, porque siempre estamos en campaña y siempre lo tildarán de lo mismo, es decir, como tema político partidista, según sea la conveniencia de quien lo cataloga de esa manera.

Pero, la cuestionabilidad del ejercicio de seguridad que lleva a cabo la policía nacional cada día cambia de castaño a oscuro, ahondando más en la oscuridad y el descrédito y la manifiesta incapacidad para regenerarse o producir un cambio en su comportamiento absurdo, abusivo, corrupto y criminal, donde el estamento político ha resultado más que inútil para llevar a cabo una real y objetiva transformación de ese cuerpo, carcomido por el germen de la ineficiencia y la corrupción.

Los grupúsculos, dentro de ese cuerpo, mancornados no para llevar a cabo mejores servicios, si no, para establecer cotos, donde la coerción o el contubernio con los malandrines constituye la norma y el diario quehacer en busca de beneficios personales dentro de ese organismo, ejerciendo una función de jefes de mafias barriales, a las cuales conocen perfectamente, no porque hayan realizado algún tipo de inteligencia operativa si no, porque en su gran mayoría, ya han pertenecido a las mismas.

Ese organismo ha llegado a tal degradación operativa y moral que en cada uno de los que realiza, no precisamente tomando la iniciativa, más bien, como una reacción ante la avalancha ofensiva de los delincuentes, que, en muchos casos, son sus propios socios, que se hace difícil diferenciar quienes forman parte de la policía y quienes a las bandas criminales.

Esto ha llegado a un grado tal, que, ante un desplazamiento de uno u otro bando, usted no sabe a cual temerle más.

Cada vez que a un ciudadano le toca encontrarse con uno de esos retenes policiales, principalmente, -porque los militares no se quedan tan atrás-, es como tener la sensación de que va a ser asaltado. Son puestos de chequeos absurdos, sin que previamente existan informes que favorezcan los mismos; sin un fin determinado que no sea la rutina a las que se han acostumbrado, es, como si fuesen acciones en contra de la paz ciudadana o, peor aún, en contra del propio gobierno.

No han querido entender lo básico en el desempeño de las labores por las cuales existen; han dejado de lado aquello de que el policía siempre está de servicio y de que deben actuar ante la flagrancia de las leyes, cual que estas sean; no entienden que cada vez que diseminan sus miembros, en la misma medida se ponen más débiles; tienen y desean tener un destacamento -peor aún- una inspectoría en cada rincón donde exista un rancherío y, se niegan a concentrar toda la fuerza en un solo lugar desde donde partan las patrullas, debidamente orientadas, y abastecidas, durante un tiempo no mayor de 8 a 10 horas.

Aaah bueno, es que se me olvidaba, que, de esta manera, la efectividad se acrecienta y el “macuteo” o búsqueda de prebendas semanales entre los comerciantes y puntos de drogas se achicaría enormemente para repartición entre la oficialidad y así, la cosa no tiene sentido.

En tanto, se dificulta -reitero-, establecer quien produce mayor temor, si los malhechores declarados o específicamente el famoso Dicrim, tanto por sus acciones como por sus vestimentas de puro tigueraje, cosa esta inexplicable ante el hecho de que no se encuentran en operaciones encubiertas de inteligencia sino, en un puro accionar policial. Estamos mal y, continuamos cada día peor, joder. ¡Sí señor!