«Tenemos que preparar a los estudiantes para su futuro, no para nuestro pasado». Ian Jukes

Se estima que después del brote de COVID-19, Tecnología Educativa (EdTech) ya no es solo un recurso periférico de lujo donde sólo podían utilizar los países desarrollados como Estados Unidos, China, Japón, Zimbabwe, Alemania, España, Francia y el resto de Europa; sino que por su importancia relacionada con los ciclos de gestión de la información, el proceso de enseñanza / aprendizaje se construye sobre base sólida, robusta, consistente y útil para desarrollar oportunamente las destrezas del alumno en digitalidad, productividad y cotidianidad para el trabajo y la vida.

Con ello sublimado el sistema de educación eleva la confianza a niveles insospechados en los centros educativos, cuerpo docente y alumnado hacia la consecución, implementación y desarrollo de Educación Tecnológica. Entiéndase porqué (EdTech) se ha convertido por necesidad y por carácter de la educación en prioridad nacional.  Recordemos, según UNESCO (2020), ¨por la propagación de la enfermedad contagiosa denominada COVID-19, el 91% de los niños, niñas y adolescentes [del sector publico / privado] en 192 países en el mundo, tuvieron que abortar (transitoriamente) la modalidad de estudio de manera intempestiva y marcharse a sus hogares a recibir el pan de la enseñanza bajo el influjo del entorno virtual de aprendizaje

Ante todo, ya no es posible pensar en producir, transferir y reutilizar conocimiento en un centro educativo ignorando la efectividad de los dispositivos automáticos, por un lado.  Y por el otro, el abastecimiento de recursos tecnológicos favorables para mejorar la enseñanza y facilitar el aprendizaje mediante la incorporación del internet de las cosas y la utilización de libros digitales, pizarras electrónicas, televisión Smart, tabletas, simuladores, proyectores, teléfonos móviles inteligentes y repositorios virtuales.

Algo semejante ocurre también si el centro educativo no corrige pertinentemente los entuertos y déficit acumulado por gastos corrientes; por obsolescencia de diseños instruccionales o de equipos; y también, por la falta de capacitación y actualización de maestros, la eficiencia de la educación se tironea ¨a la basura¨ (Hernández, A; 2022).  Aquí es importante señalar que por el mal funcionamiento en el proceso de enseñanza / aprendizaje y la desaceleración para el cumplimiento de los objetivos educacional, el ecosistema de formación va perdiendo potencia y velocidad ante los picos de elevación de la sociedad de la información y de conocimiento; a menos que el sistema educativo tradicional reinicie el enfoque de enseñanza / aprendizaje, el mayor afectado seguirá siendo la sociedad. Porque el estudiante cuando no puede de un modo o de otro tener acceso a las nuevas tecnologías, a la información y en los muchos aspectos de comunicación, se imposibilita su desarrollo incapacitándose en sí mismo las pericias de competitividad, productividad y operatividad.

Pongamos por caso la opinión de García Areito cuando dice: ¨Tecnología Educativa es un método educativo basado en la utilización de herramientas tecnológicas¨ la cual para alcanzar su optimización en el rendimiento se requiere inversión, revisión y actualización continua de tecnologías ¨dura¨ y ¨blanda¨.  También Loaiza (2002) señaló que el desarrollo de Tecnología Educativa es alcanzable cuando por utilización de nuevos recursos de tecnologías se sujeta a la renovación y reutilización dentro del ecosistema. Lo que significa que, con el tiempo. Tecnología Educativa ha democratizado el ecosistema de educación convirtiéndose en sí mismo en el aspecto central más destacado de las políticas públicas a tomar en cuenta dentro del marco evolutivo de la era digital. (Barberá, E.; 2006)