Cuando en el 2008, Richard Thaler y Cass Sustein introducen el concepto de nudge, definible como la influencia en los comportamientos de las personas, “suave y sin coacción”, muy posiblemente no adjuntaron en sus análisis la facultad que tenemos los dominicanos para asumir posiciones basadas en nuestras propias percepciones y juicios, producto a experiencias pasadas; y todavía mas jocoso, la seguridad con la que solemos ser firmes en una respuesta utilizando la completa lógica de que si sucedió una única vez, “ya eso es así”.

La heurística de disponibilidad es un sesgo que influye directamente en nuestras expectativas y percepciones de riesgo, minimizando o maximizando los posibles resultados, basados en experiencias positivas o negativas que nos hacen sobreestimar la probabilidad de futuros eventos. Esto se vuelve particularmente real al momento de elegir los jugadores de nuestras empresas, ya que la formación de una perspectiva apoyada en una efímera tendencia experimentada nos vuelve vulnerables a la suposición, peligrosa por dar mas peso a las informaciones que confirma las creencias preexistentes de un candidato y menos peso a las informaciones que contradice esas creencias.

¿O acaso he sido la única que ha pecado en creer que ese candidato que me encantó, fue mas por sus condiciones imparciales que por mis propias creencias y pasadas experiencias? La suposición en si misma no es un sesgo, si no mas bien una inferencia o creencia asumida, a menudo guiada por la sobre confianza incluso cuando la evidencia objetiva es limitada. O como se discute en psicología, “suponer es decir en donde están nuestros traumas”. Veámoslo de esta manera: la suposición es el síntoma, ya que el sesgo es la sobre confianza. Y bueno, como seres humanos, asumir que nuestras suposiciones son correctas sin cuestionarlas críticamente, es nuestro deporte.

Pero bien, cuales son los costos potenciales de tomar la decisión entre esos dos, tres últimos candidatos del proceso de selección, que ya presupuesté para que sea mi próximo jugador A, ¿basados en una corazonada? En un sistema donde el código laboral se encuentra en completa imparcialidad en beneficio de los colaboradores, la suposición cuesta pasivo laboral. Pero también cuesta aprendizaje, cuesta oportunidad y cuesta disponibilidad; costos mucho mas altos que cinco años de prestaciones laborales, comparados al posible sentimiento de que ese otro candidato que se quedó en la mesa, pudo ser el unicornio de nuestra empresa.