Suiza se presenta como el país más democrático del mundo, desde el punto de vista político y financiero.

Históricamente Suiza ha acogido personas perseguidas en sus países por razones políticas, religiosas o de otra índole.

Aunque ese país del centro de Europa occidental no se ha integrado a la Comunidad Económica Europea, se acoge al acuerdo de Schengen, acuerdo donde se establece el principio de la libre circulación de personas entre los países europeos que data de los tiempos de la edad Media, aunque fue a partir del acuerdo del 1 de junio del año 1985, que se firma dicho acuerdo en el pueblo de Luxemburgo llamado Schengen, en principio por cinco países: Alemania, Francia, Luxemburgo, Bélgica y Países Bajos, más adelante se adhirieron a éste acuerdo 21 países europeos más, entre los que se encuentra Suiza que en el año 2008 dejó libre la frontera terrestre y en el año 2009 la entrada por aeropuertos.  Esto significa que los habitantes pertenecientes a la Unión Europea tienen la libertad de trasladarse de uno de estos países a otro sin necesidad de visas, así también las personas de otros países también pueden desplazarse entre las fronteras de los países de esta unión, al obtener la visa de ingreso de uno de éstos.

Pero lo que más siempre llama la atención es la estabilidad, protección del dinero e información de los clientes, amparado en una   ley de secreto bancario que data del año 1934 y que establece que si algún empleado de un banco suizo filtra información o cualquier persona que divulgue información sobre los clientes de los bancos sin justificación, estará expuesto a cárcel que puede ser hasta de tres años de prisión.

Esta última es la razón por la cual Suiza, aunque cumple con el acuerdo de libre tránsito, según lo que establece el acuerdo Schengen, no ha pasado a ser parte de la Comunidad Económica Europea, pues la ley choca con principios esenciales de la Comunidad Europea sobre lavado de activo y transparencia bancaria y por esa razón entonces la economía Suiza está regida por el Franco suizo y no por el Euro.

Vaya paradoja, pues precisamente en la Ciudad Suiza de Basilea donde los países de todo el mundo se reúnen para regular las operaciones de sus bancos, que junto Zúrich son las dos ciudades que se constituyen en importantes centros financieros donde personas de todo el mundo van a depositar sus fortunas y resaltamos aquellas ilícitas provenientes de evasión de impuestos (denominándose a Suiza como paraíso fiscal), corrupción administrativa, entre otros delitos.

Solo con la autorización de un juez de cualquier país, principalmente europeo y con las pruebas suficientes, los gobiernos o ciudadanos de algún otro país pueden intervenir o embargar dinero obtenidos por personas y depositados en bancos suizos.