Los subsidios de manera general, pero muy especialmente los eléctricos suelen ir acompañados de consecuencias que al final del día, mas que bien, producen resultados que van en detrimento del sistema y por ello estos deberán ser bien diseñados e implementados correctamente. Por ejemplo, si no son bien diseñados y aplicados podrían agravar el daño ambiental, por un uso ineficiente y desordenado de la electricidad; así mismo, se pueden mal utilizar estos recursos, en lugar de aplicarlos en otros sectores de mayor importancia para el país.

 

Lamentablemente, en nuestro país, perteneciente a los menos desarrollados, los subsidios están orientados hacia el consumidor, es decir hacia la demanda, contrario a los que hacen los países mas desarrollados, que lo orientan hacia la oferta, lo que incentiva a los generadores a buscar fuentes mas limpias y menos costosas, lo cual produce un mejoramiento de la eficiencia del sistema, ya que se va optimizando la composición de la matriz eléctrica del país.

 

Otro aspecto que particularmente repercute de manera muy negativa son las grandes perdidas que se producen en el sistema eléctrico nacional, las cuales están situadas en promedio en poco mas de un 34% y solo nos sobrepasa Haití en toda América Latina y el Caribe. El promedio en la región es de un 19% y en el mundo es de solo un 8%.

 

En un país donde haya perdidas en el sistema eléctrico, al nivel de la República Dominicana, de un poco mas de la tercera parte de la energía producida, jamás se podrá producir energía barata y ni siquiera a costos situados en los niveles normales para esta actividad y por tanto siempre habrá que subsidiarla porque no es posible traspasar al consumidor los altos costos de estas deficiencias.

 

De igual manera la energía eléctrica producida se encarece en función de la matriz eléctrica, que aunque hemos avanzado en este aspecto, todavía nuestra producción depende en un altísimo porcentaje de combustibles fósiles ya que es menos de un 20%, sin considerar la hidroeléctrica, que proceden de fuentes renovables en nuestra generación eléctrica total.

 

Indudablemente, los subsidios de la electricidad en América Latina se han constituido en una costumbre y disciplina adoptada por cada gobierno, de tal manera que las poblaciones consideran que se trata de un servicio o bien publico que necesariamente deberá ser subsidiado y esta es quizás una de las causas por las que los mismos tienen un impacto social, descuidándose los aspectos de eficiencia económica.

 

La situación de los subsidios eléctricos en el país resulta bastante compleja de analizar, sobre todo por las grandes e históricas desviaciones que afectan el sector, que lamentablemente se podría decir que en su gran mayoría no han podido ser resueltas por los diferentes gobiernos que ha tenido la nación en los últimos 50 años.

 

Tomando en cuenta los aspectos indicados precedentemente, se podrían señalar las siguientes consideraciones en torno al sistema eléctrico nacional y los subsidios:

 

En el caso, habría que partir de que de las primeras acciones que deben tomar las instituciones regentes del sector eléctrico, sería reducir las pérdidas en el sistema (generación, transmisión y distribución) y llevarlas a niveles normales y estándares para esta actividad ya que estas han venido gravitando por muchos años en los altos costos de nuestra electricidad junto a serias deficiencias administrativas en las instituciones regentes de este.

 

Una vez que estos niveles de pérdidas se hayan llevado a los normales y se mejoren las gestiones administrativas del sector, entonces se podría empezar a diseñar las tarifas que se correspondan con los tiempos económicos y con la capacidad de pago de los consumidores, sin olvidar los incentivos a la oferta correctamente aplicados para el crecimiento y desarrollo del sector.

 

Es conveniente destacar que algunos de los gobiernos han hecho inversiones importantes en las líneas de transmisión con miras a reducir las perdidas que se producen en esta etapa, pero esto no ha tenido la continuidad requerida y además en la etapa de distribución en nuestra opinión no se ha realizado el trabajo que se requiere tomando en cuenta que en esta etapa se genera una parte considerable de las pérdidas del sistema.

 

Ciertamente, como indicamos arriba, lo que ha venido ocurriendo en la mayoría de los países de América Latina, es que los gobiernos han mantenido subsidios en las tarifas eléctricas, lo cual podría interpretarse como un procedimiento que va en contra del desarrollo del sistema, ya que suelen enterrarse las verdaderas causas por las que hay que mantener los mismos y se dejan a un lado las acciones necesarias para una solución que no esté viciada desde su origen.

 

Tomando en cuenta que los costos de la generación eléctrica dependen en gran parte de la composición de la matriz, lo más saludable sería que los gobiernos promuevan e incentiven la generación con fuentes renovables, “pero que lo hagan de verdad”, porque este es un verdadero camino que pudiese conducir a soluciones duraderas y con beneficios con derrames hacia toda la población y por supuesto al país.