Leslie Joseph es simpático, un poco tímido al inicio de conocerle, pero luego se va mostrando seguro, de caminar pausado, de contextura fuerte, no es gordo, ni delgado; es un hombre de porte y trato dignos, servicial. Leslie Joseph es un pseudónimo, igual que todos los nombres que aparecen en este relato.
Tengo cerca de dos años tratando a este joven haitiano de 34 años; residiendo 13 años en RD, es uno de 5 hermanos, en RD; de piel, cabello y barba negros, luce un afro, la barba abundante, rostro alargado, ojos un poco grandes de mirada descansada, serena; es alto. Trabaja como encargado de un edificio en el cual tiene alojamiento, con frecuencia le facilitan comida gratis, aunque no es parte del acuerdo laboral. Limpia, cuida, las escaleras, el patio, el frente en la acera de la calle.
Tiene su pareja, más joven que él, con 27 años, Jacquie, con ella tiene un hijo de 2 años, Ronald. Jacquie actualmente reside en Haití, cerca de la frontera, internándose en Haití, después de cruzar la provincia dominicana, por los lados de Dajabón; ella también ha vivido en RD. Las repatriaciones han dificultado su estancia en RD, pues los documentos son costosos, igual que la vivienda, alimentación, salud. Él paga alquiler para su esposa en Haití, unos RD$1, 200 pesos mensuales.
Tiene planes, se le siente dueño de su mundo, así lo permiten su juventud, su determinación y costumbre de trabajar, su personalidad le ha dotado de adaptabilidad, inteligencia, dedicación, don de servicio, por lo que todo esto le permite proyectarse posiblemente trasladándose hasta Haití, trabajar pegando blocks, por ejemplo; tiene las conexiones, y quiere aprender más albañilería.
Se siente que sabe su lugar en el mundo; pero tiene limitaciones; la excepción es que no puede ir a Haití para estar con su esposa y su hijo como quisiera. Hace unos meses pensé que era por limitaciones económicas para tener la visa. Pues no entendía el por qué no la tenía, ya que conoce la importancia de los documentos, no es trasnochador, no tiene vicios, es responsable y sabe de ahorrar. Aporta dinero para mantener a la esposa, al niño y a la familia ampliada del padre, la madre…
Tiene un sueldo de RD15,000.00 mensuales, más techo, servicios, tiene seguro médico y parte de la alimentación; recibe buen trato en el residencial, ellos conocen de la importancia de facilitarle todas las condiciones legales como residente laboral.
Pero cuando Leslie acude a las oficinas correspondientes a buscar la visa, con su dinero en mano, le dicen: “No hay visa, no estamos vendiendo la visa”. Se le dificulta entender esa decisión, dice -eso viene desde lo alto del poder.
El problema no es laboral o de dinero, no es un problema de desorden, o de querer no gastar en los documentos; es un problema político, -digo yo. Tampoco no es que no pueda ir a Haití, lo dejan pasar por la frontera, el problema es que tendrá problemas para ingresar al territorio sin visa, y y quizás, en el mejor de los casos, tendría que pagar alrededor de RD$12,000.00 para entrar si no tiene la visa, dinero del que viven las mafias que dominan ese mundo de los inmigrantes haitianos y del control de sus derechos.
Tenemos que superar esta falta de derechos para los trabajadores inmigrantes y para sus empleadores; la libertad del mercado laboral, no entra fácil en la derecha dominicana que se viene haciendo llamar nacionalista; el liberalismo económico y social es una clase pendiente en la RD.