Por muchos años el mejor hospital criollo fue el Salvador B. Gautier, cuyo nombre es un merecido homenaje a uno de los más eficientes médicos dominicanos de todos los tiempos. El popular centro fue objeto de la mirilla recelosa de sectores que siempre han pretendido monopolizar la medicina local y de modo erróneo percibían en este centro uno de sus grandes obstáculos. Con el desmembramiento del IDSS, se ha logrado en gran medida ese objetivo, destruir el enorme potencial asistencial de esta entidad hospitalaria en menoscabo de la gran masa pobre dominicana.
El Gautier en otrora dotado de los mejores equipos médicos y con servicios de todas las especialidades vinculadas a la medicina interna y la cirugía, hasta el extremo que era el único centro que disponía en exclusividad de determinadas residencias médicas para la formación de especialistas en endocrinología, neurología, otorrinolaringología, nefrología, cirugía plástica, y de columna entre otras. Se trataba de un hospital modelo.
El suscrito por cerca de una década fue médico en el Hospital de Batey Verde, Sabana Grande de Boya, adscrito al IDSS. Recuerdo cuando se descarrilaban vagones del tren que transportaba la caña, se volcaba un tractor mosquito que impulsaba un vagón repleto de cortadores de caña o un camión cargado de caña y trabajadores, los heridos siempre una buena cantidad eran trasladados a nuestro hospital donde se les brindaban las atenciones básicas.
Los muy graves eran estabilizados y entonces llegaba el calvario de referirlos, había que comunicarse con el Central Río Haina a través de una afonía (los teléfonos eran una ficción en la zona) voceando para que informaran al Gautier y enviaran ambulancias. En el tiempo más rápido posible llegaban al Batey las ambulancias necesarias, para trasladar a los heridos graves y ni hablar del excelente tratamiento que recibían en dicho centro. Ese servicio era constante en todos los lugares fabriles.
Llegó la malhadada seguridad social y se convirtió en inseguridad social para esos sectores populares que se beneficiaban de los servicios de estos centros, incluyendo el Hospital de Batey Verde que desapareció, pero principalmente el Hospital Gautier que era el gran receptor para los casos graves de múltiples lugares apartados, como Batey Verde y todos los bateyes y comunidades aledañas hasta Barraquito en el Limón del Yuna.
Hoy en día usted debe tener de modo preferible un seguro para enfermedades “catastróficas”, de ser afectado por algún accidente como los que antes se enviaban sin un centavo al Gautier. Sin el apelativo de “catastrófico”, no podrá disponer de elevados recursos para la adquisición de materiales o insumos que requiera su afección clínica o quirúrgica, si es grave o compleja.
Los hospitales públicos en gran medida han continuado resolviendo estos casos pero en medio de precariedades, porque también han debido cambiar su óptica de operatividad, ya no tienen pacientes, sino usuarios o clientes. Por suerte, en la mayoría de los hospitales se obvia este prurito comercial y se trata de ofrecer al cliente o antiguo paciente todos los servicios aun aquellos que la “seguridad social” exige pagos exorbitantes. No obstante, con los ridículos presupuestos muchos hospitales han pasado a constituirse en almacenes de enfermos.
El pasado año visité el Hospital Gautier varias veces y me provocó consternación observar las condiciones en que desarrolla su labor el otrora buque insignia de la medicina dominicana. No solo se ha deteriorado la planta física, sino la escasez de material de apoyo para los diferentes servicios asistenciales y el desgaste de la estructura física por falta de los imprescindibles mantenimientos. En medio de la aflicción, resalta el denuedo del personal médico y paramédico, procurando servir a la enorme cantidad de pacientes que todavía acude al centro.
El lector se preguntará porqué asisten los pacientes? Muchos de ellos sus padres, sus abuelos y otros familiares y amistades fueron tratados con éxito en este centro (incluyendo mi padre que como obrero en 1964 fue ingresado con un accidente laboral y le colocaron un clavo ortopédico, que le salvo una pierna) y este es el mejor referente para insistir en buscar ayuda en ese lugar por su larga tradición en la recuperación de la salud de los dominicanos, al igual que los demás hospitales docentes de la Capital y Santiago.
Por eso, no puedo substraerme de los justos reclamos del personal médico residente del Hospital Gautier, que está exigiendo la urgente ayuda de las autoridades centrales para el importante centro asistencial.
Cuando visite el hospital Gautier el pasado año mi primera impresión al ver el deterioro que allí campea, pensé que si esto continua en algún momento esa enorme mole hospitalaria llegaría a convertirse en una ruina prematura capaz de hacerle competencia a la ruina del Hospital de San Nicolás de Bari, el primer hospital de América, que visitó con frecuencia en atención a mi condición de diletante de la historia.
El hospital Gautier necesita un verdadero rescate, las autoridades centrales deben presentarse en dicha institución, para que puedan palpar in situ el deterioro que por falta de recursos está conduciendo al sepulcro sin cruces al prestigioso centro. (Celebró la atractiva remodelación de la emergencia-urgencia del Hospital Robert Reid, donde desarrollé la mayor parte de mi carrera profesional en materia de salud).
Es inadmisible se piense que por la cercanía de la Plaza de la Salud y Cedimat se deba abandonar el Hospital Gautier a la deriva en el proceloso océano del infortunio. Esos modernos centros de salud es indudable que prestan un servicio excelente a la sociedad dominicana, pero dado que sus servicios en la mayoría de los casos no son gratuitos, no constituyen competencia para el Hospital Salvador B. Gautier.
Aunque esta institución hospitalaria no escapa a la mal llamada seguridad social, está destinado con mayor frecuencia a la gran masa popular de menores recursos, que también tiene derecho a recibir adecuados servicios asistenciales. Labor que debe seguirla desempeñando este populoso centro de salud, pero con recursos suficientes, que le hagan recobrar como el ave Fénix su antiguo esplendor sanitario. Es urgente el SOS para el Hospital Gautier, sino lo seguiremos empujando a su requiéscat in pace.